- pero yo sí puedo liberarte- dijo Magnus- nunca dudes de mis capacidades de negociante cazador de sombras, para ellos soy memorablemte épico, encante especialmente el contrato con la Inquisicidora, de manera a que pudiera liberarte por un corto periodo de tiempo, siempre y cuando otro nefilim estuviera dispuesto a tomar tu lugar.
- Y donde vamos a encontrar otro, OH- dijo Alec todo rojo- te refieres a mí?
The mortal instruments, Ciudad de Cenizas.
Cassandra Clare
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Alec caminaba inquieto, el dormitorio que Magnus le había ofrecido se le hacía pequeño y sofocante, mientras atacaba sin piedad la uña de su dedo pulgar pensaba que el plan de Isabelle podía funcionar como podría no hacerlo, se había ofrecido sin pensarlo dos veces a tomar el lugar de su parabatai para que este pueda ir a la corte de la reina Seelie de manera a no rechazar la invitación del hada y provocar el descontento de los subterráneos, ella podría hablar a favor de Jace frente a la Clave, las hadas no mentían.
Desordenó sus cabellos con desesperación, apartando la idea de que sus hermanos estaban en la corte de las hadas, él debía pasar una noche completa con Magnus Bane, en su casa solos. Recordó las últimas veces que salieron juntos y la forma en como terminaba regularmente sus salidas, Alec acorralado entre un muro y el cuerpo ardiente de Magnus, recibiendo besos que derretían los huesos de sus piernas y cuando las cosas subían de nivel, Magnus lo enviaba a casa, como un niño tras su primer día de clases, alterado y deseoso. Pero esta vez el no podría enviarlo de regreso, porque debía quedarse hasta que Jace e Izzy volvieran, una pequeña sonrisa de satisfacción se formó en su rostro y al percatarse la borró al instante, en que estaba pensando, sacudió la cabeza para despejarse la mente.
Salió de la habitación, necesitaba aire, respirar. Caminó por la sala el cual estaba decorada esta vez como un loft minimalista, el piso negro y las paredes blancas contrastaban enormemente, una gran alfombra circular roja se extendía por la estancia y sobre ella hermosos sofás negros de cuero y patas cromadas.
Alec se acercó a la ventana abierta, asumió que Magnus la había dejado así por Presidente Meow, se sentó en el alféizar y recostó su cuerpo contra el marco.
Pensó en Izzy y su corazón se aceleró, esperaba que ella pudiera comportarse, con las hadas las palabras eran indispensables, si ella ofendía a la reina sería el fin de ellos, pensar en perderlos era abrumador, él no podía perder a sus hermanos, ni a Izzy ni a Jace, porque para eso estaba él, para protegerlos siempre, pero ahora los había dejado partir solo y la culpa cayó sobre el. Que había hecho? Tragó duro ante la posibilidad, cerró los ojos y rezó al Ángel para que los traiga de vuelta.
La reina quería a Jace.
"Jace" pensó Alec, es cierto, siempre era Jace. El simplemente era importante para todos, Jace era... Jace.
- ellos estarán bien...- la voz de Magnus lo sacó de sus pensamientos se encontraba recostado contra el marco de su puerta con los brazos cruzados sobre el pecho, los restos de las puntas doradas de sus cabellos aún podían apreciarse y mientras que la purpurina lila sobre los ojos ya había sido retirada. Una bata dorada cubría su cuerpo mientras que abajo el pantalón de seda de un pijamas fucsia terminaba en sus tobillos y pantuflas de gato. Alec se removió inquieto, como un hombre podía ser tan sensual se preguntó. A pesar de su extravagante forma de vestir el expiraba sensualidad por los poros.
Magnus fijó su felina mirada rasgada en Alec, quien se sonrojo violentamente. Allí sentado en su ventana, contrastando con La Luz de la luna Alec era un ángel. Sus ojos llenos de preocupación y su silenciosa petición al Ángel no hacían más que embellecerlo.
