I.

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Abrió los ojos lentamente, la cabeza le dolía mas de lo que cualquier persona puede soportar, pero el estaba acostumbrado.
La vida del narcotraficante más grande del mundo no era fácil, en especial cuando era el alfa mas codiciado de todos. Todas las noches, decenas de Omegas se paseaban a su alrededor intentando conquistarlo, no solo durante la noche, durante el día aquellos que no eran temerosos intentaban acercarse a el para poder conseguir que los marque "Que ilusos" era lo que Harry siempre pensaba cuando podía ver que un Omega se emocionaba porque salia por tercera vez consecutiva con el alfa, pero siempre era así, solamente 3 citas y ya daba por terminada su relación con ese Omega, el sabia mejor que nadie que se acercaban a el solamente por su dinero y poder, nadie lo apreciaba ni intentaba conocerlo por lo que en verdad era, y eso lo lastima muchas veces. Pero es así, el narcotraficante más grande del mundo no puede mostrar debilidad, es por eso que no mantiene una relación formal, e intenta ocultar los lazos que mantiene con su familia, al ojo público están distanciados y apenas se hablan, pero son la familia mas unida que pueda existir.
Su madre Anne siempre fue una omega dulce y muy carismática, pero cuando se trataba de defender a sus hijos, no dudaba ni un segundo si debía asesinar a alguien, lo hacia, con tal de que dejen en paz a sus hijos.
Su hermana Gemma, era una omega un poco inusual, parecía fría pero en realidad era una copia exacta de Anne, probablemente ella es un poco más fuerte que su madre, pero nunca tuvo que atravesar ninguna situación de riesgo extremo como para saberlo con exactitud. Finalmente estaba su padre Des, el era un buen alfa, siempre protegiendo a su familia y cuidando a los pequeños, aunque era un padre un poco ausente y Harry le reprochaba eso de pequeño ahora que es el quien está a cargo puede comprender lo difícil que puede llegar a ser su profesión y todo el tiempo que consume.
Harry era la mezcla perfecta entre Anne y Des, tenía unos grandes ojos color esmeralda con cierta chispa aniñada y dulce al igual que su madre, y era muy alto como su padre, además de que era un ser carismático y dulce como Anne pero rígido cuando se trataba de negocios, como Des.

Sintió unos golpes demasiado fuertes en la puerta, probablemente está exagerando debido a la resaca, Harry siempre se emborrachaba antes de dormir y despertaba sin poder siquiera abrir los ojos. Mientras prometía no volver a tomar tequila nunca más, como lo hacia cada vez que despertaba con una resaca que le punzaba el cuerpo, sabia que unas horas mas tarde estaría cerrando un trato de negocios con unos shots de éste.
Se sentó en la cama y acto seguido se levantó de esta permitiendo que un mareo lo haga tambalearse, una vez que pudo mantenerse de pie caminó hacia su armario y tomó una camisa blanca de seda, casi transparente, con flores azules . Unos jeans ajustados negros y sus características botas marrones. Peinó su larga cabellera color chocolate con sus dedos y abrió la puerta para encontrarse a Liam, su jefe de seguridad y gran amigo, parado al lado de esta.
Liam era un alfa de gran contextura y ojos marrones pacíficos, Harry lo apreciaba mucho pero no podía permitirse demostrarlo para que éste no sea atacado.

- Buenos días Liam, dime ¿Qué es tan urgente como para hacer que mi resaca sea peor de lo qué ya es con esos golpes en la puerta? Harry en realidad estaba molesto porque no pudo dormir muy bien y odiaba que lo despertaran.

- Probablemente si no te bebieras una botella de tequila al día dejaría de dolerte la cabeza. Liam lo sermoneo mientras sonreía.

- Ya ya, dime qué sucede.
Harry frunció el ceño algo molesto, el no recibía sermones de nadie que no sea Anne.

- Hay problemas en los barrios bajos, uno de nuestros mejores dealers dice que ha sido asaltado y le robaron el dinero de las ventas de anoche, a nuestro equipo le parece sospechoso, así que vine a preguntarte que haremos con el. Liam sonaba muy serio, aunque eran amigos, al momento de trabajar, los alfas hablaban con seriedad.

- Demonios, traiganmelo, ya hablare con el. Espetó un Harry furioso

Louis se encontraba encerrado en un cuarto demasiado pequeño y muy oscuro, todo le parecía una verdadera mierda, había tenido la peor noche de su vida cuando dos alfas intentaron atacarlo y violarlo si no les daba el dinero que tenía.
Louis era un omega y uno muy pequeño, tenía un cuerpo con grandes curvas y un gran trasero, Louis estaba muy orgulloso de su cuerpo, poseía unos ojos azules tan hermosos como el océano mismo y el pelo castaño y desordenado. La barba algo descuidada le daba un look de chico malo. El Omega tenía unos pómulos tan perfectos que incluso tenía la sensación de que podía cortar a quien los tocara.

Louis decidió comenzar a vender drogas, para intentar sobrevivir y adquirir algo de poder, porque sinceramente era una verdadera mierda ser un omega hombre, todos creían que eran más que el. Aquella noche tuvo que entregar todo el dinero y las drogas a los alfas y así evitar ser abusado pero sabia que sus jefes no le creerían por lo que probablemente terminaría muerto antes del anochecer.
Si estas eran sus últimas horas de vida, las pasaría pensando en su familia, su madre Jay era una Omega un poco fuera de lo común, ella siempre tuvo un carácter demasiado fuerte. Sus hermanas Lottie y Fizzy eran unas Omegas preciosas, pero eran demasiado sumisas, luego estaban sus hermanas pequeñas, Daisy y Phoebe ellas aun no mostraban si eran alfas u Omegas aún pero Louis podía jurar que serían betas. Por último estaban Ernest y Doris sus hermanos mas pequeños, unos gemelos juguetones capaces de hacer sonreir a Louis hasta que las pequeñas arruguitas a los costados de sus ojos aparezcan.
Louis pensaba en ellos y en como estarían sin el, porque ya no tenía esperanza, iban a llevarlo a ver al Jefe, no conoce a nadie que vuelva con vida luego de ir a verlo, y en caso de que no lo mate probablemente lo obligue a trabajar para el y Louis no quiere ni imaginar qué es lo que le hará hacer. Piensa en todas las cosas que le gustaría hacer antes de morir y entre ellas está beber una última cerveza y jugar a los videojuegos con su mejor amigo Niall, el era dealer al igual que Louis y se conocieron gracias a este trabajo, era un Irlandés con un gran sentido del humor y bastante fiel, uno podía confiar en Niall aun en este negocio donde nadie confía en nadie.
Le hubiese gustado encontrar a su alfa también, pero eso ya era mucho pedir, le hubiesen gustado tantas cosas que ya no va a poder hacer que se arrepiente de su insignificante vida.

-Vamos muchacho, camina.
Uno de los alfas tomó el brazo de Louis y lo saco del lugar para subirlo a una camioneta blindada, típico, no dejarían que vea el camino hacía la casa del Jefe.

Eso era todo, su destino estaba sellado. O al menos eso creía...

Stockholm syndrome || L.SDonde viven las historias. Descúbrelo ahora