LA CONSPIRACIÓN DE BASUTUTU
Una de la mañana de siete de octubre de mil seiscientos noventa, en un lugar apartado del bosque
Basututu se encuentra reunido con un numeroso grupo de sus más leales siervas y de la bellísima Agnes, la gran sacerdotisa de su clan, apodada de muchas formas, “la mano negra”, “la torturadora”, “la verdugo”, “ángel de la muerte”.
La luz de las antorchas revela el cuerpo semidesnudo de Basututu, el cual se asemeja al dios de la guerra de la mitología griega. De su piel se desprende el más exquisito de los aromas, es una fragancia compuesta por el olor de madera mezclado con su sudor, a pasto, a flores del bosque, a pinos, a robles, a flujos vaginales, a secreciones uretrales y símiles, el delicado perfume tiene un efecto excitante y narcótico en todas sus hijas. Esta esencia imperial despierta el placer por la venganza,por el sadismo y la lascivia.
Su cuerpo se encuentra enlodado y está sediento por lamer la piel de una mujer. Una de sus hijas llamada Marie es seducida por su olor, se postra ante sus pies y los lame imperiosamente;al saborear el fuerte almizcle de su señor cae en un profundo estado de éxtasis y el espíritu se apodera de ella.
Marie: — “¡Vendrán nuevos días!, para nuestro linaje, nuestros enemigos serán destruidos por un antiguo mal, el fin de nuestros enemigos se acerca”.
Ella cae inconsciente, y Basututu sube sobre un troco, las mira y ellas forman un círculo alrededor de él.
Basututu: — ¡Lo han oído de la boca de la profetiza!, ¡hemos esperado durante mucho tiempo hijas mías este momento!, pronto destruiremos a nuestro enemigo llamado Asmodeo, quien nos arrebató lo que por herencia y derecho nos corresponde, junto con él serán destruidos los demás traidores de la hermandad. Nos llevaron casi al borde de la extinción y sin piedad alguna, nos persiguieron, aniquilando a la mayor parte de sus hermanas, asesinándolas de forma cruel.
Hemos estado en el exilio por años, escondiéndonos en este bosque para no ser destruidos, esperando esta oportunidad para aniquilar de una vez por todas a esos infelices. Ellos pensaron que nos destruirían, pero se equivocaron por completo. ¡Aquí estamos!, somos nuevamente una nación poderosa, y no tendremos compasión alguna con nuestros enemigos, los destruiremos sin dejar memoria alguna de que ellos existieron, vamos a aniquilar por completo de la faz de este reino la memoria de ese perro Asmodeo, para luego pasar la factura a los demás traidores, ¡es el momento de actuar!, el territorio de Meaux será nuestro.
Basututu deja de hablar.
Se escuchan aullidos de lobos, los búhos cantan y todo queda nuevamente en silencio por unos cuantos segundos, es señal de que algo se acerca;una ráfaga helada de viento invade el lugar, es el preámbulopara que el ángel de la lascivia tome posesión de sus dominios; se presentaen forma de una densa neblina que sale de entre las sombras de los árboles, rodea todo el aquelarre, él es el dueño del semen vertido en el follaje, de millares de batallas sexuales.Su olor despierta la lascivia en todas ellas.
Algunas de sus hijas se acercan a él y caen postradas ante sus pies lamiéndole desesperadamente,acariciando con sus manos el miembro viril de su amo, él se excita y en ese momento una de ellas introduce en su boca aquella arma letal, la cual las doblega y sin piedad alguna ella la destroza apasionadamente con sus labios pecaminosos.
Aquellas manos destructoras de la voluntad de Basututulo hacen prisionero de los deseos sexualesmás retorcidos de sus amadas, ¡sí!, cada látigo de los labios de su verdugo le trasladan a lo más profundo del infierno, y ella prueba cada milímetro de aquel dulce coctel.
Una y cincuenta de siete de octubre de mil seiscientos noventa, en ese mismolugar
Basututu,Agnes y Margoth conversan privadamente.
Margoth: —Asmodeo partió a la ciudad de Paris en la mañana de hoy urgentemente, después de leer la carta que recibió de Susan, informándole de la conspiración que fragua Sammael en contra de él, Yenorase ha quedado sola con su familia y sus criados.
Basututu sonríe levemente. Mira fijamente a Margoth.
Margoth : —La tensión entre Miriam yAlexa aumenta, Miriam le teme, en cambio Yenoraestá atemorizada por el hijo que nacerá de Susan.
Basututu acaricia el rostro de Margoth.
Basututu:—Todo está saliendo como hemos planeado.
Basututu mira a Agnes.
Basututu: —Termina el trabajo que te encomendé.
Agnes sonríe.
Agnes: —Sus deseos son ordenes mi señor.
Agnes se retira del lugar.