Algunos de ustedes habrán oído que Disney es responsable de al menos un pueblo fantasma real y «vivo».
Disney construyó el centro turístico Isla Tesoro en la Bahía de Barker en las Bahamas. ¡No comenzó como un pueblo fantasma! Los cruceros de Disney realmente llegaban al centro y dejaban turistas para que se relajaran a todo lujo.
Esto es un hecho, pueden buscarlo.
Disney invirtió $30,000,000 en el lugar... sí, treinta millones de dólares.
Luego lo abandonaron.
Disney culpó a las aguas poco profundas que «no permitían a sus barcos navegar adecuadamente», e incluso culpó a los empleados, diciendo que como eran de las Bahamas eran muy holgazanes como para trabajar en un horario preestablecido.
Ahí es donde los argumentos de su historia terminan. No fue por la arena, y obviamente no fue porque «los extranjeros son holgazanes». Ambas son excusas convenientes.
No, dudo sinceramente que esas razones fueran legítimas. ¿Por qué no creo la historia oficial?
Por el Palacio de Mowgli.
Cerca de la ciudad costera de Isla Esmeralda en California del Norte, Disney emprendió la construcción del Palacio de Mowgli a finales de la década de los noventa. El concepto del parque temático era la jungla, con un gran palacio en el centro del lugar.
Si no están familiarizados con el personaje de Mowgli, quizá deberían tratar de recordar la historia El libro de la jungla. Mowgli es un niño que fue abandonado en la jungla, donde fue criado por animales y a la vez amenazado y perseguido por otros animales.
El Palacio de Mowgli fue un proyecto controversial desde un inicio. Disney compró una tonelada de tierra de alto valor para ello y, de hecho, hubo un escándalo circundando a algunas de las compras. El Gobierno local los acusó de querer «dominar» su territorio, y luego cambió de parecer y vendió las propiedades a Disney. En un punto, una casa que apenas había sido construida fue demolida sin que se dieran motivos.
La tierra que el Gobierno tomó estaba destinada a un proyecto ficticio de la construcción de una carretera. El pueblo, sabiendo de qué iba el asunto, comenzó a llamarla «La Pista de Mickey Mouse».
Luego vino el arte conceptual. Un grupo de empleados estirados de Disney convocaron a las personas a una presentación pública. Su intención era venderles la idea de lo lucrativo que sería el proyecto para todos. Cuando mostraron el arte conceptual, ese gigantesco palacio indio rodeado de una jungla, lleno de hombres y mujeres vestidos con taparrabos y equipamiento tribal... baste con decir que todos perdieron la cabeza.
Estamos hablando de un enorme palacio indio, jungla y taparrabos no solo en el centro de un área relativamente rica, sino también en un área del sur de los Estados Unidos un tanto xenofóbica. Era una mezcla cuestionable para ese punto de la historia.
Pero Disney se apropió de la comunidad y no había nada que se pudiera hacer o decir al respecto. Los medios de comunicación estuvieron en contra del parque desde un comienzo, pero una extraña conexión entre los holdings de los medios de comunicación de Disney y otras instancias locales entró en juego y sus opiniones fueron en dirección opuesta.
Como sea, Isla Tesoro, las Bahamas. Disney gastó esos millones y luego partió. Lo mismo sucedió con el Palacio de Mowgli: las instalaciones estaban terminadas, personas realmente llegaron al parque, las comunidades cercanas se atestaron de tráfico y se produjeron los contratiempos usuales asociados a la afluencia de turistas perdidos e irritados.