Ese día vendimos el triple que el anterior... o el CUÁDRUPLE... ¡O EL QUÍNTUPLE !
El caso es que batimos el récord mundial de la venta de pañuelos para sonarse los mocos en un día.. ¡DEL MUNDO! ¿Y que reconocimiento nos dieron? Solo un programa en la cadena de informativos menos vista de América. Hicimos una fiesta con todo el personal y estuve todo la fiesta paseándome con mi hija Margaret para felicitar a todos por el buen trabajo. "¿Por qué vas en silla de ruedas?" Te estarás preguntando, pues el caso es que llevo dirigiendo la empresa desde que tenía 40 años, y ahora tengo 90, ¡Y NI SIQUIERA UN RECONOCIMIENTO DE VERDAD, COMO NOS MERECEMOS! Ese día un viejo amigo vino a verme para felicitarme, Mickel, mi antiguo compañero de negocios y ex-mejor amigo.
- ¿Qué tal viejo amigo? veo que la fiesta es la bomba- entró sin permiso en mi despacho, cosa que no me gustó.
-Muy sano, ¿y tú?, ¿cuál a sido tu última víctima?- los matones de Mickel me miraron con cara de pocos amigos.
-Un pobre hombre... pero sabes que ese no es el tema, tú y yo lo sabemos bien- sacó una pistola y me apuntó a la cabeza.
-¿Qué quieres que haga?- mi frente se llenó de sudor y me empezaban a temblar las manos.
-Nuestro amigo, el de negro, me está buscando para llevarme a la sala pero no me reconocerá... quizá... si te hicieses pasar por mi... ¿irías tú en mi lugar?- puso cara de buena gente necesitada de ayuda, lo de necesitado de ayuda, sí, pero buena gente...
-Necesitaré algo -su pistola se acercó más- es el precio por hacerte este favor, quiero que mi familia este lejos de aquí.
-Vale, pero nada más- guardó la pistola y se fue de la habitación.
No podía creer lo que estaba pasando y él tendría que pagar lo que se merecía Mickel, al menos su familia estaría a salvo del de negro. Al salir a la calle, Mick le agradeció su valentía y le dijo el día y el lugar.
-Mañana a las 5:00 en el centro comercial. ¿Entendido?- levantó el puño, pues no había nadie a esas horas por allí.
-Sí, Mick, entendido- me marché hacía el edificio para avisar al chofer e ir al lugar, pero antes de irme miré atrás- pero que sepas que tu momento llegará.
~.~.~.~.~.~.~.~.~.
La hora y el lugar, la figura negra apareció ante sus ojos y el hombre se sobresaltó.
-¿Qué haces tu aquí?-la cara de él no mostraba la boca de donde salían las diferentes voces fusionadas unas con otras, como un coro a destiempo, un coro de graves y ásperas voces.
-Mickel no ha venido, prefiere que venga yo a dialogar con usted- casi se le escapaba "intentar dialogar", pero rectifico a tiempo.
-No te preocupes, no tengo tiempo y no me iré sin probar bocado, tenlo claro James, así que no te hagas ilusiones.
-Lo sé, pero ya ha llegado mi hora, así pues no tardes, por favor- estuve pensando antes de decir nada y al final me decidí a hablar- y si no es molestia, ¿puedo pedirte un favor?.
-Por supuesto, lo que quieras.
-Quisiera que mandases a la Manada para que persiga a Mick, pero que sufra, hasta cuando Venator vea oportuno acabar con él.
-Vale, y si ya estas preparado, voy a proceder a el ritual- se quitó la capucha y su horrible calavera de varias caras confrontadas entre si se movían y crujían, se mostró ante el mortal.
Sacó una bolsa de polvo, la misma que vio el día en que ella murió y Mick no volvió a ser el mismo. Trazo un círculo con tiza alrededor del hombre y dibujó diferentes dibujos con tiza roja sobre la tiza blanca.
-Quod homo sit in infinitum, et in saecula saeculorum obsequio vengaza- así fue como el pilar de fuego púrpura se fue acercando a James y las calveras se giraron hacia él y la guadaña le atravesó, matándolo por siempre.
ESTÁS LEYENDO
Que la muerte te acompañe
SpiritualHistorias enfocadas en la muerte y su personalidad. Las historias tienen personajes "normales".