Todo empezó como un 20 de noviembre normal... Me levante, me duche, desayune y me prepare para ir al colegio. Estaba sola en casa, lo cual no me parecía raro, ya que mis padres casi siempre se iban de casa por trabajo sin avisar, aun que siempre me dejaban una nota, y además no tenia hermanos.
Cuando estaba de camino al colegio pasé al lado del Starbucks por el que todos los días paso donde Damon, mi vecino de 18 años, trabaja. La verdad es que nunca me había caído demasiado bien porque cuando yo era pequeña y subía a jugar un poco conmigo, en vez de leerme cuentos de princesas como a una persona decentemente normal me leía historias sobre vampiros y cosas así y yo, al ser tan pequeña, me asustaba mucho, además siempre me había dado la sensación de que guardaba un secreto. Eso si, todo este misterio lo compensaba su físico: tenia una buena musculatura, era alto y delgado, su cabello marrón que le caía a ambos lados de la cara, su perfecta sonrisa y lo mejor de todo son sus ojos azules como el mar, como el cielo, como el hielo...
- Vi?- Pregunto Damon
Sin querer me había quedado embobada mirándole
- Ehhh... Hola Damon, ¿que tal el trabajo?
- Muy bien. Lo que me preocupa es que no te hayas enfadado por que te haya llamado Vi, jajaja.
- Ja ja muy gracioso Damon
Vi era como me llamaban todos mis amigos y, claro esta, que el no forma parte de ese grupo social.
- Venga VICTORIA no te enfades... para compensarlo te invito a un batido.
- Muchas gracias Damon pero como me entretenga un poco mas voy a llegar tarde al instituto así que... ¡me voy! Adiós.
-Adiós. Ah! Y por cierto tus padres me han pedido que te diga, aun que seguro que te han dejado una nota, que se iban a ausentar unos días por no se que de la empresa en la que trabajan y que si necesitas cualquier cosa que me llames.
- Sí, me han dejado una nota, y tranquilo que lo haré. ¡Adiós!
Cuando llegué al instituto me encontré con mi mejor amiga Leslie. Nos conocemos desde que eramos unas renacuajas y desde entonces hemos vivido un monton de historias juntas. Me contó su fin de semana y de como había conocido al mejor de los 100. Mi amiga y yo le habíamos puesto el mote de "los 100" a todos los chicos que alguna vez le habían gustado a Leslie y, puedo asegurar, que no eran pocos. Mientras charlábamos un poco más sonó el timbre, señal de que empezaban las aburridas clases de otro lunes más, nos despedimos y sin muchas ganas nos metimos en nuestras respectivas clases.
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Un batido del Starbucks
Vampire"Hola, soy Victoria Periwinkle. Tengo 16 años y vivo en el centro de Londres. Soy de estatura normal, mi pelo es largo y ondulado, de un color castaño y mis ojos de un color miel. Mis padres están siempre trabajando y no tengo hermanos, lo que si te...