Día en la playa

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Me gusta el sonido que hacen las olas al romper en la orilla, el tacto de la arena contra mi piel, la brisa suave contra mi cara, el sol calentando mi cuerpo. Era un caluroso día de Agosto. Mis amigas y yo habíamos decidido ir a la playa. Unas estábamos tomando el sol, mientras otras se bañaban en el mar. Ese día no me apetecía mucho bañarme, lo cual era de extrañar. Estaba tumbada en mi toalla de Roxy de color rosa con lunares blancos; con una gafas de sol que le había cogido prestadas a mi hermana y escuchando música; mientras, me transportaba a otro mundo, otro lugar distinto al que estaba. Me encanta esa sensación.

Media hora después; María, Alba y Cris llegaron empapadas y arrugadas debido a la cantidad de tiempo que se habían pasado en el agua.

-¿Todavía estáis tomando el sol?- preguntó sorprendida Alba.

-Vamos a dar un paseo por la orilla.-propuso María.

-Yo prefiero quedarme con Elena y Ana aquí.-dijo Cris.

-Esperadme, voy con vosotras.-les comenté a María y Alba, las únicas que se apuntaron.

El agua fresca mojando mis pies sienta de maravilla. Llevamos andando media hora por la orilla de la playa y ya está atardeciendo. Estábamos en silencio; no era un silencio incómodo, sino tranquilo. Se estaba muy bien. Me encontraba tranquila y relajada, disfrutando de aquel momento.

Seguimos caminando un rato más cuando, a lo lejos en la orilla, el agua estaba ligeramente bañada de un color rojizo.

-¿Qué es eso de allí?-pregunté curiosa.

Caminamos hacia allí para averiguar de qué se trataba. En medio de toda esa agua rojiza había algo flotando. Cuanto más nos acercábamos, más grande se hacía.

-Creo que es un pez.-opinó Alba.

-No, es demasiado grande para ser un pez, por lo menos los que hay por esta playa.-afirmó María.

Llegamos al objetivo. Nos agachamos un poco para observarlo mejor.

-¡Es un niño!-exclamé aterrorizada.

Le dimos la vuelta y comprobamos su cadáver. Llevaba un bañador azul con flores blancas. Tenía un pequeño agujero en la frente. Le habían disparado en la cabeza. Corrimos hasta la torre de vigilancia, que no quedaba muy lejos de allí, e intentamos avisar al socorrista.

-Ayuda, por favor. Hemos encontrado el cadáver de un niño en la orilla.-explicó sollozando Alba.

-Le han disparado en la cabeza.-puntualicé.

-Por favor, calmaros y llevadme junto al cadáver.

Fuimos en dirección a la orilla para indicarle al socorrista donde se hallaba el cuerpo del niño. En ese momento se oyó un disparo y María cayó al suelo. ¡El socorrista tenía en la mano una pistola! Alba y yo corrimos todo lo que pudimos, pero la segunda bala me alcanzó a mí.

Desperté sobresaltada. Intenté orientarme un poco. Estaba tumbada en mi toalla de Roxy, con las gafas de sol y los cascos puestos. ¡Era un sueño! Estaba cansada y con el corazón acelerado. Cerré los ojos e intenté conciliar el sueño.

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