1. La fiesta.

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Entré al auto y me quité los tacones para conducir, ya eran las 8p.m. y todavía no habia llegado a la fiesta; papá me matará.

Presioné el acelerador salí del estacionamiento, estaba a unos 20 minutos desde mi apartamento hasta la gran mansión de los Blake.

Hoy sería la noche en que mi padre anunciaria oficialmente mi nuevo cargo como la presidenta de Saint's International Corporate, también es la noche en la que conoceré a mis enemigos.

Al estar a unos 5 minutos de la casa reduzco la velocidad y me pongo mis tacones negros que van a un juego con mi vestido blanco.

Llego a la gran casa y veo guardias de seguridad, camarógrafos y autos lujosos por todas partes, avanzo hasta la entrada, bajo del auto y le entrego las llaves al servicio.

Camino por la entrada que tiene una gran alfombra negra, atravieso la gran puerta, y me encuentro personas con trajes y ropa elegante mientras toman vino de alta calidad.

Noto como algunas personas voltean a mirarme mientras susurran cosas.

Me detengo en el centro del salón y busco con la vista la mesa de mi familia, de repente alguien choca contra mí haciendo que caiga hacia delante, pero antes de recibir el golpe unas fuertes manos me sostienen de la cintura, levanto mis ojos para encontrarme con una sonrisa.

-Una princesa que no sabe usar tacones, que original.-Pestañé varias veces ¿es posible que alguien tenga tan poca educación?

-Un gorila con traje, que original-Dije de vuelta con sarcasmo mientras me soltaba de su agarre.

-La princesa tiene garras.

-Princesa, tal vez-Traté de esquivarlo para irme pero me sujetó el brazo.

-John Blake, un placer-Me extendió la mano con su peculiar sonrisa. Instantaneamente al escuchar su apellido me aclaré la garganta y finjí una sonrisa, él y su empresa eran mis enemigos y sabes lo que dicen, mantén a tus conocidos cerca y a tus enemigos aún más cerca. La frase original dice amigos pero yo no tengo de esos.

-Alexandra Saint-Extreché mi mano con la suya y al parecer mi identidad no le importó porque siguió con su sonrisa presumida.

Solté su mano y aún con mi sonrisa, seguí buscando la mesa con la vista.

-Destras de tí-Dijo sacandome de mi búsqueda y haciendo que lo mirara.

-¿Disculpa?

-Tu familia. Están detras de tí-señaló una mesa donde estaban mis padres y mi hermano menor Sean.

Me giré para agradecerle pero ya no estaba. Avancé hasta la mesa y todos los presentes se levantaron a salurdame.

Sean fue el primero en venir a abrazarme, le sonreí y lo cargué en mis brazos, el pequeño tiene seis y solo le gusta que yo y mi madre lo carguemos.

Le gusta que lo cargue cuando tengo tacones porque soy más alta y puede ver mejor. Lo dejo en el piso para saludar a los demás pero no suelto su mano.

Me dirijo a saludar a mi padre el cual me besó en la frente y luego a mi madre que me abrazó como si tuviera años sin verme cuando nos vimos ayer.

Me senté junto a mi padre y no pasó un segundo hasta que Sean se sentara en mis piernas.

-Alex-Susurró Sean en mi oido.

-¿Si? -Dije mirandolo con una sonrisa de lado.

-¿Puedo irme contigo? -Puso cara de cachorrito.

-No lo sé Seany, tengo que trabajar.- Lo miré un poco triste.

Volvió a jugar con un pequeño soldado sobre la mesa.

-Alexandra-Me llamó mi padre.

-¿Si? -Aparté la vista de él para mirar a mi padre.

-Él es el joven John Blake, apartir de hoy queda a cargo de la empresa Blake-dijo mi padre con una sonrisa amistosa.

-¿Puedo? -Preguntó el señor Blake mientras tomaba una silla para sentarse.

-Sería un placer-Le respondí, lo que sorprendió.

-¿ Les gusta la fiesta ?.

-Impresionante-Respondí y pensaba seguir hablando pero una música lenta comenzó a sonar, inmediatamente Seany saltó de mis piernas y me ofreció su mano.

-¿Me concede esta pieza? -Dijo con una sonrisa a la que no me pude resistir.

-Me encantaría-Tomé su pequeña mano- Si me disculpan- Y dejé que Sean me guiara a la gran pista de baile.

-¿Me cargas?- Yo solo reí.

-Ven aquí enano.- Y empezamos a bailar.

Minutos después volvimos a nuestros asientos.

-Gran baile- Dijo el señor Blake con una sonrisa.

-¿Es sarcasmo? -Entrecerré mis ojos.

-No, hablo en serio.

-Bueno, pues gracias, tengo un gran acompañante-Dije sonriendole a Sean que escuchaba en silencio, sabia que cuando dos adultos hablan él solo tiene que escuchar.

-¿Me permite invitarla a bailar? -Le preguntó a Sean.

Sabia que Sean diría que no, pues es muy celoso conmigo.

-¡SÍ! -Gritó Sean lo cual me dejo totalmente sorprendida, traidor.

Caminamos apartados hacia la pista, al llegar me tomó de la cintura y me pegó a él, como reflejo, me aparté.

-Solo quiero bailar-Dijo con las manos levantadas un poco en señal de rendición- Sinceramente, no eres mi tipo.

-Lo sé. No soy una fácil- Y puse mi sonrisa más falsa para que lo notara.

-¿Vamos a bailar o no? -Dijo un poco fastidiado a lo cual me dí media vuelta y me dispuse a irme. Ni que hubiera sido yo la que lo invitó a bailar.-De acuerdo, lo lamento.-Me extendió su mano y con mi sonrisa ganadora y desconfianza la tomé ; empezamos a bailar.

No era una canción lenta, de hecho yo giraba por todos los lados, sorpresivamente, sin caerme.

Era como si volara. Por un momento me olvidé de todo hasta que lo ví sonreirme, y entonces, volvimos a la realidad. La música se detuvo y dí gracias mentalmente.

-Bailas muy bien, para tener tacones.

-Tú no estas mal-Le sonreí

-Hacen linda pareja-Dijo una tercera voz ronca y masculina, me puse tensa y pude notar como Blake apretaba su mandibula, cruzamos miradas y nos dimos la vuelta, para tener enfrente al mismo Aaron Bell; Nuestro enemigo en común.

Aaron Bell es joven, multimillonario y dueño de una de las empresas más importantes.

Con él es diferente, él tuvo el mando de la empresa de su madre hace un año y es muy bueno en esto, pero yo seré mejor.

-No somos nada-Dijimos Blake y yo al unísono a lo que él sonrió.

-Bueno, en ese caso no le molestará que la invite a bailar ¿cierto? -No me hablaba a mí sino a John.

-Soy lo bastante grandecita para saber con quien quiero bailar, si quieres bailar me preguntas a mi y listo. Sí quiero bailar- Dije extendiendole mi mano, la cuál él tomó y empezamos a bailar.

-Felicidades, escuché que te harás cargo de la empresa de tu padre.- Giramos y luego me moví hacia un lado.

- Así es. ¿Por qué? ¿ tienes miedo de tenerme como competencia? -Y lo miré a los ojos.

-¿Debería? -Enarcó una ceja.

-Sí. Puedo llegar a ser muy peligrosa.

-No lo dudo.- Lo susurró en mi oído haciendo que me estremeciera y cuando se alejó me sonrió y se fue.

Este es un juego muy divertido.

Guerra de Jefes. ®Donde viven las historias. Descúbrelo ahora