Berk

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Mi rutina consiste en levantarme antes que cualquier otro, e irme a dormir lo más tarde posible. Adoro Berk. Adoro sus días y noches, sus mares y tierras, todo aquello me resulta perfecto. Pero Berk tiene un gran, gran defecto; las personas. Aquí todos son de mente cerrada, con sus ideas y creencias bien arraigadas. Preséntales algo nuevo, no importa que sea, y te tacharan de loca, descabellada y demente. Es por eso que vivo sola—técnicamente— en el bosque, a mis insignificantes 14 años. Trabajo por las tardes en una modesta panadería del pueblo. Te preguntarás: "¿cómo demonios sobrevive sola en un bosque a los 14 años?". Pues bueno, una de las cualidades de la gente de Berk es la valentía. De acuerdo, me tienes. No es eso y tampoco estoy sola, tengo compañía, aunque... no específicamente humana.

Aunque no hablaremos de eso ahora, no, como toda típica pre-adolescente, tengo una historia de amor que contar, si así se le puede llamar. Su nombre es Hiccup, o Hipo, como le dicen de cariño y tenemos la misma edad. Es delgado, tiene cabello castaño alborotado, ojos verde esmeralda brillantes, pecas por todo su pálido rostro y una bella nariz en forma de gota. Pero lo que realmente amo de él, es que no es como los demás de aquí. No es de ese tipo de chicos con un lindo rostro que presumen su fuerza pero tienen la cabeza hueca, que nunca en su vida han tocado un libro. Es inteligente, aunque no lo demuestra, es modesto, tímido, educado... ¿cómo es que nadie lo nota aún? ¿Cómo nadie se da cuenta de lo maravilloso que hay en él? Lo ven y dicen: "Ahí va el chico raro, callado, estúpido". No lo conocen, y no aprecian lo que es. Y creo que él tampoco lo hace, quizás ese sea un aspecto suyo que nunca me gustó. Siempre lo molestan y él los deja. Es un cobarde, como yo, que no me he dignado a hablarle en todos los años que llevamos juntos en la escuela. Bueno, al fin algo que tenemos en común.

Creo que eso es todo por el momento, ¿olvido algo? Oh, claro.
Mi nombre es Mackenzie Grange. Feo, lo sé, pero es lo que hay.

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