PRIMER PROGRESO: "ACEPTAR"

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 ¿Quién dijo que la apariencia lo es todo? Lamentablemente en este mundo tan superficial, es asi, los sentimientos no cuentan y gracias a eso miles de personas amables, dulces, que deberían ser respetadas y queridas por sus buenos corazones, hoy en dia, son tratadas como basura, solo dejándoles los peores traumas y complejos, es triste, es erróneo, pero suele suceder todos los días, a toda hora ¿Acaso no hay manera de cambiar eso? ¿Acaso en este mundo no existen personas diferentes? Sin duda son escasas, pero hoy vengo a hablarles de uno de los mejores casos, uno que demuestra que la apariencia no lo es todo.

Martes, 27.

Como cada mañana Madison se levanto, su cabello revuelto era lo primero que veía en el espejo, seguido de sus ojeras de panda y su cuerpo, con el que nunca logro estar conforme.. ¿cuantos kilos poseía en total? 86 kilos, según la balanza del demonio que poseía su mejor amiga en el cuarto continúo a su habitación, si justo donde era el baño. Tras un suspiro esta chica peino sus cabellos, negó mirándose al espejo y camino en pijamas hacia la cocina, donde ya su compañera de piso preparaba el desayuno, posiblemente alguna cosa saludable, no tendría nada de raro, ya que desde hace un mes juntas habían quedado en la típica promesa de comer sano. Repitiendo la rutina de casi todos los días, la castaña se apoyo del marco de la puerta, venia a esa chica delgada de cabellos violetas moverse de un lado a otro.

-Buenos días...Eli.- Llego a decirle.

Para entonces fue que esa joven y delgada muchacha fue que se giro sobre sus talones, miro con esa amplia sonrisa a su compañera de cuarto y amiga, como cada mañana la de cabellos violetas parecía reluciente, impecable simplemente perfecta, pero asi era Elizabeth Sook.

-Buenos días, hoy te levantaste..- Elizabeth hizo una pausa y reviso la hora en su reloj de muñeca rápidamente.- Cinco minutos mas temprano que ayer... ¿Dormiste bien?.-

Madison solamente asintió tomando asiento al mismo tiempo que su amiga quedando frente a frente.

-Hoy es lunes y seguimos de vacaciones, ¿Tienes algunos planes para hoy?.-Preguntó Madison al momento de llevarse un bocado de ensalada de pollo, la cual constaba de pollo cocido picado en trocitos y mucha lechuga.

Elizabeth asintió dejando sus palillos de lado.- pues, si, ahora iré al nuevo gimnasio que hay a unas cinco cuadras, dicen que es barato y hay buenos entrenadores.-

Madison suspiró.

-De seguro son rumores, deberías dejar de esmerarte tanto en lucir perfecta, si ya lo eres.-

Elizabeth miró de inmediato a su mejor amiga, sentía algo de rabia y pena a la vez, no pena de su amiga ni como lucía, si no el cómo fue tratada en el pasado y rabia porque ella sabía perfectamente que quería bajar unos cuantos kilos pero no se esforzaba ni un poco intentándolo siquiera.

-Porque no vas conmigo y sales de dudas?.-

Madison la miró unos instantes.- Oh, no, muchas gracias.-

-Mad, no haz salido de casa desde que empezaron las vacaciones, hace tres semanas que estas encerrada en esta casa, ¿no deberías aprovecharlo para cumplir tus metas?, lograste acostumbrarte a la dieta!, eso sin duda es un gran paso y el mejor!.-le animó.

Pero madison la miró seriamente pensando.

-Tienes razón, pero, me da pereza ir, ve tu sola.-siguió comiendo en lo que Elizabeth suspiraba de nuevo frunciendo su entrecejo.

De verdad que le costaría trabajo el lograr convencer a su amiga para ir al gimnasio recientemente disponible, ni siquiera estaba lejos!.

Hasta que una idea tuvo en la cabeza.

WEIGHT IN GOLDWhere stories live. Discover now