Era jodidamente fría.
Pero también tan jodidamente cálida.
Era jodidamente impredecible.
Jamás sabías si al día siguiente iba amarte o ignorarte.
Pero también sabía interpretar su manera de ser.
Era jodidamente frustrante.
Pero también graciosa y simpática.
Era como si fueran dos mundos , su lado tierno, lleno de luz, y su lado oscuro, bien podía comportarse tan cruel, y al día siguiente... tan linda.
Era un remolino de emociones.
