Los personajes de Naruto pertenecen a Masashi Kishimoto.
La historia está inspirada en el poema "Llegué a la pobre cabaña" de Rubén Darío.
Advertencias: AU, contiene OoC, muerte de un personaje.
La historia será narrada desde el punto de vista de Sasuke.
.-.-.-.-.-.-.-.-.-. Indica el comienzo o final de los recuerdos y el cambio al tiempo pasado.
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TARDE LLEGUÉ A LA CABAÑA
Miro el cielo nocturno sentado sobre una roca en la cima de la montaña. La luna llena y las estrellas complementan el paisaje, digno de plasmarse en cualquier lienzo de artista renombrado.
La brisa mueve mis cabellos negros y me trae la mezcla de aromas de las flores noctámbulas, me permito disfrutar las suaves fragancias mientras cierro mis ojos, así como me he permitido regocijarme con la naturaleza que me rodea.
Hace frío, pero enfundado en una gruesa chamarra negra puedo tolerarlo.
Abro mis oscuros ojos y le doy un vistazo al pueblo erigido en la falda de la montaña. Un pequeño y tranquilo pueblo llamado Konoha, compuesto por cuarenta cabañas, algunas todavía de madera, otras ya de ladrillo rojo.
Puedo ver el humo saliendo de las chimeneas y las pequeñas luces amarillas de las cabañas. Veo mi reloj, son las ocho de la noche, tiempo de volver a mi hogar.
Me levanto y sacudo mi ropa para quitarme el polvo, tomo mi mochila negra y me la cuelgo al hombro. Dentro de ella llevo el obsequio para la persona más importante que tengo.
Mientras recorro el camino a casa, a mi llegan los recuerdos de hace seis años, del día que cambió mi vida.
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Era un día de primavera cuando llegué a Konoha, había terminado mi carrera de medicina y mi plaza me fue otorgada en el pequeño centro de salud del pueblo. Había renegado por dos semanas consecutivas, pues ni loco me iría a vivir a un lugar así, desprovisto de todo lo que me gustaba.
Pero finalmente entré en razón y con pesar decidí mudarme al pueblo.
En realidad no necesitaba trabajar pues mi familia era de dinero, pero mis padres siempre nos dijeron, a mi hermano y a mí, que no criarían parásitos, que nosotros tendríamos que ganarnos nuestro modo de vivir, al menos hasta que ellos faltaran.
Mi estancia en el pueblo al principio fue muy dura, no conocía a nadie, estaba alejado de mi familia, no había cines ni muchos lugares a los que ir. De hecho no había más que el parque del pueblo, al que tardaba menos de diez minutos en darle una vuelta completa y una casa que vendía paletas de hielo.
El centro de salud quedaba frente al parque, curiosamente al lado de la iglesia.
Pero lo realmente importante pasó al mes de haber llegado. Tenía que dar una visita a domicilio, pues la señora a la que atendería se había caído y lo más probable es que tuviera una fractura.
Caminé a través del pueblo, molesto por el insoportable calor, por el polvo que levantaban los niños al pasar en bicicleta y que ensuciaban mis carísimos zapatos, por el zumbido de las abejas al pasar cerca de mí. En fin, molesto por seguir en ese pueblo de calles anchas, pero de tierra. En el que toda la vida se acababa a las siete de la tarde.
En ese tiempo todas las cabañas eran de madera, con sus cercas blancas y los jardines llenos de flores.
Después de mucho caminar llegué a la cabaña, pues estaba situada al final del pueblo, colindando ya con el bosque.
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Tarde llegué a la cabaña
FanfictionSasuke es un joven médico que llega a Konoha, un pueblo sin las comodidades a las que está acostumbrado. Ahí conoce a Sakura, una muchacha que cambia su mundo y le enseña las cosas importantes de la vida, y que cada día se debe disfrutar como si fue...