Joseph Graham.

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Acababa de despertar, después de una noche ordinaria, Joseph Graham, abrió los ojos y como de costumbre lo primero que hizo fue saludar a su segundo mejor amigo, Rufus un Boxer de mediana edad que le regalaron en su doceavo cumpleaños, hace ya cinco años.

Fue al baño a tomar una ducha, se lavó los dientes y se pusó un pantalón de mezclilla oscura, un par de zapatos rojos y una camisa de botones del mismo rojo que sus zapatos.

Bajó a la cocina, donde su padre ya estaba almorzando un par de huevos con tocino  acompañados por un vaso de jugo de naranja, su hermano menor Andrew de tan solo trece años disfrutaba de un cereal con leche, y la última persona en la cocina era su madre que preparaba el almuerzo para él y para ella.
Joseph dió un saludo dirigido a todos los presentes.
Su hermano lo ignoró.
Buenos días hijo.- Dijeron sus padres al unísono.

Terminó su almuerzo y tomó el autobús hacia su escuela, el colegio St. Brooks, situado al norte de California.

En el autobus se encontró a su mejor amigo Simon Ford.
¡Pero si es el pequeño Jossy!-. dijo su amigo con tono burlesco-.
Aghh-. exclamó Joseph con tono de frustración-. ¡Otra vez con lo mismo!.
Jamas lo superaré.- dijo el joven, a punto de soltar una carcajada-. Es enserio, tu mamá, te juro que se lució el otro jueves con eso.

¿De que tanto te ries Simon?-. preguntó el joven rubio sentado detrás de ese par.
¡De nada!-. Gritó Joseph.
Con su grito, todas las personas del autobús se callaron una fracción de segundo, y siguieron como si nada hubiese pasado.
Al darse cuenta de lo que ocasionó su potente voz se sonrojó.
De nada-. Volvió a decir pero ahora en voz baja.

Luego te cuento.-  le dijo Simon a Mike, el rubio.

Llegaron a la escuela.
Joseph no era el mejor en los estudios, pero lo consolaba saber que no podía ser el peor.
Sus días en esa institución no eran los mejores que había tenido, en ese momento no valoraba mucho los estudios, porque no tenía un futuro planeado y creía que podría vivir para siempre con su trabajo de viernes y sábado en la cafetería Adrian's.

Volvió a su casa, hasta su habitación, iba a ducharse, antes de entrar al baño se miró en el espejo, tenía el cabello café castaño, sus facciones eran finas, su piel era color avellana, era esbelto y no medía mas de 1.80
Se desvistió, y después del baño cayó en un profundo sueño.

La Chica De AnaranjadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora