Mis zapatos llenos de barro, mi ropa empapada, la lluvia torrencial que derretía mi cuerpo... ¿Qué estaba haciendo ahí? No podía detenerme, me consumía una extraña sensación de energía, todas esas penumbras hundidas en la niebla como un gran hueco comiéndose el mundo venia por mí, yo iba por él.
Eran las 3:00 am y desperté de aquel sueño recurrente, me levante a tomar un vaso de agua ya que la pesadez me agobiaba. Me asusté, escuché un ruido afuera entonces agarre el celular por si había que llamar a la policía y también una escoba, el miedo es la peor desventaja de vivir sola. Revisé la puerta de atrás solo por la ventana claro, afuera llovía y así se hacía más dificultoso escuchar algo. Estuve ahí parada como unos 5 minutos y descarté la idea con la falsa ilusión de que haya sido solo mi imaginación. Falsa. FALSA.
A la mañana siguiente antes de ir a trabajar salí al patio trasero a levantar la ropa que me había olvidado bajo la lluvia, como era de esperarse estaba toda embarrada en el suelo. Al volver a entrar casi resbaló en la loza que empezaba a la mitad del jardín y vi algo extraño justo en el borde del escalón que nivelaba la casa unos centímetros más arriba. No me anime a tocar porque se veía negro y viscoso, y claro no era barro en absoluto. Entonces me arriesgué a llegar tarde a la clínica y llamé a la casa del vecino, por si tenía alguna idea, además de que estaba hastiada y asustada de la noche anterior... Nadie atendió.
Luego de un largo día llegue a mi casa, subí las escaleras y me dormí al instante. Una noche tranquila ya que tuve un sueño profundo, tanto que casi me quedo dormida al día siguiente. Me vestí y desayune apurada y olvidé por completo la cosa de afuera, así que curiosa llegue a la tarde para ver que había desaparecido.
Llegue a preguntarme si no estaba siendo afectada por algún tipo de problema como el estrés o simplemente este cansada, eso hice tapando mi miedo hasta que en la madrugada del día siguiente escuche un ruido como un golpe fuerte de algo que cae contra el suelo, algo pesado y macizo, un golpe seco y seguido de este el silencio intenso de la oscuridad, esta noche no llovía, por lo que fue inevitable confundir el ruido entre muchas gotas de tormenta derribando cosas a la deriva. Encendí todas las luces, incluyendo la del patio trasero y con el corazón en la boca y un cuchillo en la mano salí a ver. Abrí la puerta y casi me desmayó al ver una enorme -no sé si llamarle mancha- de sangre de un tono oscuro que corría viscosa resbalando desde el escalón hasta el cesped y que se perdía bajo la sombra de un árbol. Llame desesperada a la policía y cerré las puertas atracándolas con sillas y lo que sea, por las dudas.
Me hicieron una única advertencia por falsa alarma y al otro día avisé a mi hermana que iba a dormir a su casa. Me sentí mucho mejor, más segura. Pero volví a despertar a las 3 am de la misma pesadilla, y al darme cuenta, estaba en mi casa. Entonces baje las escaleras sobresaltada y salí por la puerta de enfrente, no podía estar ahí, ¿Qué había pasado?, es solo una pesadilla me dije mientras me dirigía hacia la vereda corriendo, buscando llegar a casa de mi hermana, con toda la desesperación olvidé que mi hermana vive a unas veinte cuadras pero al darme cuenta, seguí corriendo igual, no sabía qué más podía hacer. Llovía. A mitad de camino desvié mi ruta. Caí una y otra vez en el barro de las calles de tierra y volví a levantarme cada vez, y cada vez corrí más rápido, más ansiosa, y no podía parar, y la oscuridad se tragaba la noche y me buscaba y yo la buscaba, y torpemente quería entender hacia donde iba, ¡No es por acá! ¡Retrocede! Pero seguía y no me rendía y ahí sentí como mi camino se iba achicando y vislumbré a unos pasos mi destino, y atravesé esa distancia con una irreal velocidad que me había poseído. Llegué a unas escaleras amplias que daban a las puertas de una iglesia, y me detuve, y ahora si empecé a caminar más despacio, más consiente, pero aún así no podía entender qué hacía ni detenerme. Y subí, uno y otro escalón y a través de la puerta de cristal vi una figura oscura, inhumana que se acercaba a mí, paso a paso, y cuando me adelantaba también se adelantaba y mientras más cerca estaba, su rostro más se desfiguraba y tomando mas fuerzas quería descubrir y seguí hasta que nos topamos frente a frente tras el cristal y un miedo espantoso recorrió mi cuerpo, ahora sí, había visto mi muerte.
Ardiendo en un fuego de espanto mi mano quedó sujeta a la puerta y no podía despegarme y vi que la criatura la sostenía con fuerza, el pánico era el victimario de mi terrible tormento y en cuanto pudo abrir esa pesada puerta, todo se volvió oscuro.
Desperté, en mi casa. ¿Acaso podría haber sido todo una interminable pesadilla? El sol me pegaba en la cara y bajé para desayunar. Iría a un psicólogo inmediatamente. Pero desde la cocina sentí ruidos y un olor asqueroso vino del patio trasero. Escuché unas voces, y cuando salí a ver había varios policías en una ronda junto a la puerta, pedí explicaciones a gritos y cuando me acerqué el espanto perturbó mi alma y vi un cuerpo tendido en el suelo con la cabeza en el borde del escalón, derramando sangre que corría desde la loza hasta el césped y se entrelazaba con el verde del pasto allá en medio del jardín, y lo cómico de todo esto era que esa persona era idéntica a mí.
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¿Pesadilla?
HorrorSoy malísima para los títulos no juzgues la historia por eso. Este es un sueño que tuve hace un tiempo, mucho más redactado y complejo en el momento en que lo escribí ya que generalmente los sueños no tienen ni pie ni cabeza. Espero que sea entre...