VIII

6 1 0
                                    

- ¿Qué dijiste? -Le preguntó a Yumi.

- ¿Yo? Yo no he hablado.

-Pero yo te oí -reafirmó.

-Me parece que si hubiera dicho algo por lo menos estuviese enterada de ello, Niní -se quejó Yumi.

Una brisa arrulló los arboles, las hojas cecas que estaban en el suelo y a ellos también. Pero esta brisa traía un mensaje consigo. Era una brisa peculiar que susurró en los oídos de Niní:

- Yara... Problemas...

-Ya, me parece que es suficiente -dijo Niní algo enfadado.

- ¿Qué? ¿Ahora qué hice? -preguntó Yumi sumadamente confundida.

- ¿Qué hiciste? Me estás tomando el pelo. Cada vez que sopla la brisa susurras cosas para que crea que estoy loco.

-Ya te dije que yo no... Espera ¿Voces dices? -Cayó en cuenta Yumi-. ¿Qué dicen?

-La primera sólo dijo «Yara» y la segunda dijo «Yara... Problemas» -le contó Niní sin saber nada al respecto en cuanto a qué se trataba aquello.

-Oh, no... -se alteró Yumi. Voló en varios círculos y dio muchas vueltas antes de entrar volando al árbol para aparecer con Maleiwa, la cual traía tirada de un brazo.

- ¿Pero qué pasa, Yumi? -Se soltó de su agarre para sobarse el brazo.

-Yara está en problemas -dijo rápidamente Yumi quien comenzaba a morder sus uñas en señal de angustia.

- ¿Cómo lo sabes? -preguntó Niní.

- ¿Cómo que cómo lo sé? Shima te lo acaba de decir -se exaltó Yumi-. Ella envía mensajes en las brisas, recuerda que es la diosa del viento.

-Oh... Cierto -cayó en cuenta Niní.

-Hagan silencio, tal vez podamos escuchar otro mensaje -dijo Maleiwa mientras enrollaba una gran hoja y la colocaba sobre su oído.

Luego de unos segundos otra brisa, esta un poco más intensa que las anteriores; llegó junto con un mensaje más prometedor:

-Yara... Capturada... Odo' Shamil... Ayuda...

Niní al oír el nombre de «Odo' Shamil» se le erizaron los vellos. Con la simple idea de que estaba rondando por allí capturando gente y que posiblemente podía toparse con él le bastó. Automáticamente Maleiwa entró en el árbol y salió de inmediato con un montón de lanzas, flechas y un arco. Dio un último vistazo a los chicos y corrió a la dirección en la que provenía el viento a toda velocidad.

-Ay, no... Niní, ¿ahora qué haremos? -preguntó Yumi que aún seguía en pánico y respiraba de manera irregular.

-Cálmate... ¿Podemos ayudar?

-No lo sé, pero deberíamos -se detuvo por un momento y lo pensó mejor.

-Debemos. Vamos, de algo debemos ser útiles -le dijo Niní quien comenzó a correr en la misma dirección por la que fue Maleiwa.

- ¡Espera, es peligroso! -le advirtió Yumi que jalaba de su hombro para que no fuera.

-No vamos a pelear, vamos a observar a ver si podemos ayudar, Yumi -le informó para que se tranquilizara aunque sea un poco. Estaba muy alterada.

-Bueno... Pero que conste que te lo dije... -refutó Yumi para transformarse nuevamente a su forma miniatura y sentarse en la cabeza de Niní mientras este corría.

Niní corrió en línea recta por un largo tiempo preguntándose si estaba en el camino correcto, o simplemente ya estaba perdido.

- ¿Por qué Odo' Shamil capturaría a Yara? -preguntó Niní curioso ya que no tenia ningún sentido hacer eso luego de tantos años.

-Yo creo, no estoy segura ni tampoco estoy afirmando. Pero creo que fue porque la semana pasada Odo' Shamil trató se asustar a un grupo de nativos que estaban cerca del río, todos salieron corriendo excepto uno. Un tal «Cacique» llamado así por los demás. Este se reveló contra él y Odo' Shamil no lo toleró. Lo iba a eliminar pero Yara intervino y salvó al Cacique. Nunca nadie había sobrevivido a un ataque se Odo' Shamil, él fue el primero -le contó Yumi-. Supongo que esto es como una especie de venganza...

