Pedro Páramo, es una novela icono de la literatura mexicana, escrita por Juan Rulfo, que aborda los problemas del campo en nuestro país, de una forma excepcional, de una manera Rulfiana. Toda la novela transcurre basada en la tierra, en el campo, en un pueblo llamado Comala y en sus habitantes; pero sobre todo, en el cacique del cual todos dependen: don Pedro Páramo. Sorprende el texto desde su inicio, pues el nombre no está escogido al azar, sino que Rulfo lo hizo a propósito. Un páramo, según el diccionario Larousse, es un terreno yermo; y un yermo, es un despoblado, un terreno inhabitado. Lo que refleja la construcción del personaje principal de la novela, y el destino final del pueblo próspero que algún día fue Comala.
"¿Conoce usted a Pedro Páramo? - le pregunté. Me atreví a hacerlo porque vi en sus ojos una gota de confianza.
- ¿Quién es? - volví a preguntar.
Un rencor vivo - me contestó él." [1]
En la novela hay amor, odio, traiciones, soledad, alegría, muerte. Todo comienza con la ida de Pedro Páramo a Comala, enviado por su difunta madre con el objetivo de encontrar a su padre, Don Pedro Páramo, a quien no conocía.
"Vine a Comala porque me dijeron que acá vivía mi padre, un tal Pedro Páramo. Mi madre me lo dijo. Y yo le prometí que vendría a verlo en cuanto ella muriera."[2]
Al llegar al pueblo, se da cuenta que es un lugar desolado, inhóspito, lejos de las grandezas que le había contado su madre. Ahí encuentra a un arriero, quien le deja ver un poco sobre la forma de ser, de Don Pedro Páramo, su padre:
"- Yo también soy hijo de Pedro Páramo - me dijo." [3]
Don Pedro Páramo había sido un mujeriego, y había regado hijos por donde quiera. Había algo muy extraño en ese pueblo:
"El arriero, que se siguió de filo, me informó todavía antes de despedirse:
- Yo voy más allá, donde se ve la trabazón de los cerros. Allá tengo mi casa. Si usted quiere venir, será bienvenido. Ahora que si quiere quedarse aquí, ahi se lo haiga…" [4]
Cuando Pedro Páramo se quedó solo, en Comala, fue cuando comenzaron los murmullos, que provenían quién sabe de dónde. Apareció doña Eduviges, una mujer extraña, quien lo invitó a pasar a su casa. Hasta ahí, llegaban las voces de varias personas, que se quejaban. Se comienzan a contar poco a poco las historias de los personajes de la novela, hasta que Pedro Páramo, se da cuenta que en el pueblo donde se encuentra, todos están muertos, y las voces que se escuchan, son los murmullos de los fantasmas de quienes algún día ahí vivieron, y que no pueden descansar en paz. El mismo Pedro Páramo, muere ahí, en Comala, en la casa de la difunta Eduviges, asesinado por los murmullos.
Su padre, don Pedro Páramo, había sido un cacique de la región, y gracias a su riqueza, ese pueblo sobrevivía. Tuvo muchas mujeres, pero sólo de una se enamoró, y cuando su amor murió, ante la indiferencia del pueblo por su dolor, decidió dejar morir a sus habitantes. Así, poco a poco, el próspero pueblo que dominaba el cacique, ante la escasez de trabajo, se fue quedando sin personas, y las pocas que ahí permanecieron, no tardaron en morir, para dejar un lugar asolado. El destino del pueblo, fue el mismo de Don Pedro Páramo: de la riqueza y abundancia, pasó a la soledad y la pobreza. Así murió Don Pedro Páramo, sin intentar seguir respirando, sin pedir ayuda a su criada; así se desmoronó:
"Se apoyó en los brazos de Damiana Cisneros e hizo intento de caminar. Después de unos cuantos pasos cayó, suplicando por dentro; pero sin decir una sola palabra. Dio un golpe seco contra la tierra y se fue desmoronando como si fuera un montón de piedras." [5]
[1] RULFO, Juan, Pedro Páramo, Plaza Janes, México, 2000, p. 18.
[2] RULFO, Juan, op. cit., p. 15.
[3] RULFO, Juan, op. cit., p. 17.
[4] RULFO, Juan, op. cit., p. 22.
[5] RULFO, Juan, op. cit., p. 157.