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Emma lanzó la almohada al despertador como de costumbre y pataleo indignada preguntándose porqué no había muerto junto con el fin de semana; se dio media vuelta y aprovechó otros cinco minutos más de sueño que se convirtieron en veinte y pasaron a tener que calzarse dentro del taxi rumbo al trabajo. 

-No va a bajar más rápido si lo aprieta de esa forma- Le escucho decir a alguien mientras ella seguía apretando el botón del elevador.

-Lo hará, créame, nos conocemos bien- Dijo hundiéndolo aún más

-Entonces en ese caso, permita que le  ayude- La voz que pensaba conocer de elevadores tenía mano y ahora estaba justo sobre la de ella-¡Magia!- La mano con voz dijo cuando el elevador por fin se abrió frente a ellos. 

Emma iba a decir que sabía que tenía razón, pero la mano con voz tenía ojos, cabeza, cuerpo y tenía un nombre: Sebastian. Emma abrió la boca y la cerro tantas veces que la mano con voz le pregunto si se encontraba bien. La mano con voz, se pregunto a si mismo si la pregunta no era de por si estúpida, era lunes, nadie estaba bien un lunes. 

El elevador subió hasta el onceavo piso y ambos bajaron a tropezones; Sebastian notó que su compañera de elevador era también su compañera de piso y de cubículo, estaban justo al lado, y aunque él llevaba tres meses trabajando en esa empresa jamás la había visto aunque si la había escuchado llamar por boletas a una emisora para un concierto, encargar tarjetas de cumpleaños y había oído atentamente como trataba de leerle la mano a su jefe con instrucciones de internet. 

Emma buscó entre todos los cajones de su escritorio un espejo y se vio sin acomodarse la maraña de pelo, quería saber en que tan mal estado la había visto Sebastian, era la primera vez que hablaban y esperaba no haberle causado una mala impresión. Se desenredo un poco el cabello con los dedos y se limpio el diente lleno de chocolate. Si la había notado, la decisión más sabía era no enviar la segunda carta anónima.

-¡El correo!- Pensó en voz alta, el correo era repartido en las oficinas los lunes por la mañana y muy probablemente él ya estaría rasgando el sobre y preguntándose quien sería ella, si no enviaba una segunda carta el tema simplemente terminaría ahí, quería ver que cara ponía, tenía curiosidad, pero no podía pasearse a su oficina y no tenía tiempo de abrirle un hueco a la pared como en su momento lo había sugerido Sara. 

-¿Pensando en el raro?- 

-¡Sara!- 

-No,no,no, ya te he dicho que es demasiado raro, nunca sale de su oficina es medio adicto al trabajo y nadie quiere un adicto a la edición de paginas web- 

-Me lo he encontrado en el elevador y no me ha salido más que un gritito ahogado- 

-¡Grr! ¿Qué te hizo para que gritaras?- 

-Shh- Emma golpeo su cabeza con el escritorio- Sabes que las paredes tienen oídos, puede escucharte- 

Sebastian tenía un vaso pegado justo a la pared de Emma, había escuchado algo de un grito y de insinuaciones y también de que él era un maldito chismoso. En su defensa tenía que era la primera vez que hacía eso, que lo hacía porque tenía curiosidad y que si había escuchado antes era por casualidad. 

Rompió los sobres de informes de la dependencia de comunicaciones y de posibles nuevos clientes y dejó para el final uno grande con sello justo en el medio, se veía importante, tal vez por fin habían contestado de la universidad para preparar su posgrado, leyó todo y se llevo para el almuerzo el gran sobre; lo abrió con cuidado y se sorprendió al encontrar una nota minúscula en el fondo:

Instrucciones para utilizar  la impresora:

1. Tienes que esperar a que alumbre la luz del medio.

2. Si se bloquea no la golpees, solo reinicia.

3. A la derecha dice "impresión doble automático" No necesitas darle la vuelta a cada hoja.

4. Lamento si te he asustado

5. Que tengas un excelente día

                                                                                                                                                              Tette

¿Tette? Si su madre no le hubiese insistido en ir a Italia a un campamento de verano, Sebastian podría haber pasado de la firma, pero sabía muy bien que Tette no era un nombre, Tette tenía su propio significado. Si los de comunicaciones se habían querido pasar de chistosos lo habían hecho muy bien, aunque no estaba seguro  de que se hubieran empeñado tanto; "No todo el mundo conoce ese cálido idioma" le retumbo en ecos la voz de su madre, ni siquiera para palabras tan comunes.

Al salir del restaurante tomó una servilleta y garabateó algo en ella antes de pedirle al portero de las oficinas que la dejará en su buzón y se la entregará a quien había dejado el sobre largo la primera vez, no había firmas ni direcciones para responder le dijo encogido de hombros y solo es una nota de agradecimiento añadió ante la evasiva de este. 

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⏰ Última actualización: Jan 04, 2020 ⏰

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De Lunes a Viernes- Capricornio Y PiscisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora