Capítulo uno, quizás también el último?

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Mi nombre es, ponle que Crissa, me gusta como suena. Cri-ssa. Sí, es definitivo y creo estarás de acuerdo que tiene estilo, suena original, para nada ordinario.

Mi verdadero nombre es algo que no voy a contarte, claro está. Después de todo este es un diario dedicado a la mediocridad de mi ingenio, un legado a la inoperancia artística de mi mente, una prueba irrefutable de mi incapacidad para crear, un vestigio de mis sueños frustrados de convertirme en una escritora de renombre, o sino de renombre al menos en una buena, y si no en una buena en una que meramente pueda pensar más de dos ideas y luego hilarlas en algo con sentido. Tristemente no ha sucedido, he aquí el por qué de mis pesares. En fin, eso para mí, así no lo sea a tu parecer mi queridísimo ente al otro lado, suena como un sólido argumento de por qué no debería decirte mi nombre, el verdadero, claro está.

Oh, sí, puedo imaginarme lo que pensarás. Pareciera que por usar una o dos palabras que suenan vagamente ingeniosas yo podría tener un futuro en esto de la escritura... ahora, deja que lo aclare para ti.

No. Simple y llanamente. No es posible, no hay manera alguna en que suceda.

Verás, tengo el don de conocer ciertas palabras en un nivel subconsciente, saber su significado, cómo y cuándo aplicarlas. Podríamos catalogar estas cualidades tan, tu ponle el adjetivo que te parezca, y decir que meramente hago un buen uso del vocabulario. Más tampoco voy a agrandar mis capacidades, no sería inteligente ser tan osada, no. No soy un diccionario y no tengo conocimiento infinito o exhaustivo del lenguaje y su uso.
Es más, mencioné que este "don", tu serás capaz de rotularlo bajo el nombre que creas apropiado si así lo deseas, aunque yo le llamaré "don".
En fin, que este don, decía, tiene una cualidad subconsciente, pues las palabras vienen a mí, puedo usarlas y sé a qué refieren, aún cuando estoy bastante, casi por completo segura, que nunca antes las había escuchado o leído.
Una rareza, lo sé, suena bastante genial de hecho. Y tal vez lo sería, si creyera que eso me hace única, que no creo, claro está.
De todas maneras me hace pensar, ¿a ti no? Pues no tiene ningún sentido, ¿o lo tiene? Tal vez lo tenga si eres de esas personas que cree en las reencarnaciones, o si eres del tipo lógico, "la ciencia tiene una explicación para esto bla bla bla...". Sí, con seguridad podrías hayarle una explicación plausible. Pero esta es mí introducción, no te conozco, lo que tu creas estará bien, pero para mí seguirá siendo una rareza, pues no tengo intenciones de investigar al respecto.

Esta bien, ese fue un gran desvío pero como te decía, no hay posibilidad de que me convierta en escritora, tan triste como eso me hace. Lo he intentado, claro está, y lamento contarte he fallado miserablemente en ello una y otra, y otra vez.
Te preguntarás o tal vez no, ¿cómo es posible? Si te he dicho que tengo un "don", que poseo un bastante buen manejo de las palabras. Ahora deja que lo aclare para ti.

Eso no es suficiente mi queridísimo ente al otro lado. Existen reglas, muchas reglas. Reglas gramaticales, reglas ortográficas y, bastante segura estoy que existen otros tipos que desconozco pero deben seguirse al escribir, al menos si deseas hacerlo de la forma correcta.

La creencia popular, muy errónea por cierto es que el escribir es algo sencillo, que solo es necesaria una idea y ya, está hecho; ha nacido un libro. Tal vez así sea para algunos: los afortunados, aquellos con estrella te diría. Pero para el resto de los comunes sin embargo, escribir es todo un desafío, un más que ocasional dolor cabeza. Es frustración tras frustración la mayor parte del tiempo impulsado por la negativa al fracaso inminente; aunque, yo solo puedo hablar por mí. Es que ya te lo decía, aunque quisiera, yo no podría nunca ser escritora, una buena, claro está, aún así déjame contarte una historia...

Déjame contarte una historia Donde viven las historias. Descúbrelo ahora