Greta se colocó frente a la estación de autobuses, tenía la mirada pérdida en el suelo, ignorando completamente todo a su alrededor.
La gente alrededor de ella pasaba mirándola curiosamente y conversando.
No le importaba que su celular estuviera vibrando en su bolsa por todos los mensajes y llamados preocupados, ella simplemente se encontraba vagando en sus pensamientos.
Pensaba en Noah entrando a la sala de estar con sus jeans y sus Vans comunes, su blusa color roja, sonriendo pícaramente cómo si hubiera nacido para ello.
Y Greta, ahí en el sillón sentada en su vestido de verano apagando la televisión que anteriormente se encontraba viendo.
"Oh dulce Greta, ¿Por qué no me preparas un trago combinado, Bacardi?" Preguntó aquella tarde con cariño.
Greta recordó cuán afortunada estaba de que él le había correspondido, así que no se opuso y le sirvió el dichoso trago.
Estúpida Greta, ¿Qué está pasando contigo?
Noah no tenía que decirlo, ella ahora era la chica que se escapó.
Oh un gran novio, un chico que logró amarla, ¿Oh acaso todo era una mentira?
Una simple pregunta que da una respuesta a todo, ¿Cómo Greta podía evitar que le gustara? ¿Cómo iba a poder evitar lo cuán enamorada que estaba, cómo podía evitar que estaba loca por él?
Porqué Noah, Greta solo pensaba que no podía encontrar la jodida respuesta.
En un principio fue fácil, lo pudo intentar todo, dejar de hablarle, salir con otros chicos...
A Greta jamás le pudo funcionar nada de lo anterior, se dejó llevar y ¿Qué había ganado? Un corazón roto y un boleto en primera clase a Manhattan. Huyendo, ¿O eso no es lo mejor que aprendió de Noah?
Intentando todo, Noah no se dio cuenta.
Greta solo podía enfocarse en el adiós, en el que era muy distraído cómo para no notarla sufrir, no notó que sus repentinas sonrisas siempre la sorprendían cada día más.
Todas sus locuras eran interesantes pero lo suficientemente peligrosas como para hacer que el corazón de Greta se acelerara.
Lo sabia, él no registraba esos pequeños detalles.
Jamás creyó que pensaría esas cosas, el estar enamorada de alguien, porque se consideraba por encima de ese tipo de cosas.
Su padre se lo advirtió, su madre la regañó.
"Oh cariño, eres mucho para él"
¿Es que Greta no se encontraba harta del encierro en su inmensa casa y con todo el dinero?
Oh claro que sí, dejándola a su imaginación sola, pensando en la aburrición, ¿Ahora tienen el descaro de tomarla cómo alguien egoísta?
Ella sólo se enamoró.
Pero entonces lo vio allí de pie, como un millonario.
Noah tenía una cara como un ángel, pero dentro de su corazón estaba tan negro como una pantalla de cine a la quiebra.
Fue tan triste
Era un mundo loco, vivían por diversión
En un lugar pobre, sola y con un desastre en su cabeza, se había encontrado bebiendo mucho Jack con Coca, escuchando su música hard rock.
Pensando bastante en Noah.
Fumando todos los jodidos cigarrillos, extrañando lo que solían tener.
Noah, no vayas presumiendo que le has robado el corazón. Pero ahora era demasiado tarde, ya lo había gritado a los cuatro vientos.
Y a Greta no le quedaba una mierda más.
Si, prefería ser la perdedora que se escapó y no volvió nunca más, que lo ha dado todo y se ha quedado sin nada.
No sabia que había sucedido, ni cuando, a pesar de que había intentado descubrirlo.
Ahora no le interesaría saberlo porque no cambiaría nada.
Es así y simplemente no podría volver el tiempo atrás.
Levantó la mirada con lágrimas en los ojos y con un tremendo nudo en la garganta.
Se había jurado que no lloraría.
¿Pero hoy en día quién cumplía sus promesas?
¿Era necesario ser feliz con Noah a un lado de Greta?
A estado aguantándose, pero estaba perdiendo su estabilidad a gritos.
Greta lo quería de vuelta, quería abrazarlo, quería escuchar sus gloriosas mentiras, quería que le dijera en el oído que todo estaría bien y que todo iba a durar por el eterno amor que tenían mutuamente.
Pero nada volvería a ser cómo antes.
Lista para subir al tren, tomó un último gran suspiro y se limpió las lágrimas con su mano.
Lo pensó una vez más.
Era mejor partir, dejar ir, que ser su querida y linda prisionera que le preparaba té caliente en las mañanas.
Que le besaba y se acurrucaba en las noches de invierno sobre él.
Que le amaba.
Y esperaba que todos los rumores de él fueran falsos, quería pensar que él verdaderamente la amó y no fue cómo un chiquillo de siete años a decirles a todos lo que había hecho con ella la noche de la fiesta.
Entonces el tren finalmente pasó frente ella, alborotándole el cabello debido al viento y ocasionándole un ligero escalofrió aunque tuviera una bufanda color magenta rodeándole el cuello.
Las personas se empezaron a acercar al tren con sus boletos en mano.
