Prólogo:

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-Ella no quiere saber nada de mi, Diego: pero tu tienes esperanza.

-No, entiende. No iré a buscarla, no quiero que me mande a la mierda cuando apenas le diga su nombre.

-Debes hacerlo, ¿o a caso esperarás hasta la graduación para hacerlo?- dije.

-Tal vez ese día la busque y entonces le diré lo que he llevado guardado durante mucho tiempo.

-Mientes. Ni en la graduación lo harás. Vamos, Diego; deja de esperarla a ella.

-Tienes razón, Janeth.- dijo resignado.

-¿En qué cosa?

-En que ni en la graduación le hablaré...

La situación entre Diego y Myriam es cada vez peor. Es como leer de nuevo Orgullo y Prejuicio, solo que en versión desesperante. Han tenido demasiadas oportunidades para hablar y ambos se van, ha tenido muchas oportunidades, más de las que he intentado yo con el amor.

Diego, además de ser noble y amable, también es algo sarcástico y todo se lo toma a broma aunque sea más serio que un video de un discapacitado. Es así por naturaleza y jamás he intentado cambiarlo, por que sé que así lo conocí y me agrada ese Diego. Me encantan sus versiones de homosexual y de sus tipos diferentes de personalidad. Ese Diego que hacia reir a las personas, pero si tu lo conocieras como yo pensarías que el asunto de Myriam lo debastó, pero la realidad es que, le vale 50% de mierda si le habla o no. Y eso, eso se admira.

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