CAPITULO I

4 0 0
                                    

El emigrar de tu país es algo realmente difícil. Complicado dejar todo atrás sin tener nada que perder y más cuando te cambias casi al terminar la secundaria. Sentía que mi vida se derrumbaba aquel día que me monte en el avión, viendo pasar los últimos momentos con mis amigos y familiares. Todo se caía a pedazos sin saber que más hacer.

Mi vida no era común ahí. En el último año viví experiencias demasiado desagradables como para seguir queriendo estar ahí, sin hacer nada. Sin respirar. Vivía con miedo de que pudieran secuestrarme nuevamente. Que me privaran de la luz del sol. Del aire. Sentía que ya no podía más y que no quería seguir viviendo.

Aquellas semanas fueron duras. Me sentía más frágil que nunca.

(flash back)

La acera de la calle estaba realmente caliente. Sentir como corre mi sangre de la cabeza al piso es traumante, todo se nubla en mi cabeza. El viento se siente espeso. No puedo moverme. Escucho unas ruedas derrapar por el asfalto pero ¿por que que pasa? No entiendo nada. Escucho susurros de personas y un grito espeluznante. ¡Esto no está bien!, me siento confundida y asustada, No veo nada todo en negro. Al fin todo se apacigua.

-¡Ella! ¿De quién es aquella voz? ¿Quien me llama?- Sino cierras la boca la mataremos

-Corre que viene la policía imbécil, nunca llegaremos a la frontera- Se cierra la puerta duro, tanto que moría de miedo hasta que al fin no pude escuchar nada.

(Fin del flash back)

Recordar como todo comenzó aquel viernes hacia que se me pusieran los pelos de punta. Después de aquello comencé a llorar todas las noches junto a mi cama. Solía calmar mi dolor contando cualquier parte de mi cuerpo. El sentir como corría la sangre era satisfactorio pero doloroso, hasta que a la final pude superar aquel acontecimiento.

Mire hacia afuera de la ventana, Madrid era realmente hermoso. Las personas y tantos lugares por explorar. Estoy emocionada de poder vivir mi vida nuevamente en otro lugar.

-Ella, el desayuno está listo- Grito mi madre desde la cocina- Ya voy mama. Baje casi corriendo por las escaleras, tan torpe soy que casi caigo por ellas. Al llegar a la cocina abrí el congelador para tomar mi zumo de naranja preferido.

-Necesito buscar empleo, vivir siempre dependiendo de ti no me gusta mucho ma- dije con desinterés.

-Tampoco es que te moleste, con lo vaga que eres te aburrías rápido- dijo poniendo los ojos en blanco.

-Y se supone que me dices que no haga ese tipo de gestos mama- reí levemente- No es que no me guste

-bueno, te dejo, hoy si me toca fuerte en el trabajo- Agarro su cartera y papeles. Me dio un beso en la frente- Cuidado de andar vagueando; encuentra algo divertido que hacer hija. Nos vemos.

Por fin puedo estar sola nuevamente. Suena el timbre, cuando voy a abrir me doy un gran susto tanto que pego un grito.

-Kate, idiota no hagas eso que me asusta- dije reprochándole

-No exageres ella- puso los ojos en blanco- Me aburría en casa, hagamos algo pero ya.

-¿Como que?- dije ya cansada de sus locuras

-Vayámonos de vacaciones a estado unidos- Grito alocadamente- ¿¡siiiii!?

-¿De qué rayos hablas?- esta mujer esta desquiciada pensé- ¿cómo y cuándo?

-Mañana. Mis padres tienen una casa en Miami. Imagínate, tú, yo acostadas bebiendo mojitos a la orilla del mar ¿qué te apetece?

-Pues claro que no. Sabes que no es lo mío- puse los ojos en blanco

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Oct 24, 2016 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

UNLIMITED/ Sin LimitesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora