Aleksi
Besé el hombro desnudo de Bella y me levanté de la cama. Pasó un tiempo desde que había dormido tan bien. Anoche la hice mía incontables veces después de poner mi anillo en su dedo. Ella estaba poco dispuesta a ser mi esposa, pero pronto se acostumbraría y se resignaría a aceptarme para siempre.
Los matrimonios en mi mundo tenían un simple fin. Esta vez era diferente. Todo era diferente con Bella. Era la mejor manera de retenerla y marcarla el resto de su vida. Quería que su autonomía me perteneciera por completo. Quería tatuarle mi nombre en la piel.
—Debemos ser discretos—murmuré, saliendo de la cama y estirando los brazos—. No sería bien visto que anuncie mi nuevo compromiso después de lo ocurrido.
Todavía tenía que resolver algunos problemas con la jodida policía y el alcalde. Fredrek solicitó una reunión que rechacé. Hoy estaba excepcionalmente animado y nadie arruinaría mi día.
—Si gustas, puedes escoger el vestido lo antes posible—continué a pesar del silencio de Bella.
Se mantuvo de espaldas, sus ojos miraban fijamente la ventana. Regresé a su lado en la cama y se estremeció cuando respiré en su pelo. Su aroma me obsesionaba como cada parte de ella.
—No actúes como si no quisieras esto tanto como yo.
—Nunca te importó lo que quiero.
—¿Eso es lo que piensas? —Besé su oreja—. Me gritaste una y otra vez que no serías mi amante así que decidí convertirte en mi esposa—Metí la mano bajo las sábanas y toqué su muslo. Seguía húmeda con mis restos en su piel—. Solo estás avergonzada de anhelar a un monstruo como yo. Eso te está destruyendo.
Mis dedos rodearon su sensible clítoris y ella se arqueó. Sonreí.
—No te preocupes, cariño. Pronto te rendirás a la oscuridad y aprenderás a disfrutarla —gemí en su cuello y me aparté con una mueca. Mi pene dolía—. Me quedaría a follarte todo el día, pero necesito arreglar los desastres que hice en tu nombre. Hoy tampoco tienes permitido salir.
Bella se enderezó en la cama con las sábanas contra sus pechos desnudos. La vista me dejó sin aliento.
—¿Hasta cuándo me mantendrás encerrada aquí? Me volveré loca.
—No seas exagerada.
—¿Exagerada? —Se alteró—. Me estás quitando mi poca libertad.
—Necesito ser precavido con la muerte de Connor. Hay gente ahí afuera que no está feliz con lo sucedido y te usarán en mi contra. Solo dame unas semanas y todo volverá a la normalidad.
Me miró con cautela y en silencio con los labios apretados. Ella sabía que era tiempo perdido discutir conmigo. No arriesgaría su seguridad por un capricho.
—Ven a la ducha conmigo—ordené.
No me quedé a esperar su respuesta. Entré en el baño y me metí bajo el chorro de agua caliente. Me quedé allí alrededor de cinco minutos hasta que Bella decidió unirse. La vista me detuvo en seco. Su cabello se alisó inmediatamente con la humedad y su piel brillaba por el vapor. Vi con avidez como las gotas se deslizaban por sus pechos y su ombligo. Mi cuerpo se llenó de posesividad. Agarró una barra de jabón y empezó a limpiar mi torso y mis brazos. Nunca lo admitiría en voz alta, pero me gustaba sus atenciones.
—Dijiste que hiciste desastres en mi nombre—murmuró—. ¿Por qué? Tu matrimonio con Ciara era importante y todo lo que necesitas. Ella viene de una buena familia. Su padre es un hombre muy poderoso.
—Yo soy más poderoso y no los necesito —Atrapé su muñeca y la presioné contra mí—. Todo lo que quiero es a ti y voy a tenerte completamente. Hasta que la muerte nos separe.

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Cautivos [En Librerías]
General FictionEsto no es un cuento de hadas. Es una pesadilla. Obra registrada. Prohibida su copia o adaptación. Código de Registro: 1709303636679