No hay por qué separarnos

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Nombre: No hay por qué separarnos

Serie: Inazuma Eleven

Pareja: Goenji x Fubuki

Historia/Edición: xlarazondeser

(Descarga directa) "La ultima primera vez" 1/10

Los personajes aquí presentados no me pertenecen, todos son propiedad de Level 5


No hay por qué separarnos

(Goenji Shuuya x Fubuki Shirou)


― ¿Cuánto más piensas estar ahí sentado?

Goenji tan solo sonrió, apenas la quinta hora de un día, de por si aburrido, así lo eran todos de un tiempo para acá, el fin de curso estaba a la vuelta de la esquina y los profesores ya no se preocupaban por enseñarles nada aunque tampoco permitían el "desorden" que alegraría un poco más aquellos aburridos minutos, el sol pegaba fuerte en el centro del patio donde la clase de educación física se llevaba a cabo, un simple partido de fútbol, posiblemente el último rodeados del que había sido su "hogar" por tres años, la gente hablaba y el aire que se respiraba podría considerarse un tanto distinto.

― ¿No piensas jugar? ―preguntaba el peli plata sentándose aún lado de él

―hace mucho calor―respondió sonriendo al ver al chico acercarse

Resguardados bajo los árboles que cubrían el pasillo rumbo al laboratorio de química, tan solo hablando, era quizás ese sentimiento que se apoderaba de todos por aquellas fechas o de verdad el calor estaba afectándoles, de un momento a otro les hacia volverlos locos, podía recordarse tanto, pero en ese momento tan solo lo más valioso era lo que causaba ese extraño sentimiento dentro del pecho.

―va a ser complicado todo esto ¿No?

Al fin aquella pregunta salía de su boca, esa inquietud de la cual ninguno de los dos quería hablar, nadie parecía estar triste ¿Por qué comenzar a estarlo ellos?, era complicado hablar de que tan complicado sería toda esa situación, si, algo como eso.

―estaremos bien―le animó con una sonrisa el peli plata―no tienes por qué preocuparte por cosas como esas

―sé que no debo, pero aun así lo estoy, tú y yo...tendremos que separarnos, estando lejos pueden pasar muchas cosas

― ¿No confías en mí? ―preguntó divertido el chico

―No es eso, Shirou―suspiró―no confío en los demás, alguno puede intentar llevarte de mi lado y yo no...

―te preocupas por cosas tan tontas―se levantó del pequeño borde en donde estaban sentados―aunque debo aceptar que yo también me preocupo por ese tipo de situaciones, pero nada ganamos haciéndolo

Parecía lejano aquel día, ese en el que después de muchos nervios esa propuesta salió de su boca, "¿Quieres ser mi novio?", sonaba sencillo en su cabeza pero a la hora de la practica costó mucho más, el peli crema intentó no parecer desesperado pero la verdad era que lo estaba y mucho, no era un secreto el que, desde hacía tiempo le gustaba y le costó mucho trabajo el por fin decirle de frente.

―lo sé―se levantó también―de verdad no entiendo que hice bien como para que accedieras a salir conmigo

― ¿Todavía con eso? ―la pregunta confundía un poco al moreno mientras comenzaban a recorrer aquel pasillo mirando de reojo a sus demás compañeros, los gritos de gol habían interrumpido por un momento aquella conversación, no era su culpa tener tantas inquietudes en la cabeza y menos a esas alturas―llevamos mucho tiempo juntos como para que todavía te lo preguntes, te lo he dicho, el día que llegué a la escuela fuiste la primera persona que conocí, me sonreíste y desde aquel momento comenzaste a gustarme, no es muy difícil entenderlo

―tienes razón, otra vez―sonrió un tanto nervioso, solía ponerse así cada vez que no encontraba algo inteligente que decir y aún con todo eso sabía que al otro no le molestaba

Dos años, poco tiempo para algunos, pero para ellos toda una experiencia llena de tantas cosas, la mayoría buenas, pero eso no descartaba las malas, habían tenido que salir de muchas situaciones en donde la solución a los problemas se veía lejana, esas tardes simplemente platicando de cosas sin importancia, esas miradas llenas de complicidad en una simple mañana, todas esas sonrisas mutuas y los abrazos siempre correspondidos.

Esa inolvidable tarde en donde su mano tomó la suya, esa en la que lo demás dejaron de existir y en ese momento solo eran ellos dos, donde los nervios y desconfianza se fueron con un beso para nunca más volver, un noviazgo de esos que pasan en la tele, uno en donde la inocencia era más que obvia, no necesitaban nada más que estar juntos los dos, en ese momento era todo, con eso les bastaba, pero ahora todo parecía tomar un rumbo diferente, en una semana las clases terminaban, todos querían eso pero alguna parte dentro de ellos les decía que sería más que difícil.

―voy a extrañar este lugar―dijo Shirou rompiendo el incómodo silencio que al parecer les había atacado―voy a extrañar todo el tiempo contigo, pero no se puede todo, tendremos que conformarnos con vernos los fines de semana, no es tan malo ya que después de todo estaremos llenos de tareas

Tres meses antes le habían informado al peli plata aquella noticia, debía volver a su antigua casa, su padre era nuevamente trasladado y los hermanos Fubuki debían volver junto con toda la familia, los tramites estaban hechos para que obtuviera un lugar en una preparatoria de Hokkaido, eso solo significaba una cosa, tendría que separarse de Goenji, sin importar que dijera, jamás le dejarían quedarse.

―aún con todo eso haremos que funcione―se le escuchó entusiasmado, eso era todo lo que podía hacer por el momento, animarlo y animarse él

El silencio les invadió aquel día, el moreno no podía creer que tendría que dejarlo después de todo lo que había hecho para estar junto a él, pero el acuerdo entre ambos fue al final el querer intentarlo, viajar los fines de semana sería un tanto complicado, pero ninguno de los dos iba a permitirse el desperdiciar aquel sentimiento, mientras ambos sintieran algo no tendrían por qué separarse.

―mejor―le tomó de la mano― vamos a hacer que esto valga la pena, ya después veremos ¿Está bien?

El moreno tan solo asintió a la vez que una gran sonrisa se dibujaba en su rostro, nuevamente los gritos de gol opacaban el tierno "Te quiero" que terminaba aquella conversación, los pasos se hicieron más lentos antes de llegar al salón, el timbre anunciaba una vez más el cambio de clase a la vez que sus ojos permanecían cerrados, el pasillo era testigo una vez más de una de esos torpes besos en donde una sonrisa suele romperlos, algo tan simple como eso.


FIN

No hay por qué separarnosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora