CAPÍTULO 3: AMANECER

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Espalda contra espalda se habían situado en formación defensiva esperando el próximo movimiento del enemigo. Dejaron en el suelo siguiendo instrucciones de Kez las antorchas formando un triángulo que hacía que todo el lugar fuera visible. Los únicos sonidos que se escuchaban en el lugar eran las potentes ráfagas de viento de la montaña y el movimiento brusco poco natural de las hojas. El olor de la carne a sus espaldas se volvía más nauseabundo a cada rato que pasaba. Lok, debido a la falta de hábito de estar cerca de tripas junto al molesto picor de los insectos, entrecerraba los ojos dificultando de esta manera su visión.

Los compañeros de armas se equiparon sus artilugios de caza. Kez su fiel espada, Lok sus dagas y Niels tensó su arco. El crujir del arco al tensarlo confirmaba su antigüedad, pero este hecho no significaba que fuera obsoleto, todo lo contrario; su potencia de disparo era mayor que otros modernos.

Se mantuvieron un rato en silencio. Les aparentó una eternidad la espera del inicio de la cacería nocturna. Delante de Kez se movieron unos arbustos y de ellos se asomó una pata con pinchos que bien podían equivaler a unas garras.

Los otros giraron la cabeza en aquella dirección para observar como el anfelón salía de la maleza hacia terreno despejado. Lo siguiente que no se puede evitar observar después de las temibles patas es su mandíbula con los dientes ensangrentados por el festín de hace poco, cayéndole saliva, saboreando a las futuras presas. Apuntaba a los compañeros con sus dos colmillos frontales el triple de grandes de los normales situados en la parte delantera de la boca usados para trinchar a las víctimas.

Los cazadores no perdieron tiempo antes esta oportunidad y Niels le lanzó una flecha que silbaba a la par que rompía el fuerte viento sin desviarse, muestra de su experiencia con el arco, mas no fue suficiente. El anfelón dio un salto lateral para esquivar el proyectil que se clavó en un árbol, el cual casi fue totalmente atravesado por completo detrás de donde se situaba la criatura.

El siguiente dispuesto a atacar era Lok con una serie de continuos cuchillos y dagas lanzados a rápida velocidad mientras que con un rápido juego de manos los reponía sacando más de su abrigo. Su puntería no era nada buena; sus ojos entrecerrados dificultaban los lanzamientos.

Al ver que no podía hacer nada hasta que llegara el combate cercano, Kez se puso a hacer de vigía ante el aún desaparecido segundo demonio.

Por la parte trasera oyó como mucha vegetación era desplazada bruscamente de su posición. Como un rayo el segundo apareció cargando con sus dos poderosos dientes.

Se situó en medio de su trayectoria para intentar realizarle un tajo en las piernas con el objetivo de frenar su acometida. Se colocó en posición agarrando el arma con ambas manos y, al ver su oportunidad, efectuó el movimiento que paralizaría al depredador, pero como sospechaba desde hace un tiempo no tenían un comportamiento habitual.

El anfelón realizó un regateo alrededor de Kez a modo de evitar el ataque y sin disminuir la velocidad cargó contra Lok, el cual estaba centrado en intentar abatir al primero.

- ¡Detrás de ti, Lok. Muévete! -le advirtió Kez con una grave voz-.

Aun así solo le dió tiempo suficiente para girarse al oír el aviso y ver como su pecho era atravesado por ambos dientes mientras era lanzado por la criatura en dirección a la otra.

Cayó al suelo boca arriba tras volar un poco y la caída provocó la detención del animal amortiguándose con el cuerpo de Lok, clavándose todavía más lo que parecían lanzas. El suelo se estaba pintando de rojo.

En medio de una entrecortada respiración realizaba ademán por moverse aunque todo era en vano. El demonio se soltó provocando que sangre saliera salpicada hacia arriba y ambos seres empezaron a engullirlo vivo.

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⏰ Last updated: Oct 20, 2016 ⏰

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Raspi el Pícaro (Crónicas de la Llama Pura: Orígenes).Where stories live. Discover now