Pidele que vuela. (Larry Stylinson) ONE SHOT

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Pídele que vuelva. (Larry Stylinson)


-Harry, me alegro verte de nuevo por aquí, creí que nunca volverías.- dijo el hombre de la librería publica de la ciudad de Londres, él se veía feliz, como si sus palabras fueran sinceras. Traté de recordarlo, pero ni siquiera recordaba haber entrado en esa librería antes. 

-… Disculpe… no lo recuerdo.- confesé tímidamente. Me frustraba demasiado cuando esas cosas me pasaban.

Mi nombre es Harry, Harry Styles. Tengo 18 años, es lo único de lo que estoy completamente seguro de mi vida.  Perdí la memoria hace 7 meses, cuando desperté  después de haber estado por 5 meses en coma. Por lo que me contó mi familia, yo venía de regreso de una fiesta, estaba bajo el abuso del alcohol y eso provoco que chocara contra otro coche, haciendo un accidente bastante grave.  Me golpeé la cabeza demasiado fuerte, tuve una fractura de cráneo y eso me durmió durante meses, después cuando desperté, se había borrado toda la información de mi memoria, obligándome a empezar desde cero.

Ahora eh tratado de regresar a “mi vida” de antes. Mis amigos me han ayudado a recordar cosas, pero en realidad, no me siento cómodo con ninguna de ellas. Mi novia me parece molesta, mis amigos me desagradan la mayoría de las veces, no me parece divertido salir a las discotecas con ellos, no sé, es como si sintiera que están tratando de convertirme en algo que no soy y nuca fui.

Había decidido ir a esa librería a escondidas de mi familia, la había visto unos días antes y mis ganas de entrar se habían vuelto inmensas, se lo comenté a mi madre y no reaccionó de la manera más esperada. Me dijo que los libros eran basura, que yo detestaba los libros y todo lo relacionado con la intelectualidad, me prohibió ir a ese lugar, lo cual me pareció bastante exagerado. 

-Soy Sam, Sam Williams.- aun seguía con una enorme sonrisa, hablaba tan seguro, como si creyera que yo estaba bromeando. –Sam…cajero… aquí…. ¿no?- negué con la cabeza en señal de disculpa. –mierda, entonces lo que dicen es cierto…- su expresión se volvió preocupada. – ¿no recuerdas nada?

-no… sinceramente no recuerdo haber estado aquí antes…- confesé, dejé el libro que ojeaba unos minutos antes y le presté más atención al hombre.

-¿nada de nada? ¿Ni siquiera… unos lentes enormes y una libreta de cuero café?- elevé las cejas tras su pregunta, me había parecido bastante extraña.

-no, lo siento.

-bien.- desvió la mirada y dio un gran respiro. –creó lo mejor es que te deje solo, ha sido un gusto verte bien Harry, disfruta tu lectura.- dijo rápidamente y se fue, él parecía preocupado, raro, parecía que él sabía algo de mí… Como si ese hombre hubiera sido un amigo mío en el pasado o algo así.

Lo seguí con la mirada hasta que desapareció entre los enormes libreros de la biblioteca. Volví a pensarlo, me pareció aun más extraño recordar que mi madre me había prohibido ir a ese lugar, seguro ella quería evitar que yo me reencontrara con ese hombre. Suspiré e intenté de olvidarme de eso, mire de nuevo entre los estantes de libros y tomé uno que hablaba sobre la vida de una asesina en serie “Mónica Limar”, que fue el primero que me llamó la atención.  

Caminé hacia la zona de lectura, en donde habían sofás para sentarse a leer. En ese lugar reinaba el silencio, era demasiado tranquilo y acogedor. Me senté y abrí el libro para comenzar a leerlo. La historia te hablaba sobre como una mujer prostituta había terminado como una de las asesinas seriales más famosas de la historia, su vida había sido muy trágica y triste, desde los abusos de su padre hasta la falta de dinero para comer. 

Pronto me había metido tanto en la historia que dejé de contar el tiempo, sentía un nudo en la garganta por cada palabra que leía . Tras todos los abusos que Mónica había tenido que sufrir, terminó enamorada, se enamoró de Sheilic, una estudiante insegura, pasaron un tiempo juntas, pero al final fue Sheilid quien terminó entregándola a la policía. En el libro venia una copia de la última carta de Mónica para su novia. La leí y sentí las tremendas ganas de liberar mis lágrimas. 

-toma.- escuché una voz junto a mí, dejé de leer y miré a mi izquierda para ver de quien se trataba. –Seca tus lágrimas.- me sonrió cuando cruzamos miradas.

Era un chico joven, como de mi edad, su piel estaba levemente bronceada, su cabello café caía vagamente por su cara y cubría un poco de su ojo izquierdo color azul. Utilizaba lentes muy grandes, cuadrados que le daban un toque de chico intelectual.

