CAPÍTULO II

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-Pero ¿qué broma es ésta? -gritó Helen, colérica.

Bludin se acarició el mentón pensativamente. Sí, Helen parecía tener razón. Si era una broma, resultaba preciso convenir que era muy pesada.

-¿Quién diablos se ha llevado el cadáver? -gruñó Zane.

-Esto no me gusta -dijo Marion a media voz.

-El difunto tenía también fama de humorista -recordó Bludin.

Torrance se volvió hacia el abogado.

-Oiga, Simmons, esto ya es demasiada burla. Yo me marcho de aquí...

-Espera un momento, Billy -dijo Peggy-. Esté o no el muerto, tenemos que cobrar un buen pico.

-A mí me gustaría que el muerto estuviese aquí -dijo Ibbetson.

-Es la primera vez que oigo decir a alguien que tiene ganas de ver a un muerto -rió Millie.

-Señor Simmons, puesto que el muerto no está, ¿hemos de cavar la sepultura? -preguntó Torrance.

-¿Dónde está el mayordomo? -gritó Helen-. Elphins era carne y uña con su amo. Él tiene que saber que ha sido del cadáver.

-Sería conveniente que fuésemos a buscarlo -propuso Lila Zane con cierta timidez.

-¿Qué hay del resto de la servidumbre? -preguntó Peggy.

-Se despidieron hoy -respondió Simmons-. Elphins tenía intrucciones concretas al respecto.

-De modo que, salvo él y el difunto, no había nadie más en la casa.

-No.

-Pues yo no he oído ruido de coches, así que tiene que estar por alguna parte -exclamó Torrance resueltamente-. ¿Me acompañas, Millie?

-Claro -accedió la aludida.

Bludin, suspicaz, levantó los paños negros que cubrían el túmulo. Debajo no había sino un gran tablero sostenido por dos caballetes, apoyados directamente en el suelo.

-¿Qué esperaba encontrar? -preguntó Marion-. ¿Quizá un falso fondo en el ataúd?

-No hay distancia suficiente -contestó él-. Alguien se ha llevado el cadáver.

-Pues Koldicutt era bastante pesado.

-Y Elphins no tenía nada de alfeñique.

-¿Sospecha de él?

-Todos estábamos en el salón. Elphins era el único que faltaba -contestó Bludin.

Marion asintió. En torno a ellos, hervían los comentarios.

La única que guardaba silencio era Fay Williams, tímida y azorada, con el bolso en las manos y una mirada de continuo temor en sus ojos acuosos. Bludin se preguntó qué relación había unido en el pasado a Fay con el muerto, para que éste le dejase cien mil dólares.

De repente, se oyó un terrible alarido.

Varias cabezas se volvieron hacia la puerta. El chillido se repitió, haciendo vibrar los cristales.

Bludin se lanzó fuera de la estancia y corrió hacia las habitaciones posteriores. De pronto, se tropezó con Lila Zane.

-A... Ahí... -decía la mujer-. Elphins... Muerto...

Detrás de Bludin sonó una interjección. Bludin pasó a la cocina.

Había un cuerpo humano tendido en el suelo, pero no era Elphins. Elphins estaba colgado del techo de la cocina, con la cabeza ladeada, medio palmo de lengua fuera y las manos caídas a lo largo de los costados.

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⏰ Última actualización: Mar 13, 2018 ⏰

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