En mi clase, hay una chica con el cabello castaño.
Amo hacerla sonreír y,
muchísimo más, hacerla
reír. Verla feliz gracias a
mí era mi felicidad. Le
debía cada sonrisa y
muchas más.
Dios, me estaba enamorando
y sabía que esto no
podía traer nada bueno.