-¡Pero mamá!, ¡yo quiero ir!.-Gritaba haciendo bulla.
-¡No Marcos!, sabes bien que no estamos de acuerdo.
-¿¡Pero por qué!?, ¡no entiendo nada!.-Lloraba abrazando mis piernas acurrucado en el sofá marrón.No entendía por qué mis padres no estaban de acuerdo, no era tan peligroso, no tenía nada de malo. Era solo un tonto disfraz de vampiro, una calabaza, y la típica pregunta de dulce o truco.
-¡Porque somos cristianos!.-Exclamó mi madre claramente sin dejar de mirarme.-Algún día vas a entenderlo, ahora ve a tu cuarto, no se habla mas del tema.
En ese tiempo tenía cuatro años, no comprendía que le veían de malo los cristianos a Halloween.
Tan solo miraba por la ventana de mi habitación, apoyaba mi cabeza en el respaldo de la cama, y observaba como los otros niños pedían dulces. Moría de ganas por estar ahí, parecía entretenido, pero no estaba enterado de la realidad de aquel festín.
Me llevó años comprenderlo, pero cada 31 de Octubre, me acomodaba en la ventana para ver que era lo que pasaba.Desde niño me era difícil ser cristiano, recuerdo como mis compañeros de escuela se burlaban por mi diferencia, pero a medida que fui creciendo, aprendí a ignorarlos.
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Marcando la Diferencia
RandomLa gente continuamente me consideraba diferente, según ellos, tenía algo distinto. Estaba de acuerdo con eso, siempre había vivido, pensado y acutado de una manera desigual a cualquier otro chico de mi edad. Era de ejemplo, hasta aquel momento en el...