-Casi seguro es eso...

A los pocos minutos que Niní y Yumi habían finalizado de hablar, Niní comenzó a oír un silbido. Un silbido que se hacia más y más fuerte a medida que se acercaba. Este se detuvo de golpe y se quedó mirando hacia al vacio. Eso sólo significaba una cosa...

- ¿Qué sucede? -preguntó Yumi algo preocupada.

-O-Odo' Shamil... -Alcanzó a decir Niní el cual tenia la voz algo quebrada.

- ¿Puedes escuchar sus silbidos? ¡Es el camino correcto! -anunció Yumi rápidamente para observar hacia adelante y ver si lograba divisar algo.

-Tranquilo, no te asustes. Yo estoy contigo, Odo' Shamil no te podrá hacer nada mientras estés con otra entidad -le notificó Yumi para calmar el miedo de Niní. Ella sabia que él se sabía su historia y por eso sentía ese temor.

-Está bien, sigamos. Por Yara... -Niní dio un gran trago.

Siguieron corriendo esta vez Niní ignoraba los silbidos de Odo' Shamil, trataba de pensar en otra cosa que lo distrajera de aquello. Pensó en la vez que su madre le preparó por su cumpleaños un delicioso estofado de pollo solo para él, con ello fue suficiente para alejar su temor.

En cuanto se fueron acercando comenzaron a ver una gran fogata encendida en el medio de la nada, las cenizas sobrevolaban por encima del follaje de los arboles y el crujir de las ramas era apreciable a pesar de la distancia. Niní disminuyó el paso y se agachó para esconderse entre las plantas y asomarse a ver de qué se trataba y quién la había provocado.

-Hay un niño cerca Zuamo... Pero no puedo sentir su ubicación -se quejó un hombre jorobado que tenía un traje oscuro y portaba un gran bastón con una piedra incrustada en la punta de el; junto con un cinturón que reservaba diversas bolsas amarradas a el. Sus dientes estaban desgastados y unas pocas hebras de cabello negro azabache caían por sus hombros. Se trataba de Odo' Shamil. Era aún más escalofriante en persona. Y a su lado estaba una especie de lobo, pero este tenía los ojos de color rojo intenso, sin duda era el demonio Zuamo.

Una rama crujió detrás de Niní y este se volteó inmediatamente con la primera rama que encontró alzada en la mano. Por suerte Yumi cubrió su boca y evitó que este gritara del susto. Sólo se trataba de Nix que acababa de llegar.

-Nix, casi me matas de un susto -le susurró Niní el cual le dio un leve empujón-. ¿Dónde estabas?

-Otro empujón para el pobre de Nix... -dijo Nix tocando justo en el lugar que tocó Niní-. Estaba aquí. Cuando salimos a jugar escuché los mensajes de Shima y vine de inmediato a ver que ocurría

- ¿Y has descubierto algo? -se inquietó Yumi.

-Sí, en realidad... ¿Ven ese montón de rocas que está en la cima se esa montaña improvisada? -señaló Nix.

-Sí, ¿qué hay ahí? -indagó Niní, mientras veía que no sólo estaba eso que decía Nix, sino que también estaba custodiada por unas sombras nada amigables.

-Yara y Shima están atrapadas allí. Traté de liberarlas pero por más rápido que yo sea y logre esquivar todas las sombras, soy muy debilucho como para mover las rocas -le contó Nix un poco avergonzado de sí mismo.

-Tranquilo, al menos lo intentaste -Yumi posó su mano en su hombro para demostrar su comprensión.

En ese instante de la nada Maleiwa apareció sobre las piedras y clavó una lanza entre ellas para hacer una palanca. Pero sólo logró derribar una, ya que tan pronto hizo eso las sombras se abalanzaron sobre ella. Peleó mientras pudo pero ya la estaban acorralando. Maleiwa por más que lo intentara no ganaría la pelea...

Tierra de InocentesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora