Un solo bosque para muchas preguntas

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Año 1979

Corrí y corrí lo más rápido que pude hasta un bosque lo más alejado posible de ellos, esas personas que durante 6 años me han maltratado. No importa cuán lejos me alejara, no podía dejar que ellos me alcanzaran, en mi carrera me topé con lo que parecía ser un cuchillo ¿Qué rayos hacía un cuchillo en mitad del bosque? Realmente en ese momento no le di mucha importancia y simplemente lo tomé y volví a correr.

Me detuve agotado entre unos arbustos, pero de pronto escuché sus voces, pronunciando mi nombre, con la intención en sus puños de no dejarme escapatoria una vez que me atraparan, asustado saqué el cuchillo por si algo llegara a pasar, y de pronto comencé a temblar ya que escuché unos pasos que venían hacia mí, unos pasos que, a medida que hacían crujir las hojas del suelo, que nada me iba a salvar, pero de pronto, de entre los arbustos escuché una voz, una voz angelical de una mujer

-Ven, ven, niño del bosque, yo te protegeré-

Y como si fuese un impulso, a pesar de que fácilmente podía ser una persona con malas intenciones, seguí la voz casi como si estuviera hipnotizado

-Ven, no tengas miedo, este es tu destino- decía la voz a medida que yo la iba siguiendo.

No se por cuánto tiempo caminé no por donde fui, pero luego de un rato llegué a la entrada de la parte más espesa del bosque, pero de entre los árboles podía ver una gran luz blanca alumbrándome

-Oh niño del bosque, en esta luz aguarda tui verdadero destino- me decía la misteriosa voz

Sin pensarlo dos veces atravesé la extraña luz blanca, no sé cómo ni por qué, pero logré ver unas extrañas siluetas, que no pude distinguir bien

-Ven... Ven...- me decían las misteriosas siluetas

Aquella luz en cierto momento alumbró tanto que tuve que cerrar los ojos, cuando los volví a abrir me encontraba en el mismo bosque. Al no poder ver nada más allá del espeso follaje del bosque tomé la decisión de seguir un camino marcado por pequeñas piedras. Logré divisar una salida de entre los árboles, así que fui corriendo hacia ella; cuando finalmente la alcancé, la crucé con curiosidad, al hacerlo mis ojos no podían creer lo que veían, había un hermoso paisaje ante mis ojos, una hermosa cascada, con un arcoíris sobre el lago donde caía su agua, mas a lo lejos veía una montaña nevada y su espeso color blanco lo hacía parecer estar hecho de nubes y justo a la altura de mis piernas había un campo de flores de todo tipo, de color fuertes y vivos, en frente de mí había una gran roca plana que comenzaba en la tierra y se elevaba por encima del agua, con un rayo de Sol apuntando a su punta. Luego de quedarme un rato admirando el paisaje, subía a la extraña roca y antes de que llegara a su punto más alto llegaron un montón de mariposas de un color lila intenso y empezaron a revolotear en frente de mí, de repente comenzaron a emitir una luz de color azul, en él las mariposas tomaron la forma de una mujer alta, el pelo que era de color marrón, le llegaba hasta el final de la espalda, llevaba puesta una túnica blanca, con una cinta color azulo a su alrededor y un diamante color lila en su hombro, esta estaba encima de la cinta, llevaba unas hermosas alas de mariposa grandes, igualmente de color lila, tenía unas costuras que permitían ver sus piernas adornadas por largas tobilleras color dorado en forma de corazón

-Oh niño del bosque, te he estado esperando, por fin llegaste, estabas en grave peligro ¿estás herido?- luego de decir esto, la mujer comenzó a mirarme de cerca el rostro, los brazos y las piernas

-N-no, tranquila, estoy bien...- dije algo nervioso

-Me presentaré- la mujer se llevó una mano a su pecho y sonrió

-Me llamo Aitel, soy una Flumeie, soy la guardiana de estas tierras y de algunas de las criaturas que aquí viven-

Yo aún no podía creer lo que estaba viendo, todo era real, en ese omento no sabía que decir o pensar, estaba impactado, no podía creer que una criatura así existiera

¿D-dónde estoy?- le pregunté algo asustado

Ella rió levemente y extendió sus brazos hacia los lados sonriendo

-Estás en Hometree, el bosque más grande de estas tierras, aquí habitan seres muy amigables y amables, es un lugar seguro para ti, pequeño-

Al escuchar esto me relajé y di un suspiro de alivio muy grande

-¡Aitel!- dejó escucharse a lo lejos una voz muy extraña que parecía ser de un hombre

-¡Aitel!- gritaron de nuevo y de un momento a otro, un ser de metal estaba frente a nosotros -¿¡dónde estabas!? ¡Me tenías preocupado!- gritó la criatura

-Oh lo siento R.A.M.O.S. es que he querido salir a respirar un poco- sonrió Aitel de forma inocente

-E-espera ¿eres un robot?- lo miré sorprendido

-Por supuesto que si- dijo con un tono de alegría

Este era un robot de lo más peculiar, era pequeño, tenía una cabeza cuadrada, una boca que podía cambiar su forma como si fueran labios reales, sus ojos redondos de color verde tenían cada uno un pequeño cuadrado de color negro, que serían sus pupilas, sus brazos aunque eran pequeños, se estiraban, tenía un cuerpo rectangular mediano con una tapa en él y dos ruedas debajo con las que se movía

-Oh, los presento- dijo Aitel mirándonos a ambos –R.A.M.O.S. Este es un niño que me encontré hace un momento, su nombre es... Espera, no se lo he preguntado aún – rió Aitel, llevándose una mano a la nuca

-Ah claro, yo me llamo Dankbarkeit... lo sé, nombre raro ¿no?- reí levemente

-Oh pues lindo nombre- dijo R.A.M.O.S. sonriendo –de hecho mi nombre es más largo, cada letra es una sigla y significan Robot Amigo Mata Oscuridad Supremo- dijo orgulloso –Aunque con esta forma no tenga mucho de supremo...-

Reí y lo miré con curiosidad –¿esta forma?- En ese momento, Aitel me puso la mano en la cabeza

-Todo a su tiempo- sonrió ella

Yo sonreí de vuelta y asentí

-He sido programado para proteger a Aitel y a quien ella decida que debo proteger también- dijo R.A.M.O.S.

-¿Y quién te creó?- pregunté

-Realmente no lo sé... Solo que vine aquí con instrucciones de protegerla, no sé de quién ni de qué... Pero en fin, me gusta mucho estar con ella- sonrió R.A.M.O.S. mirando a Aitel

-Y de verdad haces un muy buen trabajo- rió alegremente Aitel

-Oigan... ¿hay algún lugar en el que me pueda quedar? Estoy algo cansado...- me estiré un poco

-Oh si claro ¡ven! ¡Vamos!- dijo Aitel emocionada

Comenzamos a caminar por aquel hermoso bosque, logré ver de entre los árboles a algunos duendes, que estaban buscando alimento, volando sobre nosotros había algunos grifos de pequeño tamaño, luego pasamos al lado de un lago en el que saltaban unas criaturas con cara de pez y cuerpo de pulpo

Luego de mucho rato caminando llegamos a una casa en un claro, esta estaba hecha de madera y tenía un jardín con flores azules

-Bueno, entremos- sonrió Aitel a la vez que abría la puerta

Fin del capítulo 1 

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⏰ Última actualización: Nov 01, 2016 ⏰

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