Me avergoncé al darme cuenta que ese chico me ofrecía un pañuelo para secar mis lagrimas. Desvié la mirada y las sequé con mi mano rápidamente. –Eso ha sido raro, nunca antes había llorado con un libro.- traté de justificarme, en realidad no tenía idea si había llorado antes o no.

El chico comenzó a reír muy bajo y retiró el pañuelo. –Es totalmente normal, la historia de Mónica Limar es muy triste, yo entré en una especie de depresión cuando terminé de leerla.- sonrió. Comencé a reír, él tenía razón, la historia era demasiado triste. –Aun sigo odiando a la puta de Sheilid por haberla traicionado de esa manera.- Bajé la mirada aun sonriendo. – Soy Louis.- extendió su mano al presentarse.

Lo miré y tomé su mano. –Yo soy Harry.- nos miramos por unos segundos a los ojos. Ese chico tenía algo extraño, su mirada me hacía sentir como si él formara parte de mi vida, como si fuera alguien importante para mí. Esa había sido la primera vez que yo sentía conocer a alguien que se presentaba ante mí.

-bien Harry… Creo que deberías soltar mi  mano, es mía.- comentó después de unos segundos de que yo estuviera sosteniendo su mano. 

La solté nervioso y antes de que pudiera decir algo mi móvil comenzó a sonar. -¿te importa si contesto?- él negó con la cabeza. Miré mi móvil, era mi madre. –Hola madre.- dije al contestar. Louis me miraba sonriendo, después se desvió hacia su mochila y comenzó a mirar dentro de ella.

-¿se puede saber donde estas? ¡Oscar y Bruno están aquí desde hace 1 hora! Dicen que ustedes han quedado de salir al boliche.- di un leve golpe a mi cabeza, me había olvidado que en un intento de deshacerme de mis “amigos” había quedado con ellos de salir esa noche.

-oh, sí, lo siento madre, lo eh olvidado, diles que llego en 30 minutos.- miré hacia Louis, noté como se asomada de su mochila una libreta de cuero café. 

-Date prisa hijo, no puedo creer que les hagas esas groserías a tus amigos. –Me quedé sorprendido, recordé las palabras del hombre que me había saludado unas horas atrás. “Ni siquiera… ¿unos lentes enormes y una libreta de cuero café?” Louis tenía lentes grandes y una libreta de cuero café. Él me miró y me hizo una seña despidiéndose, se levantó y comenzó a caminar, al parecer tenía que irse. –enserio hijo, eso está muy mal, no puedes seguir así si no quieres perder a tus amigos.  

-sí, si mama, después hablamos.- colgué la llamada y corrí en la misma dirección hacia donde Louis se había ido, no lo encontré, miré a todos lados y pero él ya no estaba.

Regresé el libro a su lugar y después comencé a dirigirme hacia la salida de la librería. Estaba muy extrañado con todo lo que había ocurrido, primero el hombre que decía conocerme, después su extraña pregunta sobre mis recuerdos y al final, el chico que llevaba los mismos objetos relacionados con las preguntas del hombre. Pensé que seguro era mera coincidencia y traté de olvidarme del asunto. 

Mientras caminaba hacia mi automóvil noté la mirada de una chica sobre mí. Ella estaba frente a mi auto, se veía cansada, como si hubiera llorado mucho. Cuando se dio cuenta de que yo la veía respiró profundamente y se acercó. Se quedó en silencio, parecía muy nerviosa, temblaba y se veía vulnerable. 

-¿puedo ayudarte en algo?- le dije después de unos incómodos segundos de silencio. Definitivamente ese día me habían pasado demasiadas cosas raras.

-hola Harry.- dijo entre dientes. Bien, ella sabía mi nombre, eso quería decir que nos conocíamos.

-hola.- la miré atentamente, tratando de recordar aunque sea un poco, pero como siempre, fue imposible. 

-me alegra verte bien…- su voz se escuchaba como si estuviera a punto de romperse. –yo se que él está muy feliz de ver que tu estas muy bien, por eso me alegro mucho.- sus palabras me confundían cada vez mas.

-lo siento, no sé de qué me hablas.

-lose.- dijo rápidamente. –lose, por eso estoy aquí. Escúchame, si quieres que todo esto termine bien, no tienes que mencionarle a nadie esto. 

-bien, esto es muy raro, creo que lo mejor es que me vaya.- la chica comenzaba a asustarme, su actitud, sus palabras, todo. Me dirigí a mi auto y saqué la llave para entrar.

-¿Sientes como si tu vida fuera un invento? ¿Cómo si todo lo que te dice tu madre fuera mentira? Es porque lo es.- me quedé helado, ¿Cómo esa chica sabia eso? Volví a mirarla esperando a que prosiguiera. – estoy aquí para decirte la verdad.

