Me cubro el rostro luego de la segunda explosión, tratando de cubrir también mis oídos, aunque eso es casi imposible, porque puedo escuchar el pitido luego de que todo se quede en silencio. A lo lejos diviso a los soldados que vienen desde el otro lado de la cerca en su camión indestructible. Arriba de ellos, protegiéndolos desde las alturas, la mujer con alas de águila.
-Hola-digo mientras me pongo de pie, tratando de no gritar luego del aturdimiento que me ha provocado la bomba-Estamos haciendo las pruebas para el ataque a Júpiter-digo mientras saco mi reporte.
Uno de los soldados se baja y camina hacia mí. Su mirada es ruda, digna de hacer temblar a cualquier hombre, pero hace tiempo que dejó de intimidarme. Alza su brazo, y de esa forma los papeles en mis manos flotan hasta las de él.
-Al parecer han estado ocupados-dice con voz ronca.
-Sí, han sido practicas duras-digo mientras camino a su lado para que vea los resultados.
Se detiene a un metro de la antigua explosión, suficientemente lejos para que sus compañeros no lo escuchen.
-¿Crees que estén listos para la gran batalla?-me pregunta, sé a lo que se refiere.
-No lo sé. No todos contamos con sus dones-digo mientras lo veo de reojo.
-Si el laboratorio no hubiera sido destruido, todos estaríamos del mismo lado ahora.
Asiento, sin saber exactamente qué decir, simplemente recordar ese día, el día en que unos simples humanos pudimos crear a un mutante sin ayuda de otro, me hace querer golpear todo. Fue el mismo día en que ellos descubrieron el laboratorio clandestino y destruyeron todo. Años de investigaciones y pruebas. Únicamente el hombre parado a mi lado, fue el que sobrevivió y pasó la transición completa. Lo que más me daba resentimiento, era que yo iba a ser el siguiente.
-Eso ya no importa, ahora solo tenemos que esperar que funcione-dice mientras me da una palmada en el hombro, su fuerza, diez veces más grande que la mía-Prepáralos a todos, diles que la hora del enfrentamiento debe ser elegida esta noche, y concretada pronto, temo que hemos retrasado mucho esa supuesta conquista a Júpiter y sus habitantes que poco saben de nosotros.
Asentí.
Comenzó a alejarse y después se detuvo, volteando a verme.
-Y River-dijo, mientras me regresaba las hojas-no se reúnan de nuevo debajo del puente de los cuervos, háganlo en las catacumbas.
Asentí una vez más, dándome la vuelta, inseguro de cómo decirle a toda la gente que era hora de atacar.Cuando vi que todos estaban acomodados en donde podían, rodeados de todos esos cadáveres que habían quedado de la guerra pasada, me puse de pie. Estaba en una tarima improvisada hacia años por aquellos que creían en esta guerra, aquí era donde se llevaban a cabo sus asambleas.
-Pido su atención-dije, seguro de que nadie escucharía, pues habíamos creado el mito de que le temíamos a este lugar; ya no era vigilado por esos malditos mutantes.
El bullicio se convirtió en un silencio total, y me aclaré la garganta.
-He hablado esta mañana con Reynald, y dice que debemos atacar ahora. No me ha dejado en claro nada, pero siento que los mutantes comienzan a sospechar. Tenemos que revelarnos ahora o esperar otros cien años para ser libres de nuevo.
-No siento que las pruebas sean prueba suficiente de que triunfaremos-dijo una robusta mujer, la encargada de las armas.
-No necesitamos esas pruebas, necesitamos actuar, y ya-respondí.
-Atacar como lo hacían nuestros antepasados, con fuerza bruta y por el simple hecho de no poder esperar, eso no nos dará éxito, eso es solo una clara señal de fracaso-replicó, negándose a cambiar de postura.
-Martha-dije lentamente-, no necesitamos de tu pesimismo ahora, más bien necesitamos de todo el empeño. Quiero un día, cercano.
Fue en ese momento cuando una chica de aspecto delgado y frágil, se puso de pie.
-Propongo que sea la próxima semana. Tendremos tiempo de probar todo por última vez y darnos un poco de seguridad. Y solo faltan tres días para que comience. De hecho, escuché que se reunirán en el Departamento de Decisiones.
La señalé.
-La chica tiene razón.
Escuché los gritos de que todos estaban de acuerdo.
-Quiero que hagan la última prueba mañana, después, necesito que instalen las bombas en el Departamento de Decisiones de esos mutantes, quiero que cada ser humano tenga un arma, y que lleven a los niños y ancianos al Edificio de Protecciones por Igual, solo en ese lugar no les harán daño. Todos deben de estar preparados para atacar, en tres días, cuando inicie la próxima semana.
-¡Síííí!-gritaron todos al unísono.
-Vamos a destruir a esos mutantes que nos han quitado todo.
-¡Síííí!
-Démosle guerra a estos desgraciados.Fue una mañana fría ese lunes. Nos levantamos con un extraño sentimiento de nostalgia. No importaba que sucediera hoy, mañana todo sería diferente. Yo solo esperaba que fuera a nuestro favor.
Nos reunimos a las afueras del Departamento de Decisiones. Estuvimos de acuerdo en que teníamos que atacar primero a los grandes mandatarios.
Tomamos armas de los soldados y nos posicionamos a alrededor de quince metros lejos del edificio.
Cuando estuvimos listos, asentí viendo al hombre que tenía en sus manos el dispositivo que activaría los explosivos.
Pulsó el botón una sola vez y fue suficiente para que en pocos segundos comenzará a volar en pedazos el edificio. Los gritos en el interior no tardaron en escucharse. Eran horribles, pero los años en que estuvimos bajo el poder de esos tiranos fue igual, o peor.
Escuchamos sonar la alarma en toda la ciudad. Fue cuando huimos al centro, a sabiendas de que ahora debíamos atacar a aquellos ciudadanos. No eran muchos, pero cada uno tenía algo que nosotros no, así como nosotros teníamos una ventaja; ellos no lo habían previsto.
Lo que siguió, fue un manojo de escenas difíciles de seguir, cada quién tenía alguien con quien luchar, y alguien a quien proteger. Éramos cien contra cincuenta. Éramos débiles contra fuertes. Humanos contra mutantes. Hombres contra dioses...
Destruimos a cada uno de ellos. No fue nada grafico como desmembramientos, fueron tiros limpios. Y esos ciudadanos que algún día se consideraron todo, fueron reducidos a nada.Pero, cien años después, nos dimos cuenta de algo. Y ese algo fue lo que nuestros descendientes no olvidaron nunca.
El poder corrompe.
Vencimos ese día, pero el costo fue el mismo por el que luchamos.
Mutante o humano.
A ambos nos gusta el poder.
Y ambos matamos por él.

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Lid
Ficção CientíficaLa guerra ha sido planeada. Los mutantes nos han dominado por años, pero estamos listos para atacar. Ésta guerra es a ciegas, no sabemos si venceremos. En todo caso, no vamos a morir hincados. Ésta historia fue hecha para participar en el concurso...