Por fin era viernes, ese día en el que podía verte y contarte todo lo que me había pasado en la semana. Siempre deseaba que volvieras a hablarme, a regalarme tu estupenda sonrisa de conejo pero había algo que te lo impedía.
- Hola Kookie - te sonreí y me acerqué a ti, descansabas en esa triste y horrible habitación de hospital.
- Te he traído un dibujo, lo he hecho en clase de arte - cogí tu mano y puse el dibujo en ella - somos tú y yo en el campo.
Cogí de nuevo el papel y lo dejé en la mesita que estaba a tu lado, me senté en un costado de la camilla y empecé a acariciar tu cabello.
- ¿Recuerdas ese día? Fuimos a una acampada con los chicos y tú y yo nos perdimos al separarnos a buscar agua - reí suavemente - estuvimos toda la tarde buscando las tiendas de campaña, después de horas buscando llegamos a una colina hermosa llena de amapolas. Decidimos sentarnos ahí a esperar alguna señal de nuestros amigos y empecé a hacer unas coronas de flores para ir los dos con ellas - sentí una pequeña lágrima correr por mi mejilla - me hacía mucha ilusión que lleváramos las coronas a juego, tú me dijiste que eran preciosas y te pusiste la tuya sin dudar un segundo.
Comencé a llorar, verte tan débil y pálido en esa habitación gris me partía el alma, quería volver a los días en los que corríamos y reíamos juntos, quería tenerte de vuelta conmigo y amarte como te mereces.
- Kookie ¿Por qué no despiertas? Llevas un año así - el desgarrador llanto me dificultaba el habla.
Hace un año de esa paliza que cambió nuestras vidas. Tú volvías de trabajar de tu primer día en la cafetería, sin querer te metiste por un barrio peligroso y te perdiste. Te encontraron unos chicos y dijeron que te acompañarían a donde querías ir, te mintieron. Te guiaron hacia la orilla del río Han y te golpearon los cinco a la vez sin piedad por tus gritos y llanto, te dejaron múltiples rupturas oseas y una conmoción cerebral. No contentos con el resultado te tiraron al río, siendo encontrado a la mañana siguiente por una mujer que paseaba por ahí. Aún recuerdo el momento en el que me lo comentaron, dejé de ver y escuchar todo a mi alrededor, las palabras "Jungkook está en coma" rondaban mi cabeza sin descanso, dejando mi corazón pequeño y sin vida. Llevo un año visitando tu frío cuerpo todos los viernes, esperanzado porque despiertes algún día y vuelvas a tratarme como el rey de tu corazón.
- ¿Sabes? Hoy he terminado la carrera de ingeniería, por fin voy a poder trabajar de lo que me gusta. Así tendré dinero para comprar un apartamento y podremos vivir juntos cuando despiertes. Esa era nuestra meta antes de lo ocurrido ese día, soñábamos con compartir todos nuestros momentos en una misma casa y convertir esa estancia en nuestro hogar; y como te prometí así será.
Cada día de mi vida era un dolor en el pecho constante, intentaba mostrarme fuerte ante los demás porque no me gusta que sientan lástima por mí, eres tú el que está atrapado en tu propio cuerpo y el que más sufre sin merecerlo. Todos los días mi almohada escuchaba mi llanto, las frías noches eran testigo de mis lamentos y oraciones a cualquier Dios para que despertaras, solo las cuatro paredes de mi habitación saben lo que estoy sufriendo. Me gustaría recuperar la esperanza que tenía hace tiempo de que despertarías de tu sueño y podría correr hacia ti y abrazarte como antes, pero el universo me odiaba.
- El otro día Namjoon le pidió matrimonio a Jin, fue muy gracioso ver cómo intentaba decirle que sí mientras lloraba y moqueaba como niño - sonreí triste, nunca podrías pedirme matrimonio - su boda es dentro de tres meses y tú también estás invitado, será un bonito recuerdo.
Tu piel se iba apagando cada día, tus ojeras aumentaban y cada vez estabas más delgado; dejando bastante claro que no despertarías jamás.
Quiero, deseo, ansío volver a esos días en los que podíamos estar juntos, reír llorar y gritar en compañía, quiero volver a sentir tu tacto sobre mí y escuchar tu dulce voz mientras me cantas a la hora de dormir.
Juro por lo que más amo que los que te hicieron esto pagarán por ello, puede que no sea pronto pero lo harán.
- Se está acabando el tiempo de visita Kookie, tengo que irme ya pero espero que si tengo que volver la semana que viene antes del viernes, sea porque has despertado. - me acerqué y le besé en la frente - te amo y no amaré a nadie más como te amo a ti. Esperaré por ti toda la vida si hace falta, hasta pronto Kookie.
Las lágrimas volvían a mis ojos esas que estaban siempre a mi lado, no había momento que no me acompañaran en mis tristes y desolados días.
El miércoles de la semana siguiente tuve que volver a ir al hospital, tu madre me dio la noticia.
Por fin despertaste.
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Si os digo cuantas cosas tristes he escrito no os lo creéis.
En unas horas actualizo Thanatomania.
Espero que os haya gustado, os quiero.
Un abrazo bañado en lágrimas. (no supero la muerte de Glenn)
Ji~