-¿de qué estás hablando? ¿Podrías ser más concreta? Sabes, hoy me han pasado demasiadas cosas extrañas y tú no me ayudas mucho. 

Ella se quedó en silencio, respiraba lentamente y se movía con lentitud, metió su mano al bolsillo de su abrigo y sacó una pequeña cajita de cartón. –No puedo decírtelo todo así de golpe, eso te haría mal, es más, probablemente ni siquiera me creerías.- me entregó la caja. La tomé confundido. –abre esto cuando estés solo, no dejes que por nada del mundo alguien que no sea tu vea el contenido, recuerda, no le menciones esto a nadie. 

-¿Qué es esto? ¿De qué me servirá una caja de cartón?

-contiene algo que probablemente te ayude a recordar algunas cosas. A partir de ahora te buscare cada fin de mes, te entregare 4 cosas, cada una de ellas te irán abriendo la mente poco a poco, esta caja es una, aun faltan 3.

Comencé a reír, me parecía estúpida esa situación, era como una broma o algo así. -¿Qué es esto? ¿Qué intentas hacer? ¿Quieres asustarme o algo parecido?- metí la cajita a uno de los bolsillos de mi chaqueta.

-recuérdalo, nadie tiene que saber de esto. Nos vemos el próximo mes.- se dio la vuelta y se perdió entre la multitud de personas que caminaban sobre la calle. 

Elevé las cejas sorprendido y subí a mi auto, tal vez mi madre había tenido razón al prohibirme ir a la biblioteca, en solo esa salida ya me habían pasado las cosas más raras desde que había despertado del coma.

Prendí el auto y conduje hasta mi casa. Me encontraba un poco cansado, quería llegar a dormir y olvidarme de ese día tan extraño.

Al llegar a casa me encontré con los idiotas que se supone eran mis mejores amigos. Eran unas personas superficiales, huecas, que lo único en que pensaban era en sexo y alcohol, algo que no me llamaba mucho la atención. 

-¡por fin Harry! ¿En donde mierda estabas? ¡Quedamos en irnos a las 7!- dijo Bruno al verme entrar por la puerta. Ellos estaban sentados en los sillones de mi casa, tomando una cerveza y mirando la televisión. 

-lo siento.- contesté cortante. –se me ha hecho un poco tarde.

-déjalo Bruno, seguro estaba con Kathy.- Oscar me guiñó el ojo pícaramente y después volvió hacia el televisor. Kathy era mi “novia” una chica rubia y de ojos verdes, era como la típica chica sexy con la que cualquier hombre quiere salir, excepto yo. A mí me ponía de mal humor con solo su presencia. No entendía como mierda me la había hecho novia.

-si… iré a cambiarme, esperen aquí, ya bajo.- me di la vuelta y subí a mi habitación. 

Me senté sobre mi cama al entrar. Cubrí mi cara con la almohada y trate de relajarme un poco. No quería salir, no quería estar con esas personas. Solo quería regresar a la biblioteca y continuar leyendo algún libro. Quería saber de Louis, me llamaba demasiado la atención. 

Recordé la cajita que me había dado la chica, rápidamente la saqué de mi bolsillo y la observé. “recuerda, que nadie sepa sobre esto” ¿Qué podía contener esa cajita? … ¿Por qué hacer tanto misterio sobre eso? 

No lo pensé más y la abrí. Sentí un dolor pulsante en mi cabeza al ver de lo que se trataba. Era una cadena de plata, le colgaba una pequeña figura de avión, del mismo material. 

Mi cabeza continuaba palpitando, cada vez más fuerte y doloroso. Me dejé caer sobre la cama al no soportar más el dolor. Una lágrima recorrió mi mejilla, sentí mi corazón estrujarse.

No entendía que era, o por qué me había afectado tanto. No recordaba en lo más mínimo esa cadena, pero aun así sabía que tenía un fuerte significado para mí.

-¡HARRY! ¡Viejo apúrate!- escuché la voz de Bruno y me sacó de mis pensamientos. Me incorporé en la cama y limpié la humedad de mi rostro. Respiré lo más profundo que pude. Caminé hacia mi closet y guardé la cadena en el lugar más profundo que encontré. 

Eso era real, no una broma como creía, esa chica podría decirme qué era lo que en realidad había pasado con mi vida. 

PRIMER ENCUENTRO, MES #1: cadena de avión.




Al día siguiente me levanté temprano a pesar de la enorme desvelada que me había dado la noche anterior gracias a mis amigos. Me bañé, me cambié y bajé a desayunar.

Durante el desayuno no me atrevía a mencionar palabra alguna. Mi madre había notado mi extraña actitud y gracias a eso llevaba gran parte del tiempo preguntándome si me pasaba algo. En realidad no me pasaba nada, solo estaba confundido y en cierto punto asustado.

