12.

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He aquí esta luz

que parpadea sin descanso,

arrullándose al río

con su frágil arcaduz.


Se asoma a mi ventana,

expuesta como el cielo

de la noche más callada,

ocultándose en su abrigo.


Sin prisas ni asombro

le dije dulcemente,

no temas mi angelito

que estoy para aguardarte.


No quiso esperar

ni al amanecer,

con un tierno susurro

me dijo te amo.


Pulso con pulso

se unían los pechos,

recostadas en el cabecero

tomando unos mates.


Nos preguntamos felices,

¿por qué tanto amor?

cuando hay tanto odio

en personas infelices.


Creo sin regreso

que el amor es amor,

el amor es tan libre

como el ágil sinsajo.


No pienses tanto

cuando es tan obvio,

te amo y me amas,

con eso nos basta.


El amor durará

hasta su último día,

nuestro amor quedará

como huella imborrable.

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