1CAPÍTULO

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Katy.

--¡Simón!--grité desesperada al verme al espejo con la cara roja como un tomate. Esta vez mi hermano me las iba a pagar.

--Si, Katy, ¿en qué te puedo ayudar?--dijo apunto de estallar de la risa.

--No te hagas el gracioso, si no fuera por que puedo ir a la cárcel, date por muerto.

--Uy que miedo, el tomate me amenaza.

--Já, le diré a mamá--dije corriendo a la cocina--¡Mamá!, Simón volvió a echar colorante en mi crema de cuerpo.

Si, no era la primera vez, nunca nos llevábamos bien y eso implicaba gastarme bromas todo el tiempo, detesto eso.

--¡Oh, Katy!, pareces un tomate--dijo riéndose.

--¡No es gracioso!, deberías hacer algo que no sea burlarte--dije desesperada--¡ahhg!, estaré en mi cuarto.

Me volví justo cuando mi hermano llegaba y se puso a reír con mamá.

Nuestra casa -en realidad apartamento- es pequeño pero cómodo, solo unos pasos de la cocina y llegaba a la pequeña sala de estar, a la par estaba mi cuarto oscuro sin ventanas, me encantaba. Tenía varios dibujos, y fotos pegadas en la pared y alguna que otra canción, escrita con mi torcida letra (nunca me gustó).
En medio del cuarto estaba mi cómoda cama con mi gran colección de peluches, desde pequeña siempre me gustaron. A la par de ésta había un gran armario que solo ocupaba la mitad por que nunca tuve mucha ropa pero así estaba bien. Volví a mi baño, que por dicha tenía en mi cuarto, no me gustó compartir cosas con mi hermano, así que, era mejor de esa manera.

Después de volverme a bañar fui directo a mi pequeño armario, me puse mi famoso overol que usaba para todo, con una camisa azúl de manga corta y unas zapatillas negras, hoy me dejaría mis colochos, así que, solo me puse crema y listo.
Cuando escuché teléfono, supe quien era.

*Hola Katy.*
*Hola Lela , ¿saldremos hoy?*
*Eso ya es obvio. En el parque, a las tres.*
*Ahí estaré esperando Mafiosa.*
*Okay Mafiosa*

Dejé mi teléfono en la cama y puse música en mi computadora, con eso me puse a ordenar mi cuarto y a doblar mi ropa.

Recuerdo que ayer, cuando vino Lela a mi casa, empezamos a probarnos un montón de ropa, haciendo loco como si fuéramos modelos. Fue divertido, excepto cuando nos llegó un mensaje que decía: "las veo".
Ahí nos asustámos pero concluimos en que era una broma tonta de Jeny, eso me recuerda que podría invitarla al parque, agarré mi teléfono y le envíe un mensaje.

^Hey, Jeny en el parque a las 3 -Katy^

Después de terminar de ordenar, bajé a la cocina para desayunar y almorzar, por que me levanté tarde. Al entrar vi a mi mamá, quién es alta, pelo lacio y negro, con un poco de pecas. Ella era bonita pero muy estricta y aunque ya tenía bastante edad, no se le notaba mucho. Ella y papá se divorciaron cuando yo tenía trece años, pero aunque yo lo haya superado, ella aún guarda rencor a nuestro papá.

--Mamá, ¿qué hay de comer?

--Macarones en salsa blanca, come y dejale a tu hermano, ya me tengo que ir--dijo dándome un beso en la frente--los veo en la noche. Recuerda la cena.

Dijo ya abriendo la puerta.

--Chao señora de las cuatro décadas.

--Já, muy graciosa tomate.

Cerró la puerta.

Al terminar de comer, salí de la casa y me fui directo al parque. No era muy largo, solo cuatro cuadras, así que me fui caminando.
Cuando llegué estaban Lela y Jeny.

Lena era alta, blanca, con el pelo largo, lacio y color castaño, era flaquita, y utilizaba unos lentes negros cuadrados, aunque no le gustaban para nada, en cambio, Jeny era pequeña, con el pelo corto y castaño, éste era lacio al igual que el de Lena, su piel era de color morena y era un poco más gruesa que Lena -ésta era bastante delgada-, también era muy coqueta y elegía muy bien su ropa.