Me preguntaba qué podía ser tan malo como para que mi familia me lo ocultara. ¿Qué había pasado en mi vida y porque no querían decírmelo?

Al terminar me levanté y les mentí diciendo que saldría con mi novia, quería evitar levantar sospechas.

Salí de mi casa y fui directamente hacia la biblioteca, sabía que ahí estaba el hombre que me podía dar respuestas. No estaba dispuesto a esperar cada que la chica del día anterior apareciera. Necesitaba entender todo ya mismo.

Así fue, llegué hasta la biblioteca y comencé a buscarlo, busqué por todos los estantes, todos los pisos, todas las cajas registradoras pero no logré encontrarlo. Decidí dejar de perder mi tiempo y preguntar por él directamente en el departamento de “servicio al cliente”

Una mujer de edad avanzada me atendió. Tenía una actitud molesta, se movía con lentitud y pereza. Le dije que buscaba a u hombre llamado “Sam” de aproximadamente 30 años. Ella solo dijo –espera un poco, buscare en el registro.- y comenzó a buscar lentamente en un montón de papeles.

Comenzaba a desesperarme demasiado, la mujer hacia su trabajo demasiado lento y yo estaba bastante estresado. Miré hacia uno de los libreros y me encontré con Sam sobre una escalera acomodando unos libros. –¡¡Sam!!- grité corriendo hacia él. Adquirí la atención de las personas, me miraron molestas, trataban de leer y mis gritos no ayudaban en mucho.

-vaya Harry, veo que hoy si me recuerdas eh… ¿Cómo estás?- dijo sonriendo al mismo tiempo que bajaba de la escalera para llegar hasta mi.

-necesito que me expliques a qué te referías con lo de “lentes grandes y libreta de cuero café”- él elevó las cejas y comenzó a reír.

-nada... Solo era una simple pregunta.- no lo sentí sincero, sabía que él me mentía.

-mientes, necesito saber la verdad.- yo actuaba serio, no tenía ganas de seguir jugando ese estúpido juego de misterio.

Él cambio su expresión, me miró preocupado y tardó segundos en contestar. -¿Por qué de pronto te ha entrado tanta curiosidad? Ayer parecía que no te importaba.

-porque… -respiré hondo, estaba consciente de que lo que estaba por decir podía soñar muy estúpido. –porque ayer conocí a una persona con lentes grandes y una libreta de cuero café… justo como tu habías dicho.

Él se sorprendió al escucharme, pude notar que trató de actuar lo más normal posible. -¿a si…? Mera coincidencia.- se veía nervioso. –Ahora si me disculpas Harry, tengo que trabajar.- trató de irse del lugar.

-se llamaba Louis.- Sam frenó en seco. –así se llamaba la persona a la que conocí, Louis.- volvió hacia mí, negaba con la cabeza lentamente.

-ayer, unas horas después de que nos encontramos, vino Emilie y habló conmigo, creo que ella tiene razón, dejaremos que tu vayas recordando todo poco a poco.- “Emilie” seguro ese era el nombre de la chica del día anterior.

-¡MIERDA! ¿¡Porque juegan a tanto misterio!? ¡¿No es más simple decirme todo y listo?! ¡Se acabó!- elevé el tono de voz y Sam me pidió que lo bajara para evitar problemas.

-no podemos Harry… queremos que todo pase de la forma menos dolorosa posible.- mi estomago de revolvió, sabía que algo malo había sucedido, pero no podía adivinar qué.

Rodé los ojos, no estaba dispuesto a seguir con todo eso. –Pues váyanse a la mierda entonces, tu junto con esa Emilie….- me di la vuelta y salí del lugar. 

Cuando llegué a mi casa de regreso, quería hablar con mi madre, quería preguntarle sobre esas personas de la biblioteca, quería saberlo todo. Después pensé que tal vez lo mejor era olvidar ese asunto y tratar de seguir con mi “vida” como había sido hasta antes de ayer.

Me encerré en la habitación y apagué mi móvil para evitar recibir llamadas de personas. Ahora solo quería pensar.

Me concentré. Miré detalladamente todo lo que estaba en mi habitación. Todo parecía ser nuevo, con menos de un año de uso, desde los muebles hasta la ropa, las paredes se veían pintadas hace poco, había posters sobre la pared de  modelos las cuales ni siquiera recordaba sus nombres. En el closet había zapatos que ni siquiera tenían un día de uso. La ropa que utilizaba era ropa a la moda, ropa que no me gustaba usar, pero la utilizaba porque mi madre decía que yo “solía vestirme así”

Sentía que todo era una mentira, que nada de lo que yo pensaba que en mi era común era verdad. Que me estaba engañando, que me veían la cara de estúpido. También me sentía como un maldito inútil incapaz de recordar nada. Estaba frustrado, me acosté en la cama y al cabo de unos segundos me quedé dormido.

