El viernes por la tarde, llevó a pasear a Rufus al parque más cercano, lo llevó de mala gana porque él ya sabía que faltaba poco menos de una hora para entrar a su turno en la cafetería.
Creo que ya fué suficiente Rufus-. Se dijo a si mismo.- Es hora de volver a casa.
Al ir en camino hacia su casa vio a dos muchachas pasar por el otro lado de la calle, una más bajita que la otra, la más alta era rubia, con la nariz ancha, un poco corpulenta y vestía un vestido casual que le llegaba arriba de las rodillas, de color verde pastel. Y la otra chica, se veía radiante, con el cabello café castaño casi del color de una avellana, sus ojos eran grandes y de color miel, su nariz era respingada y sus labios, gruesos de color rosa tenue. Usaba un vestdio similar al de su amiga, solo que de un color naranja amanecer.
Por quedarse viendola mientras caminaba se tropezó con una banqueta y se le soltó la correa de Rufus, pero el perro se quedo quieto junto a él.
El par de chicas volteó, por el ruido que provocó, y ambas rieron en silencio, Joseph se dio cuenta, así que se levantó rapido, se sacudió las piernas y continuó su andar.Llegó a su casa a arreglarse, lo más rapido que pudo y salió disparado a su trabajo.
Ya faltaban menos de 15 minutos y aún faltaba camino por recorrer.
Al arribar a la cafetería, lo primero que hizo fué tomar un par de servilletas y limpiarse el sudor que le escurría por la cara en gotas gruesas.
Su trabajo no era complicado, solo llevaba los cafés a las mesas correspondientes y les daba el recibo.
Esa tarde no hubo mucha gente, no más de trece personas habían llegado e ido, y no conocía a ninguno a excepción de una persona, una a la que sentía haber visto antes, una que desde el primer momento la notó radiante.
Acababa de entrar, ella, la chica de anaranjado, en cuanto la vio, sintió un extraño cosquilleo en el estomago. No quería ir a pedir la orden de ella y su amiga, temía que lo recordaran y se mofaran de él. Se armó de valor y fué.
-¿Qué van a ordenar?-. preguntó con voz temblorosa.
-Yo quiero un mocachino-. dijo Amanda, la amiga.
-Y yo quiero un capuchino, por favor-.dijo con tono amable, la chica con el atuendo naranja.Fué hasta la barra a que prepararan sus pedidos, y dio un suspiro de alivio para si mismo. No lo habían reconocido.
Ya casi era su hora de salida, y ese par de chicas seguía ahí.
Otro empleado les avisó que faltaban 10 minutos para cerrar, y las dos amigas se pararon casi 3 minutos después del anuncio.
Salieron del establecimiento mientras sostenían una conversación. Joseph, recogiendo mesas y sillas, vio que la mesa en la que habían estado sentadas las 2 amigas, había una cartera, él la tomó y fué rapido hacia la calle, abrió la puerta, giró a la derecha y chocó contra una castaña bajita.Se levantó, la ayudó a hacer lo mismo.- ¿Estás bien?.- le preguntó con preocupación.
-Si. S..sólo m..me siento algo mareada-. Dijo con desconcierto.- Regreso, porque se me olvido mi cartera.
-Ah si, de hecho, salí a buscarlas, pero creo que ya no hace falta.
-¿Acaso la tienes?.
-Si, toma.- y le extendió la mano sujetando la cartera.
-Gracias...mmh
-Joseph.
-Gracias Joseph.-¿A donde fué tu amiga?-. preguntó Joseph.
-Su madre le llamó y se tuvo que ir.- dijo poniendo los ojos en blanco.- me tendré que ir sola.
A Joseph se le ocurrió algo.
- Yo también me iré solo, si quieres puedo acompañarte.
La chica lo miró, se quedó pensando un momento y finalmente aceptó.Tomaron camino hacia la dirección en que chocó contra ella, y a los tres pasos empezaron a hablar.
-Por cierto, ¿cómo te llamas? .-preguntó él.
Abigail, Abigail Jackson.
Que bello nombre, pensó.-Oye yo te recuerdo.- dijo Abigail.
-¿Si?, ¿de donde?.- fingió él.
-Mm, no estoy segura, olvidalo.
-Esta bien.- dijo aliviado.Su conversación de camino a la casa de ella, no fué nada extraordinaria, al llegar a la casa de ella, él le dijo:
-¿Qué harás este sábado por la noche?.- (Él salía de trabajar a las 8 en punto).
-Nada en específico, ¿por?.- preguntó con curiosidad.
-Me preguntaba, si podríamos salir, a cenar o hacer alguna otra cosa.
Reflexionó un momento, lo volteó a ver, sonrió y djo:
-Pasa por mi a las 8 y media.
-Estupendo.
Se despidieron con un beso en la mejilla. Él esperó a que ella entrara a su casa, y se retiró.
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La Chica De Anaranjado
Roman d'amourJoseph Graham, un chico común de diecisiete años se enamora a primera vista de una chica, Abigail Jackson, cuando entra con su mejor amiga a la cafetería donde trabaja él. El se esfuerza en conquistarla, pero ella no será un blanco fácil.