cap. 4

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Caminé dirigiendome a mi automóvil, genial el pelinegro me había jodido la noche, tenia que venir justo aquí, claro los chicos huapos nunca faltan, al llegar a mi automóvil abrí la puerta pero alguien la cerró, ya imaginaba quien era 

_es que acaso no te cansas - sin voltear - y es que acaso no te enseñaron modales 

_que quieres - esta vez mirándolo y a la vez sorprendida ya que tenia a sus seis amigos a lado - que me lleves  a casa - con un gran sonrisa - estas loco, no te llevaré a ningún lado - volteando para entrar - entonces no te importaria que mis amigos toquen este hermoso bebé - tocando mi automóvil 

_no te atreverias - mirandolo muy desafiante - apuestas - que demonios sucedia con el pelinegro, quería que lo llevara a casa luego de haber dicho semejante cosa, no quería hacerlo pero no tenia otra opción, si no llevaba al pelinegro a casa sus amigos mi automóvil

_ayyyyy te odio - casi gritando - yo también - todo el camino fue silencio ni él, ni yo decía palabra alguna, lo observe de reojo y el condenado estaba durmiendo ¨lo que me faltaba¨, metí freno seco haciendo que chocara contra el delantal, contuve la risa al ver la cara de asustado que tenia 

_que mierda haces - molesto - otro coche se metió - mintiendo - donde rayos queda tu casa 

_ya falta poco - avancé tres cuadras mas llegando a una lujosa casa con rejas negras, tenia las iniciales BL, un jardín hermoso con una piscina en forma rectangular y una bancas blancas a lado, se parecía a la casa de campo  que mamá tenia en Busan a diferencia que era algo mas grande

_esta es mi casa 

 _ y que esperas para bajar - bajó como le habia dicho mirandome por la ventana, me hizo un gesto para bajarla - que - se sacó el polo manchado, pude observar su abdomen bien marcado, todo lo tenia perfecto, hasta el trasero lo tenia muy redondito, segui observando hasta que tiró el polo al asiento

_lo quiero limpio para mañana - guiñandome - maldito imbécil, quien te cre.... - mañana nos vemos - moviendo la mano sin voltear, odiaba al pelinegro, maldita la hora que hice eso (aventarle la bebida), me sentia muy enojada yendo a una velocidad de ochenta, llegando a casa vi a mi madre hechada en el sofá viendo la televisión, quise pasar en silencio pero ya era demasiado tarde, esta parada observandome. 

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