Primera parte

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No me consideraba mayor, mi edad era promedio, todo en mi vida era promedio, yo era promedia-mente simple, tenía un trabajo nocturno el cual consistía en manejar un metro, mi destino era la parada 201, siempre que llegaba a aquella parada debía descansar veinte minutos y volvía a mí mismo recorrido hasta las 11:00 PM, era un trabajo rutinario, pero que si prestabas atención a tus pasajeros de vez en cuando, mientras se esperaba el cambio del semáforo, podrías ver almas distintas, personas tan cansadas que podías ver como cabeceaban contra la ventana, veías peleas, amoríos, momentos que causaban gracia, enamorados, desempleados, limosneros, universitarios, ancianos haciendo ojos por un puesto que los jóvenes no les darían, personas en trajes, personas con harapos, personas alegres y unas cuantas amargadas, personas con vida, a otros que ya se les iba, y yo, yo no tenía nada que contar solo era un conductor de un metro el cual debía llegar a la parada 201.


La parada 99Where stories live. Discover now