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~ Kyle~

La oficina de mi padre era espaciosa; demasiado espaciosa para mi gusto personal, pero ese siempre fue su estilo; extravagante y costoso. Tamborileé con los dedos una de mis canciones favoritas sobre el escritorio de vidrio, recién pulido por lo que mis ojos podían observar, mientras observaba a la ciudad de Nueva York despertar desde el ventanal. Tarareé un poco; debería estar en la escuela a esas horas de la mañana pero el asunto que me traía a la oficina de mi padre era de suma importancia para mí, y no podía permitirme el lujo de esperar a que estuviera libre para discutirlo, ya que eso podría tardar de tres a cinco años.

La puerta detrás de mí se abrió con un chasquido seco, giré y pude ver como mi padre entraba en la oficina, llevaba puesto su típico traje gris metálico, el cabello rubio peinado hacia atrás y fijado con gel, y sus ojos grises mostraron sorpresa cuando me encontró sentado frente a él.

- Hola. – dije poniendo mi mejor cara de inocencia.

- ¿Qué haces aquí, Kyle? – me preguntó en tono seco con su grave y áspera voz.

- A mi también me da gusto verte, papá. – le dije. - ¿Hace cuánto que no nos vemos? ¿Navidad... de hace dos años?

- Ve al punto. – dijo y ladeó un poco la cabeza.

Suspiré. Había llegado el momento.

- Verás –comencé -, falta poco para mi cumpleaños, y si, sé que dirás que mi cumpleaños fue hace un año, pero, se repiten ¿ok? Vine para pedirte que este año en vez de dinero o cualquier otra cosa que pienses darme, quiero que vayamos con los abuelos a la casa del lago un fin de semana, sólo nosotros...

- No. Eso no es posible. – me interrumpió.

- ¿Qué? Pero... faltan 3 meses, debe haber espacio en tu agenda.

- No, tú no. – suspiró. – Kyle, estoy al teléfono.

Fue entonces cuando me percaté del manoslibres que se hallaba en u oído, asentí y esperé a que colgara.

- Continúa – dijo, pero no hablé. – No. Tú no. Hablo con mi hijo. ¿Decías algo sobre los abuelos?

- Si, quisiera que fuéramos a la casa del lago...

- Bien. – una sonrisa de triunfo se asomó en mi rostro.-, dile que la oferta es la mejor que podemos hacer por una propiedad de ese tipo, también dile que proceda con el pago de inmediato. Bien. Adiós. – presionó un botón en su teléfono y se quedó con la mirada fija en el maldito aparato.

- Papá...- lo llamé esperando que me mirara, cosa que no sucedió - ¡Charles!

Siguió con la mirada fija en su teléfono y yo maldije por lo bajo mientras él comenzaba a teclear al mismo tiempo que caminaba hacia su escritorio para poder sentarse en su silla giratoria de 3,000 dólares.

- Entonces sí, -hablé en voz alta -, me contagié de sida.

- Perfecto. – dijo él sin dejar de mirar el teléfono. - ¿Cómo te fue con eso?

- No estuvo mal. – me cruce de brazos y me recargué contra el respaldo de la silla. – Después fui con Garrett a un barrio de mala muerte y tuve sexo con un travesti. Papá soy gay.

- Genial

- También quería contarte que pienso saltar desde el puente de Brooklyn esta tarde para suicidarme.

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⏰ Última actualización: Nov 08, 2016 ⏰

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