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Mary Ann se miraba una y otra vez al espejo no muy convencida de su atuendo.

–¿Y bien? –interrogó– hice un buen trabajo, ¿verdad? –sonrió hacia Jean–.

Él sólo la miraba fijamente, su hermana se veía increíblemente bien, no podía negarlo y eso le preocupaba, le preocupaba que pudiese llamar la atención de alguno de los hombres que estarían en aquella fiesta.

–¡Por supuesto que no! –replicó la menor, sacando de sus pensamientos al chico– ¡ni siquiera parezco yo!

–¡Lo sé! –exclamó Suzy con emoción– soy increíble, lo sé, lo sé –se alabó a si misma–.

–Si no le parecé a Mary, tal vez deberías cambiar su aspecto de nuevo –opinó el castaño–.

–Lo haría, pero voy tarde para mi salida con Gray –dijo y se fue de la habitación–.

–¿Me veo muy mal? –preguntó a su hermano–.

Él observó detalladamente cada pequeña parte de ella, su maquillaje perfecto, su vestido impecable que se veía espectacular con su cuerpo, que aunque no tuviese el mejor, la hacia llamar la atención.

–Te ves deslumbrante –le brindó su sonrisa más sincera–.

⚪⚪⚪

Mary Ann esperaba pacientemente sentada en la cama de su habitación, al parecer la firma del tratado sería en su casa, pero ella no lo sabía, por lo que cuando vio que los socios entraban a su hogar, corrió lejos de la puerta y se encerró en su habitación.

¿Me habrán visto? se preguntó nerviosa, cubriendo su rostro con sus manos–.

20 minutos después pudo escuchar risas y voces de hombres en la sala de su hogar.

–¡Entonces nos vemos ahí! –escuchó exclamar a su padre, seguido de el sonido de la puerta cerrarse–.

Suspiro.
Se habían ido.

⚪⚪⚪

Slenderman llego a su hogar.

Le hubiese encantado relajarse un poco, pero tuvo que examinar que todo estuviese a la perfección.

La mayoría ya habían firmado el documento, pero aún faltaba la firma de uno de los socios, el cual decidió firmar hasta que viese la forma en la que se trataban unos a los otros en la reunión.
Algo muy estúpido para el más alto, pero tuvo que morderse la lengua para no decirlo en voz alta.

–Excelente trabajo, Jane –alagó Slenderman a la pelinegra–.

–Nada de "excelente trabajo, Jane" –imitó su voz– me debes una –reclamó–.

Slenderman observó su reloj.

Aún tengo una hora pensó–.

Lo único que hizo fue ducharse, y cambiar su traje por otro exactamente igual.

⚪⚪⚪

–Me alegro de que todo haya salido bien en la firma –comentó Mary Ann a su padre, él cual tenía la vista fija en el camino–.

–No te alegres tanto que aún no lo he firmado –contestó–.

–¿Por qué? –preguntó curiosa–.

–Primero quiero ver que todos se lleven bien entre si –respondió– bueno en realidad quiero joderlos un poco.

Mary Ann sonrió divertida.

–Me gusta tu vestido –alagó– ¿siempre lo has tenido? –preguntó–.

–Es de Suzy, no le gustó nada de mi ropa, así que decidió que este sería el que me pondría –jugó con sus dedos–

–Ya veo –y fue lo último que dijeron hasta llegar al lugar–.

⚪⚪⚪

Slenderman recibía con mucho "gusto" a sus invitados, y digo "gusto" porque él lo único que quería era que todos se fuesen y tumbarse en su cama a dormir por un mes.

–Slender –interrumpió una voz masculina, era Jeff–.

–¿Qué sucede, Jeff? –el más alto dejo a sus invitados y fue con el chico de la sonrisa–.

–Un sujeto estaba exigiendo por el alcohol, Eyeless y yo intentamos explicarle que aún no podíamos, pero se puso a la defensiva y no sé que mierda paso que quería que Jane lo acompañase a su auto, pero luego vio a Nina y ahora quiere que ambas vayan con él –explicó–.

–Demonios, no otra vez –dijo el pálido para ir a la dirección en la que sucedía aquel desastre–.

Después de una charla con aquel sujeto, decidieron que lo mejor fue darle un poco de alcohol y prohibirle acercarse a las chicas de aquella casa o sino se las vería con todos los chicos de aquel lugar, el sujeto lo entendió a la primera.

–¡TE DIJE QUE ESTO VOLVERÍA A PASAR! –gritó Jane–.

–Pero ya esta controlado, por favor no se vayan –rogó Slenderman cansado–.

–Sólo por ti –dijo Jane para después seguir con su trabajo–.

⚪⚪⚪

Zalgo ayudaba a bajar a la menor de sus descendientes, ya estaban fuera de la casa del ser sin rostro, por lo que Mary se puso mas nerviosa.

–Sólo iremos, saludaremos, comeremos, firmaremos y nos iremos mucho a la verga.

–¡Papá! –le reclamó–.

–Está bien, está bien –bufo– nos quedaremos un rato.

La de cabello moreno alzó la vista, observando así la gran estructura frente a ella.

El lugar era enorme, se podía escuchar la música desde afuera.

–Vamos.

Ambos caminaron hasta la entrada principal, en donde Zalgo simplemente giró la perilla y dejo pasar a la menor.

Esta al elevar la vista pudo notar como la observaban.

Se dio cuenta que todos eran como su padre, diferentes.

Se tenso al ver a un chico de sonrisa tallada observarle fijamente.

–¡Darly! –exclamó Zalgo hacia uno de sus socios y luego tomó a su hija por la cintura, lo cual hizo que la gran mayoría apartase la vista–.

Zalgo se acercó hacia un grupo de cinco hombres, todos de apariencia grotesca.

–Pero que linda acompañante tienes, Zalgo –dijo uno, tenía dientes como los de un tiburón y su piel era verdosa–.

–Gracias –dijo sin tomar importancia–.

–¿Cuál es tu nombre? –le preguntó a la pelinegra–.

Este hombre, tenía ojos grandes que parecían no parpadear, cuernos como los de su padre y lengua larga.

–Mary Ann –se adelantó Zalgo, le molestaba el interés que le tenían a su pequeña–.

–Mary Ann –susurró otro que no dejaba de verla–.

Era un hombre alto, de casi dos metros, contextura normal y con dos brazos de más, nariz perfecta y respingada, sonreía mientras observaba a la hija del demonio.

–Mary, ¿qué tal si vas por algo de beber? –pidió disimulando su enojo–.

–S-sí

Enseguida fue y se sintió volver a respirar cuando observó a su padre hablar de forma seria con aquel sujeto.

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⏰ Última actualización: Mar 21, 2018 ⏰

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