"Noches de encanto"

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El joven escritor Ricky R. Márquez con tal solo 16 años se está dando a conocer poco a poco en los géneros que domina como: terror y fantasía; logrando resaltar el gran talento que posee.

 En está ocasión ha creado un relato de terror para el debut de MUSAS. Brindándonos un escalofriante momento, que estamos seguras serán de su agrado. 

 ¡Apoyemos el talento de este joven escritor!  

El repiqueteo furioso del agua contra el cristal del bar solo lo hacía ponerse más tenso

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El repiqueteo furioso del agua contra el cristal del bar solo lo hacía ponerse más tenso. Llevaba toda la mañana tratando de encontrar una forma de calmarse, pero desde que había llegado a aquel lugar los tragos iban pasando como un destello de luz plateado. Llevaba tres, tal vez siete u once tragos, en realidad había perdido la cuenta desde hacía rato.

—La desaparición de Zacharias Lynn ha conmocionado al país entero...

Los vellos de su espalda se erizaron y sintió como si le hubiesen echado encima un balde con agua fría. La noticia, incluso la sola mención del niño, le hacía perder los estribos, lo tomaba como un detonante y debía alejarse de cualquier mención, pero había empeorado todo desde que las noticias dieron la alerta Amber.

—Una más, por favor. —Levantó de nuevo la vista y la imagen de un niño sonriente de cabello castaño lo miró con picardía.

Se burlaba de él, se burlaba que aún siguiera mintiéndose cada día pensando que todo lo que hacía estaba bien y que nada se le salía de las manos, pero sobre todo, que siguiera creyendo que no estaba demente. Él no estaba loco, en absoluto, médicamente estaba desorientado pero no loco, ¿o eso era el término desorientado?

«Si estuviera loco —pensó—, estaría en un cuarto acolchado y con una camisa de fuerza»

Volvió dar otro trago al vaso sintiendo el líquido pasar por su garganta seguido del sentimiento de ardor que acontecía al vodka, la sensación le recordó por un momento al cuchillo trazando horizontalmente una línea en el cuello de alguien. Él había estado presente en cada momento de la "expiación", la única manera de lograr curarse del todo, de lograr olvidar sus problemas. Pero todo había empeorado severamente enseguida cuando la policía se había echo presente justo al alba antes del ritual.

Con tono severo y una mirada penetrante, el nerviosismo había recurrido enseguida tras la pregunta que por obviedad le había aterrorizado. Habían llegado frente a su puerta cuando sus credenciales cayeron de su bolsa en el parque cuando tomó al niño despistadamente y lo llevó con él. Un punto clave se había vuelto, los días posteriores eran igual e malignamente oscuros que se había hartado de vivir en la mira de los policías y de que lo consideraran el secuestrador y posible asesino del niño. Pero lo era, después de todo lo era. Específicamente había sido Gale quien lo hizo pero de igual manera fue con su propio cuerpo.

Dio un largo trago y dejo el vaso de nuevo sobre la barra, metió su mano en el bolsillo del pantalón, sacó un billete de cincuenta y se lo entregó al cantinero. Este le dio su cambió y salió tambaleándose de ahí. Instintivamente, al contacto con el agua, sintió un escalofrió. Se acomodó la chaqueta de piel de oveja y salió de ahí. Los autos pasaban a alta velocidad y las luces iluminaban fugazmente las ventanas de los edificios, impregnando el rostro del pequeño en cada cristal que miraba. La sensación era escabrosa.

MUSASWhere stories live. Discover now