El tren se detuvo para finalmente dejar salir a un chico pelirrojo con su uniforme.
Él era quién iba a atender a todos.
Los pasajeros que se encontraban dentro del tren bajaron de él con sus maletas, con niños y con una ligera chispa de emoción.
Greta no lo entendía, el día era horrible, se encontraba gris y hacia frío, estaba a punto de llover y claramente eso no era algo lindo si no tenías con quien acobijarte.
Por el amor de dios, ella no podía dejar de pensar en él.
Después que todos los pasajeros del tren bajaron, él chico del uniforme se colocó a un lado de la entrada con una sonrisa.
Greta se acercó y sacó su boleto del bolsillo de su pantalón.
Se lo entregó al chico sonriente y finalmente se subió al tren, en busca de su nuevo destino, su nueva vida.
Cualquiera hubiera pensado que se encontraba en alguna situación grave, ¿Cómo no después de estar algunos días sin comer debido al poco dinero que traía? ¿Y después de llorar cada noche?
Cualquiera lo notaba.
Ella no era dramática, no lo era, ¿Desde cuándo un estúpido amor puede arruinarte la existencia?
Caminó hacia un asiento contra la ventana, se sentó y acomodó su bolso debajo de su asiento.
Veía con claridad las personas, cómo subían al tren sonrientes con sus maletas.
Manhattan no era tan lindo.
Seguía sin entenderlo.
Pero ella no lo notó, no notó a ese chico de cabello revoltoso corriendo cómo si su vida dependiera de ello hacia la estación, pasando sobre todo, tirando todo a su paso solo con verla y convencerla que se encontraba equivocada.
Corría y corría, con gotas de sudor en la frente y con un nudo tosco en la garganta por el frío.
No, Noah no llevaba abrigo.
¿Cómo podía tomarse el lujo de ponerse un abrigo cuándo el amor de su vida estaba escapando de él?
Él no la quería lejos, no la quería olvidar.
¿A quién podría encontrar mejor que ella misma?
Nadie y él lo sabía.
No le importó cuándo el chico de la casilla le dijo que no podía entrar si no tenía boleto, no le importó pasar por seguridad sin detenerse y mucho menos le importó pararse a respirar debido al aire que le faltaba.
Se estaba asfixiando, quizás.
Pero joder, eso no era lo importante.
Al llegar a la estación buscó con la mirada, ahora estaba mirando a la multitud con desesperación, que estaba por todas partes.
¡Si tan solo Greta supiera que nada de lo que piensa es cierto!
Estaba harto de pensar en lo que pasaría si la perdía, no sería nadie, no habría felicidad.
Caminó alrededor de las personas, sobre ellas y también empujaba a algunos niños sin querer.
La buscaba, quería gritar de la desesperación al no encontrarla.
Y por un momento recordó cuándo la vigilaba desde el campo divertirse con sus amigas, en ese lindo vestido, chiflando y brincando de felicidad.
Quería llorar.
Pero no lo haría, los hombres no lloran, ¿O sí?
Así qué se acercó al chico que estaba recibiendo los boletos y le preguntó dónde estaba la estación que se encontraba buscando.
"En la siguiente amigo, creo que te has confundido. Apúrate o llegarás tarde, pronto se irá"
Los ojos se le iluminaron, pero aún así la adrenalina corrió por sus venas.
Asintió y caminó un poco para ubicarse. Se ubicó y comenzó a correr.
Corría con un dolor en el vientre y en el corazón, el aire pegándole en la cara y traía una cara de preocupación pero eso no lo detuvo.
Sus pasos sonaban por todo el lugar, pues a medida que iba avanzando no había gente, y eso le preocupó más.
Finalmente ubicó al tren a lo lejos, achicó los ojos para que su mirada se enfocara correctamente.
Oh Noah, esa sonrisa la debió guardar.
Siguió corriendo, lo más que pudo.
La poca gente que lo veía se preguntaba por que tenía esa locura encima.
Pero ellos no lo sabían, no sabían cómo era verla jugueteando para él y riendo para él.
No sabían lo glorioso que era sentir un beso de ella.
O quizás un abrazo.
Era su culpa no saber demostrarlo, lo admitía.
Su sonrisa desapareció cuándo del tren hizo sonar la campana que indicaba que se marchaba. Se desilusionó cuándo gritaba que lo esperaran y no le hacían caso.
Se le partió el corazón cuándo vio el tren partir.
Y se tiró al suelo con lágrimas en los ojos cuándo sintió cómo se le iba la vida.
Oh Noah, ¿Por qué no aprendiste?
Greta pensó en el asiento dónde se encontraba, marchándose, qué quizás todo hubiera cambiado si él hubiera llegado.
Solo quería verlo por una última vez.
Pero él si llegó.
Finalmente Noah se fue, no queriéndose ir, pero fue arrastrado de ahí sollozando por los fuertes guardias de seguridad.
Qué patético se sentía.
Pero Noah si la amó.
Terminó siendo el peor perdedor en un juego de locos que no supo entender.
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Lo que no supo entender. |One Shot|
Non-FictionGreta es una chica que como las demás ha sufrido de amor, pero ¿Qué pasa cuándo se cansa de Noah?