Me acerqué lentamente hacia ellas...

Lela.

Jeny y yo estábamos hablando de ir de compras hoy con Katy cuando alguien nos tapó los ojos, pero ya sabíamos quién era.

--Katy deberías dejar de hacer eso cada vez que nos vemos--dijo Jeny riéndose.

--Es para ver si se pueden proteger, ¿qué pasa si no soy yo?--dijo Katy.

Ella iba a clases de defensa personal y siempre nos enseñaba cómo defendernos, con la excusa de que no quería perder una amiga en este lugar tan grande, aunque en parte tenía razón, aquí en Francia se hacia cada vez más peligroso el salir solo.

--Sip, pero ya sabemos que eres tú--dije quitándome su mano.

--Bueno, dejaré de hacerlo--se sentó en el zacate--solo si me compran un helado.

--Está bien--dijo Jeny sentándose también-de por sí hoy estábamos planeando ir de compras.

--Pues, tal vez puedes invitar a Jack--dijo Katy riéndose.

--No gracias es tarde de chicas, no tiene que venir mi novio solo por que hace días no nos vemos--dijo Jeny viéndome, ellas sabía que no me lo soporto, entonces esa era una forma de preguntarme

--Bueno, pero si me molesta lo mato ahí mismo--dije riéndome

--¡siii!, gracias, gracias, gracias Lela--dijo llenándome de besos la cara.

--Si si, ya, mucho amor me da asco--dijo Katy disgustada--dejémoslo así, vamos ya de compras.

--Bueno Mafiosas.

Cuando estábamos apunto de irnos escuchamos una voz aguda y todas volvimos a ver.

--¡Katy!, ¡chicas esperen!--gritó la pelirroja corriendo hacia nosotras.

--¿Cuándo va a entender Mona que no nos cae bien?--dijo Katy disgustada.

--Creo que no muy pronto, vamos--dije poniéndome a correr.

Ellas asintieron ya corriendo.

--¡Nos va a alcanzar!--dijo Jeny agotada.

--¡Vamos a ese callejón!--Katy señaló un pequeño callejón entre la heladería y la biblioteca.

Al llegar al pequeño callejón nos quedamos calladas cuando un sonido interrumpió el silencio, era como metálico y alguien decía algo raro.

--Geyaerbuk gesbuk als gemes beisgemesfal beialskambukeralsfalas kuayarmesbukeralsmeser.

Nos miramos un poco extrañadas y caminamos al fondo del callejón siguiendo los sonidos, cuando vimos a una pequeña niña con alas nos quedamos atónitas. Era hermosa y mientras hablaba movía sus manos.

--Zaokalsgemesfal--dijo.

La pequeña, que se giró, al vernos se tiró al suelo y se le cayeron unos papeles raros de su pequeña bolsa y un frasco cayó en el suelo y un brillo se espació por el lugar.

--¡kuaiarbuk kuaiarbukerbukmesfal!--dijo asustada.

Nosotras nos miramos nerviosas sin saber que hacer o decir.

--¡Ahhg!, ¡no entendéis tontas humanas!--dijo disgustada.

--¡Hey!, eso sí lo entendimos.

La pequeña nos miró aún más asustada.

--pero, ¡¿cómo?!, ¡oh, no!, mi posición les cayó encima.

--¿Qué dices?

--¡Ah!, ¿hablas de esto?--dije tocando el brillo dorado--a ti también te cayó y...

--¡¿Qué?!--gritó.

--¿Tus alas se cayeron?--dijo Katy extrañada.

La pequeña vio sus alas con tristeza.

--¡Es su culpa!, ¿qué voy a hacer ahora?

--¡Espera, cálmate! Y explícate por que te asustas y eres una niña rara, además, nuestra amiga está en shock--dije y en ese momento se desmayó la niña...

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⏰ Última actualización: Oct 31, 2016 ⏰

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