Sin título

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"Buff... Ya son las 12, llevo todo el día viendo animes, lo mismo que hice ayer... Adoro ver animes, pero después de mucho aburre ¡Quiero hacer algo diferente!
No es tan tarde, podría llamar a una amiga. Llamaré a Mariana, seguro que podemos salir un rato".
Eso fue el primer paso, y así, una hora más tarde, estaba saliendo de mi casa, dirigiéndome a la plaza donde vería a mi mejor amiga.
Usualmente tomo un taxi, pero por una vez no hacía un calor inaguantable en donde vivo, así que decidí caminar. El viento pegaba en mi cara, moviendo ligeramente mis cabellos, me pone de buen humor. Conozco bien el camino, así que me permito concentrarme en otra cosa, en verdad era poco común tener ese clima, así que pienso disfrutarlo al máximo, guardar el sentimiento hasta la próxima vez que logre sentir algo así...
Estaba tan tranquila... Mi cerebro estaba divagando (en ese momento ya estaría por Marte) cuando una melodía conocida empezó a ser relevante, ¿era...? Sí
-Ya que el amor... de música ligera, nada nos libra, nada más queda...
Empezé a cantar en voz baja aquella canción que mi padre ponía cuando era pequeña, a pesar de nunca preguntar por el nombre, me gustaba, y me aprendí gran parte de la letra...
Esa canción logra sacarme de mis pensamientos, está sonando en algún lugar fuera de mi cabeza, pero ¿dónde?
Mientras intento averiguar de dónde proviene, vuelve la parte con letra y no puedo evitar cantar
-No le enviaré cenizas de rosas...
Canto a la par que alguien más, no sé quién.
-Ni pienso evitar un roce secreto...
Creo que proviene de la casa que está un poco delante, es difícil estar del todo segura, me acerco sin pensarlo, y sigo cantando...
-Ya que el amor....
Se escucha un "riing" dentro y para el sonido de la guitarra, pero yo no paro de cantar
-De música ligera, nada nos libra, nada más queda...
-¿Mmh? -Se escucha desde dentro de la casa, la misma voz que antes cantaba, es una voz de hombre.
Me doy cuenta que pasé de un tono casi inaudible a cantar de manera que cualquier persona podría haberme escuchado, por suerte no hay nadie cerca, salvo la persona dentro de esa casa.
A penas reacciono salgo corriendo, no me lo creo, soy una idiota, ¿cómo se me ocurre ponerme a cantar a mitad de la calle? Cualquiera pudo haberme escuchado, ¿y si quién vive en esa casa me vió? Nyaaa, ya no queda nada que hacer, no puedo hacer más que esperar que no me haya visto... Buaa, y el día estaba yendo tan bien... Ya está, debo apresurarme, no quiero dejar a Mariana esperando, además me ayudará a distraerme, y, con suerte, logro olvidarlo...