Capitulo 50 - Final

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Llevábamos cinco días en el Caribe con el Eduardo, ya era oficial que se iría a Alemania a jugar por el equipo Hoffenheim, por mi parte había hecho el papeleo necesario para hacer el traslado a una universidad de Alemania para seguir con mi carrera de Ingeniería Comercial, eso sí tendría que aprender el idioma porque sólo sabía hablar inglés, había hablado con la Flor casi todos los días quien aún estaba en Tocopilla con el Alexis, él ya le había presentado a su familia y realmente se había llevado bien con todos, aunque era imposible que no lo hiciera si mi amiga era la mejor además de ser demasiado sociable, el Charles estaba en Chiloé junto con la Feña, sus hijos y sus padres, habíamos visto a un par de seleccionados e incluso habíamos pasado tardes enteras con ellos aunque a veces sólo preferíamos salir los dos.

Con la Anto bueno, me estoy preocupando de ella como si fuera su madre, al final eso fui a partir del día en que la jueza dictaminó que el Eduardo tendría la tuición completa de la enana, ya que hasta el momento la brasileña no había aparecido, a pesar de todo lo que había pensado antes cumplir un rol de mamá y dueña de casa no era tan terrible, con mi negro nos compartíamos las tareas del hogar y también las de la pequeña, espero que siga así en Alemania.

Ahora me estaba arreglando, eran las diez de la noche y le habíamos pedido a una de las mucamas que se quedara a cuidar a la pequeña Anto, ya que el Eduardo me había invitado a una cena, por lo que estaba ahí, parada en frente del espejo con un vestido negro corte corazón, que se apegaba a mi cuerpo sólo hasta la cadera para luego caer de forma suelta pero elegante hasta tres centímetros arriba de mi rodilla, unos zapatos color beige y mi pelo suelto, mi maquillaje estaba natural, nada tan sobre cargado, me mire por última vez antes de darme el ánimo -Te ves linda weona-, sonreí y caminé hacia la salida de la habitación en donde se encontraba mi negro sentado en el sofá del pequeño living con sus pitillos color negros, una polera blanca, una camisa de mezclilla y unas zapatillas color negras, típico de él, pero aún se veía hermoso, amaba su estilo para vestirse, aunque tengo que aceptar que la mayor parte del tiempo lo asesoraba yo.

- Te ves hermosa cabra chica, -Dijo apenas me vio salir por la puerta, se notaba encantado con sólo mirarme, sonreí con mis mejillas ruborizadas-, No puedo creer la suerte que tengo de estar contigo mi vida.

- Tú también te ves demasiado guapo mi amor, -Sonreí abrazándolo del cuello-. ¿A dónde me vas a llevar?, -Pregunté después de darle un casto beso-.

- Te dije que era sorpresa así que si te digo ahora va a dejar de ser sorpresa, vamos no mas que te ves hermosa y quiero que todo el mundo sepa que tengo a la cabra chica más hermosa del mundo conmigo, -Sonrió abrazándome por la cintura-.

- Estas loco de remate amor, te amo, -Lo besé-.

- Te amo cabra chica rica, -Sonrió-.

Tomó mi mano y caminamos juntos hacia la salida de la habitación del hotel, caminamos hasta tomar al taxi que nos llevaría a nuestro destino, luego de quince minutos logramos llegar a un restaurant en el cual mi negro parece había hecho reservas, al entrar dio su nombre y nos dejaron en una mesa apartada de la del resto un tanto cerca del escenario aunque en este no había nadie tocando sólo había música ambiental.

El mozo se acercó a nuestra mesa para recibir nuestro pedido, se notaba de lejos que el restaurant era fino, ¿cuando me hubiera imaginado al Edu en un lugar así?, si él era el rey del completo cuando éramos chicos, sonreí ante aquel recuerdo, luego de que llegaran nuestros pedidos nos dispusimos a disfrutar de la cena, él me tomaba la mano por encima de la mesa acariciando mis nudillos, nos regalamos sonrisas de vez en cuando, estaba realmente enamorada de este hombre, no quería a nadie más conmigo, no necesitaba a nadie más a mi lado, de eso estaba segura.

All of me (Eduardo Vargas).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora