16 de noviembre

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Hoy me he decidido a hablarle y no sé qué he sentido. De nuevo se me ha venido a la garganta ese cúmulo de sentimientos que me rodean la mente desde hace un tiempo.
No sé si es rabia, dolor, tristeza, nostalgia, soledad... pero si sé que me ahogan, que cuanto más tiempo pasa, más grandes se hacen... y necesito saber por qué están ahí, qué hacen ahí...

Hoy hablamos durante media hora. De sus estudios, de los míos, de sus novedades, de las mías, de cómo estaba él, de cómo estaba yo, de sus amigos, de los míos, de su clase, de la mía, de su vida, de la mía, de él, de mí... pero no de nosotros.

Me acerco a él, y mi primera impresión es que todo sigue como antes. Lo miro por primera vez, y mis labios quieren correr hacia los suyos, porque los echa de menos. Pero la verdad es que no es nada como antes, y necesito que me ignore para no creerme lo contrario.
Pero no me ignora, y me sonríe.

Me dedica sus primeras palabras, y me parece que no hayan pasado más de dos días desde la última vez. Juro que nunca me fue tan difícil mirar a alguien a los ojos; me paro en sus manos, su camiseta, su reloj, su boca, su pelo... y él mientras, habla.

Y yo que no puedo dejar de mirarle, y él que me sonríe aún. Y antes de que se me caiga el mundo encima decido ponerle mi mano en su brazo con la excusa más estúpida que encuentro. Me calmo, porque noto que está ahí. Que está hablando conmigo; y tengo que retirar la mano, porque ya no soy nadie. Lo fui, pero ya no. Y sigo sin querer creérmelo, porque está ahí, conmigo. Y yo estoy ahí, con él. Sé que ha sido casualidad, pero me engaño pensando que es porque debíamos estar ahí en ese exacto momento.

Necesito preguntarle cómo está, porque llevo preguntandole lo mismo cada noche, pero no me oye. Hoy sabía que era real, que obtendría respuesta, y lo hice.
¿Cómo te va sin mí? ¿me echas de menos? ¿me necesitas? ¿aún me quieres? ¿te acuerdas de mí como lo que fui, o ya te olvidaste?
Y lo único que mis labios pueden pronunciar es un "¿cómo estás?" donde se pierden las otras preguntas...

Siento que debo decirle que estoy genial, que soy totalmente feliz; me callo la voz interior, y como puedo, le contesto. Y aunque tan solo quiero decrle que me estoy muriendo por besarle, que por nada del mundo estaría en otro sitio más que ahí, con él, mirandolo hablar... me vuelvo a callar, y ardo. Entonces vuelvo a tocarle, y dejo de saber quién soy: sigue ahí, no se ha ido.

Los minutos se me van como segundos; mi reloj va más rápido que el suyo.
Sus minutos tienen sesenta segundos, y cada minuto mío lo lleva un pestañeo suyo...
Y si me sonríe, entonces se hace dueño de mis días enteros.
No quiero que pase el tiempo; hoy no. Y si pasa, que me dejen rebobinar cada escena que él me regale.

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⏰ Last updated: Oct 25, 2016 ⏰

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