Entre pairos y derivas

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Advertencia: What if donde Shisui sigue con vida y Sakura es una civil.

Fanfic inspirado en el doujinshi de rotto-kona en Tumblr y en la canción de Fernando Delgadillo, "Entre pairos y derivas".

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Desde que Shisui se convirtió en maestro en la academia, las visitas a la biblioteca fueron recurrentes. Sus amigos creían que se trataba de un comelibros, que él se dedicaba a devorar las novelas policíacas o que disfrutaba de tener su carnet lleno de sellos de préstamos. Mas la verdad era otra: Shisui podía pasar horas y horas en la mesa frontal al escritorio de préstamos. De cuatro a siete, en la tarde, ponía un solo libro frente a su rostro; nunca leía los títulos de éstos, pues sólo servían como máscara. Sólo servían como un pretexto para mirar a su inspiración.
Su nombre era Sakura Haruno, lo decía su gafete. Ella era una civil, una que trabajaba en más de un lugar; era una mujer de anteojos que siempre cargaba con un par de ojeras. Ella era trabajadora y amable. Era quien atendía la biblioteca, la que leía y hacía apuntes de cientos y cientos de libros.
Y era quien hacía de las tardes de Shisui Uchiha, un mar de sensaciones.
La conoció una tarde en la que acompañó a Itachi a sacar unos cuantos libros sobre genjutsu. Él había ojeado uno o dos volúmenes de historia y justo cuando se decidió a pedir un préstamo, la vio. Ella era hermosa.
Por supuesto, Itachi tuvo que arruinar su sueño al dejar caer una pila de libros frente a ella. Pero cuando ella abrió los ojos y miró a la nada, Shisui pudo ver sus ojos verdes. Entonces, se ahogó en ella. 
Desde ese día, no supo cómo salir de esa embarcación que Sakura representaba. El ir a la biblioteca se convirtió en algo más que una costumbre. El verla cada día se había convertido en el agua dulce que lo salvaba del naufragio. Y el hablar una vez a la semana con ella, aunque fuera sólo para pedir prestado un libro, era la tierra firme de su viaje en el extenso mar.
Así transcurrieron ocho meses, en los que casi sin interrupción, visitó a la bibliotecaria sin atreverse a decirle lo que sentía por ella. Itachi a veces lo encontraba mirando libros de cabeza, fingiendo leer con una nueva técnica ocular que se inventaba cuando Itachi se lo cuestionaba. Izumi, la prometida de Itachi, también le hacía preguntas sobre su fascinación por los libros. Y ante cada día que pasaba, para ambos Uchiha era evidente lo que le sucedía. Y fue una oración la que alzó las velas en esa relación.
—Mañana es tu cumpleaños, Shisui-kun. ¿Cómo lo vamos a celebrar? —preguntó Izumi, con su adorable sonrisa en el rostro.
El aludido apenas reaccionó. Era cierto, el día siguiente era diecinueve de octubre; cumpliría veinticinco años...
Eliminó la preocupación de sus amigos con un par de frases que prometían una cena con todos ellos. Más tarde, cerró el libro frente a él, lo acomodó en el estante correspondiente y salió del establecimiento; fue completamente ajeno a la mirada que lo siguió.
Al día siguiente, Shisui siguió con su rutina sin alterarla ni un poco. A las doce y media, salió de la academia y fue a comer con sus compañeros maestros. Ahí, hablaron sobre su día y sobre los alumnos que consideraban muy buenos. Hablaron también de la situación de la aldea y de los ninjas en ella. Uno solo mencionó su vida con su pareja.
A las dos, Shisui entró a la biblioteca y se dirigió al pasillo de novelas. Tomó uno al azar y se dirigió a su mesa predilecta. Miró a Sakura un segundo antes de abrir el libro y fingir que lo leía.
La sorpresa ocurrió cuando, como náufrago que ve una embarcación cerca, sintió frente a él la presencia de su musa. Ella lo miraba con cierta vergüenza y escondía sus manos detrás de la espalda.
—Yo... Feliz cumpleaños, Shisui-san —susurró. Sakura entonces extendió los brazos y le presentó una caja pequeña con un pequeño moño rojo sobre ella.
—Tú... Sabes mi nombre. —Le dijo él mientras aceptaba el regalo de la muchacha. Abrió la cajita y sonrió tras ver la membresía, que Sakura había mandado a hacer para él, de la biblioteca— Gracias. Debiste tardar en hacer esto.
Sakura se mordió el labio, con cierta pena, antes de asentir.
—Le pedí a Itachi-san que me diera tus datos. Yo no sabía que hoy era tu cumpleaños hasta que los escuché ayer. —Comenzó alzando el rostro— No quería quedarme atrás, yo quería formar parte de este día así como tú has sido parte de mi vida. —Shisui la miró con latente sorpresa— No me arrepiento de confesarte que desde que viniste por tercera ocasión, no he podido dejar de mirarte e incluso de leer los mismos libros que tú; quise conocerte y que me conocieras. Yo...  —Desvió la mirada unos segundos— Yo ya no necesito este trabajo, pero estoy aquí para mirarte cada día; has tomado el timón de mis tardes para dirigirlas sólo a ti. Está bien si no me aceptas porque tú eres un ninja y yo una civil, sólo quería que lo supieras, Shisui-san.
El aludido no pudo eliminar la sonrisa de sus labios. Y no quiso hacerlo.
Se puso de pie, dejó el regalo en la mesa y tomó con ambas manos el rostro de Sakura. Se dio su tiempo para mirar los ojos verdes de Sakura detrás de esos anteojos redondos. Ella era demasiado linda, más cuando se sonrojaba.
—Tú has llegado para convertirte en mi mejor cumpleaños, Sakura. Quédate conmigo y conviértete en mi mejor vida.

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¡Hola!:
Prometí no hacer más oneshots hasta arreglar mis fanfics y eso, pero no pude evitarlo. El doujinshi es hermoso, búsquenlo en tumblr, les va a encantar.
Como sea, espero que esta pequeña historia les haya gustado. De una vez adelanto que no habrá continuación ni nada de eso.
¡Y feliz cumpleaños, Shisui-bebé!
Abrazos.
Andreea Maca.

Entre pairos y derivas (OneShot ShisuSaku) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora