Escuchas la puerta cerrarse y sigues de pie bajo la regadera. El agua fría cae cubriéndote entero; en su intento por limpiarte el jabón crea su espuma y tomas la estopa para tallarte con frenesí. Las sienes te palpitan mientras en la mente la batalla sigue tan cruda como hace ya diez minutos. Sales del baño, sin secarte el cuerpo, con la camiseta en las manos. La ves a ella, peinándose de frente al espejo.
-tardaste mucho, ¿te sientes bien?-ríe burlona mirándote en el reflejo.
-déjate de pendejadas, ¿estás lista? - te pones la camisa, mientras tu cabeza hierve, tienes el humor por los suelos, recoges de la cómoda junto a la cama, las llaves del carro y tu billetera-vámonos que ya es tarde.
-ya voy papito, deja que termine de peinarme-su maldita sonrisa perfecta llega a ti, está de espaldas sin blusa ni sostén; miras su piel hermosa, los lunares en los hombros, su cintura pequeña y sus caderas prominentes, <<le falta nalgas>> piensas, <<aun así está bien buena>> te justificas.
Ella se acerca a la cama, le miras los pechos con sus botones marrón. Como te gustan <<ni tan grandes, ni tan pequeños, bonitos>>. Toma su bra, se lo acomoda para después voltearse y pedirte que lo abroches. Los pies te pesan en tu intento por acercarte; ella gira la cabeza y se ríe, con destreza manda las manos hacia atrás, escuchas un clic - ¿es la primera vez que coges cabrón?- se burla. Se pone la blusa, toma su bolso en la cómoda junto a ti, te jala del cinturón y te besa la mejilla –ya vámonos desesperado- te dice al oído, la miras, de nuevo: su maldita sonrisa perfecta.
Al salir de la habitación ella revisa su teléfono, saca de su bolso una cajetilla de cigarros sabor cereza, enciende uno para luego ofrecerte. Lo rechazas. Esperas a que termine porque odias el olor de tabacos en tu carro, entran, enciendes el motor, empiezas a conducir. Ella enciende la radio, vanidosa se maquilla y canta. No cruzan palabra durante todo el camino. Tienes la frente escarchada por un sudor frío, las manos sudorosas y tiemblan. La miras de reojo y te preguntas <<¿cómo estás tan tranquila>>. Las sienes te palpitan de nuevo, la culpa te pesa a espaldas, dices <<mierda, es mi amiga>>. Regresas a tu realidad, giras el volante agresivamente, te pasas el alto, es escucha un claxon, aceleras, ella carcajea, te duele la cabeza, frenas. Llegaron.
Bajan del auto, llegaron a una casa grande enfiestada, sale tu mejor amigo, ella se lanza a su cuello, le besa los labios, escuchas <<voy al baño>> se voltea a verte y de nuevo la sonrisa. Él se te queda viendo, sonríe, te dice << gracias por traerla, bro>> te saluda con un abrazo. En tus adentros recuerdas <<mierda, me vine dentro>>. Media hora antes estabas encima de ella con sus uñas en tu espalda y el chirrido de los resorte de la cama ambientando el lugar.
-feliz cumple- sonríes y entras a la fiesta.
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CONVULSIONES JUVENILES.
Short StoryPequeños cuentos que expresan las situaciones cotidianas, muchas veces calladas y tabú que ocurren (o no) en (nosotros) los jóvenes. -cualquier parecido a la realidad, es un simple accidente. - +16.