El Concurso

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Con cuidado pase la última pincelada de esmalte en la uña del dedo meñique de Nicole, que ahora las lucía del color azul cobalto que había comprado hace uno días.

—Todavía no puedo creer lo perra que es Luz —refunfuño Damaris— después de todo lo que mi mamá y yo hicimos por ella. Como cuando tuvimos que ir a buscarla por estar demasiado drogada para volver a su casa después de haber estado con la casa de un desconocido todo el día.

—Desde que se cambió de turno empezó a creérsela demasiado —apoyó Nicole mientras contemplaba sus uñas terminadas-. ¡Celi, quedaron fantásticas! Gracias amiga.

—No hay de qué. Ese color queda genial con tu tono de piel —contesté—. No entiendo que quiere ganar inventando eso de que estás con Juaco por interés. Si fue él quien empezó a hablarte primero.

—Envidia. Pura y simple envidia —dijo Nicolás, el mellizo de Nicole, sin quitarle los ojos a la pantalla del celular mientras charlaba con una chica de otro colegio. Se encontraba compartiendo banco con Dana—. Siempre tenía algún comentario para lo que hacías, pero nunca te lo dijo de frente. Se le notaba lo mosquita muerta que es.

Dana suspiro, en acuerdo con Nicolás. Todos conocíamos a Luz y una actitud tan mesquina ya no nos sorprendía.

—Ahora es mi turno. Quiero ese malva que tenes. —dijo Dana mientras se levanta para cambiar de lugar con Nicole que se encuentra compartiendo el banco conmigo—. Cambiar de color me va a alegrar el día.

En ese momento entra el profesor Acosta de artística, y se dirige al escritorio. Vestía como de costumbre, con unos pantalones de vestir grises y un suéter azul. Hacia malabares entre las carpetas, su portafolio y una taza de café con el logo del colegio. Se acomodó en su escritorio, todavía ignorado por el resto de los alumnos. Es el único profesor de este año que le cae bien a todos por su simpatía y porque su materia es la más fácil de llevar.

Guardé el resto de mis cosas en mi cartuchera de maquillaje mientras Nicole sacudía sus manos para apurar el secado así no se manchaba con sus cosas.

—Buenos días chicos —dijo al fin a la clase, mientras juntaba las manos.

—Buenos días profesor —respondimos a coro todos de forma automática.

—¡Buenas profe! —gritó Sergio desde el fondo, ganándose unas cuantas risitas de algunos y miradas desaprobadoras de otros.

—Bueno, bueno —continuó mientras los chicos se calmaban—. Si las chicas del medio terminaron de arreglarse las uñas –y si, se siente el olor del esmalte desde acá– quiero darles una buena noticia.

—¿Aprobamos la prueba? —preguntó Alberto esperanzado.

—No. Les voy a dar la nota luego —le miró—. Y hablar con los que necesitan recuperatorio.

»El municipio se comunicó en la dirección, informándoles que habrá un concurso de arte entre todos los estudiantes de último año –de colegios públicos y privados– de la localidad. El premio es un cheque que cubre los gastos de los materiales de pintura y la obra ganadora será exhibida en la municipalidad. Los directivos me pidieron que seleccionara a la mejor obra de los curso.

Luego del anuncio la charla alrededor del aula se reanudó, con comentarios relacionados con la noticia y otros retomando charlas anteriores.

—¡Celi, tenes que participar! —dijo Dana mientras me tomaba del brazo emocionada—. Siempre quisiste participar en un concurso con tus dibujos. De seguro que ganas.

—Si —acotó Nicolás—. A demás, con la plata podes comprarte la tableta gráfica de la que estabas hablando ayer.

Nicole me miró confundida.

El Concurso (Escribiendo juntos: Redes Sociales) por Lucia T. MartinezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora