1. Another day

5 0 0
                                    

Riiing, riiing.....

La asquerosa alarma, otra vez. 

¿Sabéis esos días en los que no tenéis ningunas ganas de levantaros porque no habéis podido dormir casi en toda la noche y despertáis con dolor de cabeza y odiando el mundo? Pues hoy era uno de esos. 

Alargué la mano hasta la mesita de noche, cogí el móvil con los ojos cerrados y deslicé un dedo por la pantalla hasta parar la alarma. Pasados cinco minutos escuché cómo se abría la puerta de mi habitación.

-Stella, no te duermas o llegarás tarde -mi madre- 

-Ohhff, estoy despierta, de verdad.

-Venga, ¡ya!

Al salir cerró la puerta completamente, por lo que pude levantarme con total tranquilidad y sentarme en la cama. Lo primero que hice fue revisar las notificaciones: 21 mensajes de whatsapp. Bien, ¿y ahora qué?. Lo abrí, como de costumbre eran conversaciones sobre los trabajos de clase. Cómo echo de menos aquellos días de bachillerato en los que cuando tenía whatsapps era porque algo importante le había sucedido a mi mejor amiga. La echaba mucho de menos, en realidad era la única persona que casi me obligaba a salir de casa por las tardes, pero la universidad hizo que tomáramos caminos separados, y aunque intente que todo vuelva a ser como antes, hay algo que no termina de encajar...

Caminé hasta el armario, descolgué unos jeans negros y una camiseta gris. Después de ir al baño y peinarme -en realidad sólo pasaba un poco el cepillo por mi cabeza, mi cabello se peinaba fácilmente- volví al cuarto a ponerme unos botines negros. Por ultimo, revisé que lo tuviera todo guardado en mi bolso granate y cogí una cazadora negra. Es otoño, y por las mañanas hace un poco de frío.

Me despedí de mi madre, la única capaz de despertarse a las 7.00, y salí de casa en dirección a la parada de autobús. La calle estaba bastante vacía a esa hora, y siempre me resultaba un poco triste caminar sola por allí. Al fin llegó el bus, y me subí, como cada día, creo que ya hasta conocía a los demás pasajeros.

Llegaba luego a la estación de tren, subía y me esperaba tres paradas hasta la universidad. 

En fin, ese era mi día a día. Llevaba poco más de un año estudiando allí, y me había acostumbrado a pasar la mayor parte de tiempo sola.

i'm not ready to waitDonde viven las historias. Descúbrelo ahora