Capítulo 1

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Corría a más no poder, sus cabellos con puntas azules se movían de un lado al otro sin cesar, su respiración agitada podía oírse al ritmo de sus pasos decididos mientras que gotas de sudor comenzaban a caer por su frente.

Al saltar un tronco caído oyó a alguien acercarse más y más, así que giró rápidamente a la derecha, corrió un poco y al ver un árbol bastante alto lo escaló y esperó en una de sus ramas. Aproximadamente diez minutos después vio pasar a Meivon con sus rasgados jeans y calzado negro y su camiseta violeta. 

Aguardó un poco hasta que lo vio alejarse, bajó del árbol y al comenzar a correr a su refugio escuchó unos pasos cerca de ella, estaban demasiado cerca, sintió una mano en su cintura y se detuvo, había perdido.

Giró para ver a Astrid con su negro cabello suelto y sus ojos marrones examinándola, detrás de ella se encontraban dos Meivon, había usado su poder de clonación.

-Creo que con esto me declaro la ganadora del día de hoy, ¿no, Laila?

-Digas lo que digas, no puedes negar que ayer gané las tres sesiones de entrenamiento, As.

-No olviden cuando la semana pasada les ganamos.

-En tiempo record- afirmó el otro Meivon.

-Oh, claro, si contamos las veces que usamos los poderes creo que yo soy la ganadora- declaró Astrid, su habilidad para crear grandes cantidades de niebla alrededor, evitando que las personas pudieran ver algo, era impresionante.

-Siganme, fanfarrones, vamos a explorar- les dijo Laila a los dos al ver que no dejaban de hablar.

Meivon cerró los ojos, inhaló profundamente y su doble se convirtió en una luz que se unió a su cuerpo, mientras que Astrid puso los ojos en blanco Meivon se ubicó a la derecha de Laila mientras que Astrid se ubicó a la izquierda de ella.

Los tres eran grandes amigos que se habían ayudado a salir de las adversidades que tuvieron que soportar a lo largo de su exilio en el bosque, Meivon siempre aportaba la gracia al grupo, Astrid la sensatez y Laila la inteligencia, juntos eran un equipo imparable.

Al seguir por el bosque no vieron nada excepcional, lo mismo de siempre, algunas ardillas, aves, frutos, todo transcurría en paz en el bosque.

Siguieron sin rumbo definido durante un rato, sin nada particular planeado hasta que oyeron unos pasos fuertes desde un lugar cercano. Se dirigieron hacía allí, a medida que se acercaban oyeron algunas voces. Laila y Astrid subieron a un árbol para ver de que se trataba.

Eran dos chicas normales, su ropa común de la ciudad estaba un poco rota, el cabello de la más alta era pelirrojo, mientras que la chica restante tenía una larga trenza rubia que caía por su espalda. No parecían malas personas, ya de por si era raro que los citadinos se internen en el bosque, ni hablar de que lleguen hasta tan lejos.

En ello, oyeron un grito de Meivon, aterradas, bajaron del árbol y vieron a uno de los Meivon tomado del brazo por una planta, mientras que el otro se encontraba intentando cortarla.

-Fue alguien de aquí- dijo el Meivon sujetado por la planta.

Laila tomó el cuchillo de su cinturón y cortó la planta rápidamente, dejándolo libre.

-Hagamos un cuadrado- dijo Astrid.

Los cuatro le hicieron caso y se colocaron formando un cuadrado, hombro con hombro con sus compañeros, preparados para cubrir cada ángulo por si alguien llegaba a acercarse.

Astrid respiró lentamente mientras la niebla comenzaba a envolverlos, en poco tiempo ya no veían casi nada alrededor, pero se encontraban seguros.

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⏰ Última actualización: Mar 06, 2017 ⏰

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