“-estoy asustado- le dije apenado bajando la mirada. Él me miró, sonrió y tomó mi mentón para que lo mirara. 

-tranquilo amor… Yo te amo y jamás te haría daño.- comenzó a besarme para tratar de calmar mis nervios. 

Estábamos en una habitación ajena a la mía, pero aun así yo me sentía mejor que en casa. Ninguno de los dos teníamos ropa, estábamos totalmente desnudos sobre la cama, yo estaba encima de él y me abrazaba por la espalda mientras me daba leves caricias con las yemas de sus dedos.

-yo también te amo…- le susurré entre el beso. Me estaba entregando totalmente a él, pero me sentía bien con eso, era lo que más deseaba.

-bien pequeño... vamos a hacer esto lento ¿sí?- me miró a los ojos, me trasmitía amor, ternura y sobre todo tranquilidad. – Avísame si quieres que pare.- asentí con la cabeza. Él tomó su miembro y sin dejar de mirarme comenzó a introducirlo a mi cuerpo. Abrí mi boca emitiendo un gemido. –Lento amor… lento.- volvió a susurrar y continúo penetrándome.

Eso me dolía, sin embargo el dolor que sentía no era equivalente al placer que comenzaba a sentir por hacerme suyo totalmente. Louis era mi vida, era lo que me impulsaba a seguir día con día. Lo amaba como nunca había amado a alguien.”


Desperté demasiado exaltado, sudaba mucho y mi cuerpo estaba muy caliente. Llevé mis manos hasta mi boca y la cubrí impresionado. 

Había soñado con el chico de la biblioteca. Me había soñado teniendo sexo con él y lo peor de todo, diciéndole que lo amaba.

Mi respiración estaba muy agitada, nunca antes me había pasado algo similar, ni siquiera conocía a ese chico, era imposible que yo lo tuviera tan presente.

Comencé a preocuparme más cuando me di cuenta que existía la posibilidad de que eso no hubiera sido un sueño, sino, un recuerdo.



Pasaron los días y yo trataba de olvidarme de lo que habia pasado aquella tarde. De Sam, de Emilie y hasta de Louis, que aunque solo hubiera cruzado un par de palabras con él, lo tenía muy metido en mis pensamientos.

Pronto pasó una semana, luego dos, estaba por completarse la tercera y yo seguía recordando esa tarde como si hubiera pasado el día anterior.

Había tardes que pasaba encerrado en mi habitación, con la cadena de plata entre mis dedos, tratando de poder recordar un poco de lo que significaba esa joya. Mi madre estaba cada vez más exigente en que yo saliera con mis amigos. Había veces que ella los invitaba a la casa y por obligación yo tenía que pasar el día con ellos.

Estaba cansado de eso, vivía mi vida como una monotonía con las puertas abiertas a cualquier cosa. Deseaba saber mi origen, mi verdadero pasado. Me decepcionaba pensar que yo había vivido toda mi vida anterior así, con amigos falsos y con una novia que no me provocaba ni la más mínima atención.

Ese día había salido de compras al centro comercial junto con mi madre, ella entraba a las tiendas y duraba casi una hora en cada una de ellas. Mi cabeza estaba a punto de explotar, quería volver a casa y dormir.

-madre, ¡madre!- grité tratando de llamar su atención.

-¿Qué quieres Harry?- contestó de mala gana mientras prestaba más atención a las bolsas frente a ella.

-iré a comprar un Frappuccino.- ella solo asintió desinteresadamente con la cabeza. Me di la vuelta y salí de aquella tienda para dirigirme al Starbucks que se encontraba en el mall.

Mientras caminaba observaba a las personas, todos eran tan superficiales. Parecía que habían llevado la mejor ropa que tuvieran en su armarios, solo para parecer más a la moda y sofisticados. Yo cada vez me estresaba más de ese mundo superficial en el que vivía.

Miré hacia la tienda de discos y me encontré con una sorpresa. El chico de la biblioteca, Louis,  estaba parado junto un reproductor, escuchando el disco del grupo “Goo goo dolls”. 

Intenté controlarme y no ir hacia él, pero después pensé en que no perdía nada saludándolo. Entré a la tienda y camine hasta él.

-hola.- dije mientras él me miraba sonriendo y se quitaba los audífonos.

-hola Henry, ¿cierto?- él no recordaba mi nombre mientras que yo había tenido sueños húmedos con él. Vaya mierda.

-Harry.- sonreí tratando de no parecer incomodo. 

-Harry.- me devolvió la sonrisa. –y ¿Cómo estas Harry? ¿Has podido superar la depresión por la historia de Mónica?- sonreí bajando la mirada mientras negaba con la cabeza.

-eh tratado, pero lo pienso seguido.- miré hacia su cuello, colgaba una cadena justo igual a la que me había dado la chica. Me llamó demasiado la atención, pensé que podía tratarse de alguna línea famosa de joyería, no dude en preguntarle. -¿de dónde has sacado eso?- pregunté sin quitar mis ojos se su cuello. Me di cuenta que su piel se veía muy suave.

Louis miró hacia su cuello para notar de qué se trataba. –ah, esto.- tomó la cadena con sus dedos. –me lo regalo mi padre, tiene un significado especial para mi.- mi mente se hizo nudos al escuchar eso. Estaba seguro que esa cadena era justo igual a la que yo tenía.

-¿nos conocemos cierto?- él elevó las cejas confundido. Había sido una pregunta extraña, pero yo estaba seguro que ese chico y yo nos conocíamos de antes de mi accidente. –dime Louis, ¿tú no me conoces?

-pues… creó que si… es decir, estamos hablado… supongo que nos conocemos.- dijo sarcásticamente, después comenzó a reír. –eres un chico raro Harry.- Suspiré, acababa de hacer el ridículo. Me giré apenado y traté de irme del lugar. –hey, espera, solo bromeo, no te vayas.- me tomó de la cintura frenándome. Sentí un escalofrió recorrer mi cuerpo al tener sus manos sobre mí. -¿quieres ir a comer? Y así podemos conocernos, si es lo que quieres.- él sonreía de manera natural, se veía tranquilo mientras que yo tenía una convulsión en mis adentros.

No lo pensé ni un segundo mas, estaba deseoso de pasar mi tarde junto a ese chico. –Si.- me sentía raro, estaba actuando como una estúpida niñita enamorada. Lo raro de todo es que ese sentimiento no lo sentía mal ni prohibido. –solo llamo a mi madre para avisarle que no regresare con ella.

Salimos de la tienda de discos y caminamos hacia el área de comida mientras yo hablaba con mi madre por teléfono, le pareció bien enterarse de que saldría con “un amigo”

Observaba a Louis, sus lentes, su cabello, sus labios, todo de él me parecía conocerlo. O tal vez solo era que yo estaba deseoso de hacerlo, de conocerlo. 

Llegamos hasta el área de comida y él dijo que iría apartando una mesa. Yo fui hacia la hamburguesería e hice un pedido de dos hamburguesas junto con papas y refresco. Cuando me entregaron la comida, busqué a Louis con la mirada. Él estaba sentado en la mesa más escondida y arrinconada del lugar. No me molesto, más bien me pareció extraño.

-hey, veo que te gusta la privacidad.- dije mientras me sentaba junto a él y colocaba la charola de la comida sobre la mesa.

-sí, me agrada. No me gusta que la gente me vea.- sonrió y tomó su comida.

-es raro, les niegas el placer que es mirarte.- me torné totalmente colorado, no entendía porque acababa de mencionar eso, había pensado en voz alta.

Louis comenzó a reír muy bajo. –si, tal vez.- comía su hamburguesa y después le tomaba a la soda. Yo no podía dejar de mirarlo. Era tan estúpido sentirme tan extremamente atraído hacia un hombre, pero sobre todo, sentir como si fuera alguien especial para mí. –Dime Harry, ¿Por qué piensas que tu y yo nos conocemos de antes?- limpió su boca con su mano.

-veras… hace un año yo tuve un accidente.- me miraba directamente y eso me ponía nervioso. –y… estuve en coma por 5 meses, después, cuando desperté no recordaba nada, ni siquiera mi nombre, ni a mi familia, nada. 

-¿entonces piensas que tu y yo pudimos ser amigos en el pasado?

-si… es que… nunca me había pasado, pero cuando te vi sentí algo hacia ti… como una especie de atracción… o algo así, como si tú fueras mi amigo.- él me daba la confianza para decir esa clase de cosas, que podían sonar extrañas para cualquier otra persona, excepto para él.

-tal vez… me viste en algún sueño.- me puse aun más rojo. El sueño que había tenido con él no era muy normal. –Bromeo- sonrió. –no lo creo Harry, yo no eh perdido la memoria y no tengo ni idea de quien puedas ser, solo sé que te llamas Harry… y que lloraste con la historia de Mónica Limar. 

Comencé a comer, me sentí un poco decepcionado tras sus palabras, yo tenía la esperanza de que mi mente estuviera reaccionando y comenzara a recordar cosas. –creo… eso es todo lo que puedes saber de mi… eso es todo lo que yo mismo se de mi. 

-no te sientas presionado a recordar todo sobre tu vida… encontrase a uno mismo puede tardar una vida entera, tu apenas llevas unos meses consciente. Tranquilo, yo podría mostrarte el mundo.- cada vez me sentía más tranquilo estando a su lado, era alegre, cálido, era como perfecto.

-¿lo harías?

-claro, para mi seria un placer.- me sonrió y pude sentir como mi corazón comenzaba a palpitar cada vez más acelerado. 

Dejé mis extrañas teorías sobre “conocerlo de antes” y me dediqué a conocerlo para ahora.




Era viernes, el último viernes del mes. Habían pasado apenas unos días desde mi comida con Louis, esa tarde había quedado de pasar por él para que “me mostrara el mundo”. Me divertían sus expresiones, habíamos pasado noches enteras chateando por internet, hablando de cualquier tema que pasara por nuestras mentes. 

Me habló sobre su obsesión por los asesinos seriales, le llamaba demasiado la atención hablar sobre esos temas. Le gustaba tratar de comprender las razones de esas personas, sus vidas, todo.

Estaba emocionado de verlo, quería volver a mirar esos hermosos ojos azules. Por primera vez después de que desperté del coma, estaba emocionado por algo, bueno, más bien por alguien.

Le mentí a mi madre diciendo que saldría a comer con los chicos, supe inmediatamente que ella no estaba convencida de eso, pero me dio completamente igual, no perdería el tiempo que podía pasar junto con Louis.  

Cuando salí de mi casa me encontré con Emilie, fue raro porque ni siquiera recordaba que esa chica había prometido volver al final del mes. Traté de evitarla para que no me quitara mi tiempo, sin embargo ella me miró y llego hasta mí antes de que pudiera subir a mi coche.

-¡harry!- gritó para llamar mi atención, la miré fingiendo sorpresa y sonreí. -¿Cómo estás?

-bien.- dije desinteresado. –muy bien de hecho, con un poco de prisa.

-no te quitare mucho tiempo, solo quiero saber cómo te fue el otro día con la cadena que te di.

-normal. No recordé nada.

-bien, sabes que hoy es final de mes, tenga darte otra cosa.- abrió su bolsa y comenzó a buscar dentro de ella. 

-sabes, en realidad prefiero que dejes esto. No quiero sabes nada de lo que tengas que decirme, no me interesa.- tenía miedo en realidad. 

-no puedo Harry, no lo hago por ti, créemelo, lo hago por la persona que está detrás de todo esto.- sacó un CD de su bolsa y me lo extendió. Dudé unos segundos en tomarlo, después me di cuenta que lo mejor era seguirle el juego para que se fuera de una vez y yo poder ir con Louis. –escucha eso, nos vemos el siguiente mes.

-sí, sí, sí. Claro, “el siguiente mes”- me comporte grosero, pero me sentía con el derecho de hacerlo, no me daba cuenta que esa chica solo quería ayudarme. Entré a mi coche y arranqué sin siquiera despedirme de ella.

Lancé el disco al asiento de copiloto y me dirigí hacia la dirección que Louis me había dado. No pasaría por él a su casa, yo había insistido. Pero él pensaba que lo mejor era encontrarnos en la puerta principal del centro comercial.

Conduje muy apurado, mis ganas de verlo cada vez eran más grandes. 

Cuando llegué hasta él, solo me saludo con la mano y se acercó al auto para subir, ni siquiera fue necesario estacionarme, Louis me encontró solo.

-hola.- le dije mostrando mi emoción al verlo.

-hola.- me sonrió de igual manera.

-¿has esperado mucho? disculpa, alguien me detuvo antes de salir.

-no, no te preocupes, acababa de llegar.- se levantó un poco del asiento y sacó el disco en el que se había sentado, era el mismo que Emilie me había entregado. –oh, lo siento.- comenzó a reír y lo dejó sobre la parrilla del auto.

-no importa, no ha pasado nada.- no podía despegar mis ojos de él y no me importaba que se diera cuenta, igual, estaba casi seguro de que Louis ya había notado mi extremo interés hacia él.

-bien, conduce, nos queda mucho por mirar y muy poco tiempo para vivir.- me giré hacia el volante y comencé a conducir hacia donde él me indicaba.

Fue un viaje largo, salimos de la ciudad e íbamos por una carretera. Louis estaba concentrado indicándome hacia dónde ir, no despegaba sus ojos del camino y se veía muy atento a todo, desde la velocidad con la que yo conducía hasta si mis ojos se despegaban para mirarlo.

-¡deja de mirarme y concéntrate! ¡Vamos a chocar!- exclamó cuando me perdí en él por más de 10 segundos. Yo comencé a reír.

-cálmate Louis, pareces muy alterado, no pasara nada.- continuaba mirándolo, quería asustarlo un poco más, aumente la velocidad. 

-¡Harry no bromeo! ¡Mira hacia el camino o me bajo del auto!- él se veía molesto, pero a mí me parecía adorable su preocupación. -¡Para! ¡Voy a bajar!

Comencé a reír y aumenté la velocidad, sabía qué hacía, no pasaría nada, solo quería asustarlo. –relájate Lou… tranquilo… 

-¡MIERDA HARRY PARA YA!- no podía evitar reír, me encantaba verlo así, era la escena más linda que recordaba haber visto. – ¡si paras hago lo que me pidas! 

Sonreí y pronto me vinieron miles de ideas a la cabeza. No pude evitar quedare callado. -¿me darás un beso?- Louis me miró sorprendido, sus ojos estaban muy abiertos. –Quiero un beso.- volví a decir.

-de acuerdo, para y te doy un beso.- paré en seco provocando que él se estrellara contra la parrilla del auto y cayera de su asiento. Yo estaba muy divertido con toda esa situación, no podía comprender porque le daba tanto miedo la velocidad rápida.

-eh parado…- sonreí, él me miró molesto y se levantó para volver a sentarse en su asiento. –ahora creo que me debes algo…

-¡eres un idiota! ¿¡Como mierda se te ocurre asustarme de esa manera!?- me dio un leve golpe en el hombro. –no te daré nada, ¡solo lo eh dicho para salvar mi vida de un psicópata! 

-tienes que dármelo…- susurré sin dejar de mirar sus labios.

-¡Ja! Si claro, ¿o si no que?- me retó sonriendo, me gustaban los retos, así que me agrado bastante su pregunta.

-o si no… tendré que hacerlo a la fuerza. 

-entonces… hazlo.- nos quedamos en silencio por un tiempo, sentía mi corazón palpitar a mil por hora. Me acerqué a sus labios y me quedé muy cerca, sin decir nada, solo esperaba a que fuera él quien me besara. 

-vamos Lou… no te hagas el interesante… yo se que quieres besarme.- apenas podía controlar la risa, él se acercó más a mí. 

-vamos a ver quien se rinde primero.- abrazó mi cuello con sus brazos, estábamos tan cerca que nuestros labios se podían rozar, sin embargo ambos hacíamos el gran intento por controlarnos.

-a la mierda.- dije y besé su boca. Pude sentir como él sonreía satisfecho, me devolvió el beso, al principio lento y tímido, pero después se convirtió en algo húmedo y caliente. Era la primera vez que besaba a un hombre y definitivamente el mejor beso que había tenido.

Louis me fue empujando hacia mi asiento, me recargué contra este y él se subió en mí, colocando sus piernas alrededor de mi cintura, lo abracé por la espalda al mismo tiempo que metía mis manos dentro de su camisa. Su piel era demasiado suave, era hermoso, lo mejor del mundo, mi vida se había reducido a una sola palabra, él.

Todo eso lo sentía demasiado prematuro, era tan raro sentirme así con una persona que apenas conocía. No me importaba, se sentía bien y eso era lo que me gustaba.

-eres un idiota, me has asustado mucho.- susurró entre el beso. –me da mucho miedo los accidentes de tránsito.

-te juro que si no me dices no me doy cuenta…- dije sarcástico, él se separo de mi boca y me golpeó en la frente con sus mano. -¡ay! Solo bromeo, perdóname, no lo volveré a hacer.- lo abrecé más fuerte y volví a acercarlo a mí para seguir besándolo.

Pasamos un rato más así, besándonos, era raro, me sentía como si yo extrañara esos labios, como si antes ya los hubiera probado.

Lo que resto del día fue muy bonito, fuimos al bosque y Louis me habló sobre todos los animales que vivían ahí, me habló sobre las plantas, las frutas y todo lo relacionado con ese lugar.

Cuando comenzó a anochecer, me vi obligado a llevarlo a su casa, sin embargo él no me lo permitió, me ordenó que lo dejara de nuevo en el centro comercial y yo de muy mala gana tuve que hacerlo. Nos despedimos un beso largo y después bajó de mi auto.

Era increíble todo lo que él me hacía sentir.

Cuando llegué a mi casa, me quedé un largo rato en el auto. Aun trataba de asimilar todo lo que había pasado ese día. Miré hacia la parrilla y me encontré con el disco CD que contenía más información. Suspiré y lo tomé, lo coloqué sobre el estéreo y comenzó a sonar la canción “iris” del grupo “goo goo dolls”, el mismo que Louis estaba escuchando aquella tarde en la tienda de discos.

Trataba de concentrarme en la canción para recordar algo, sin embargo todo me guiaba de nuevo hacia Louis y no me dejaba recordar nada.

SEGUNDO ENCUENTRO, MES #2 : IRIS, GO GOO DOLLS.

Pídele que vuelva. (Larry Stylinson) ONE SHOTDonde viven las historias. Descúbrelo ahora