Se abrazó asimismo, tratando de conseguir el mayor calor posible. Miró hacia los dos lados de la calle antes de cruzar para llegar a su destino: La biblioteca del centro.
Desde hace dos meses atrás -aproximadamente- asistía a la biblioteca con frecuencia. Empezó siendo cada fin de semana hasta volverse un hábito diario. Desde pequeño le había gustado todo lo relacionado con libros y la literatura. De hecho, tenía una libreta con varios escritos de su autoría, plasmando en ellos historias diferentes, pero ninguna dejaba de ser tan hermosa como las otras. En ellas escribía sobre sus mil y un amantes o hasta de su propia esposa, a la cual obviamente le era infiel.
A cada una las describía como los seres más hermosos, escribía lo que le gustaba de ellas y que era lo que le había cautivado. Expresando sus emociones y sentimiento hacia las muchachas. Su amada mujer era la que se llevaba el premio mayor con cientos de poemas dedicados a ella y su belleza. Eso sí, mantenía el anonimato y las identidades de las jóvenes en secreto, poniéndoles seudónimos cercanos a sus verdaderos nombres.
Fijándose de que tenía el camino libre y no venía nada, cruzó la calle en pequeños trotes, queriendo llegar lo antes posible, sabiendo que ahí dentro encontraría el calor y la comodidad necesaria.
“Buenas tardes, Harry. Es bueno verte por aquí, pensé que no vendrías hoy” saludó amable la mujer mayor, detrás de su escritorio.
“Igualmente, Mónica. Hoy Mary preparó el almuerzo así que tuve que esperar a que estuviese listo” se encogió de hombros, explicando.
“Entiendo” la mujer dijo. “Puedes pasar, sólo deja tu identificación, ya sabes. Lo de siempre.”
Sacó su billetera en busca de su identificación para entregársela a Mónica y pasar sin ningún problema.
Un ruido desde el otro lado de lugar le hizo llamar su atención. Un chico notablemente más joven que él, con el cabello castaño cayéndole por la frente, ojos azules casi grises y piel color caramelo, se encontraba en el piso tirado junto con unos utensilios de limpieza. Lope sólo negó con la cabeza, divertido por la torpeza del muchacho.
“¿Quién es él?” Preguntó Lope, curioso. “¿Es nuevo aquí? No lo había visto antes.”
“Es Louis, mi sobrino. Le conseguí un trabajó aquí por las vacaciones, estará un tiempo nada más.”
Harry atinó a asentir en comprensión. Entregó su identificación y caminó hasta los anaqueles con libros de poesía. Tomó uno al azar, después se dirigió hasta las mesas, sacando de su pequeña mochila una libreta y un bolígrafo en tinta negra. Abrió el libro y comenzó a leer, tomando algunas notas de sus partes favoritas, o a veces, escribiendo el poema entero cuando en verdad le atraía o le hacía sentir identificado.
Así estuvo un buen rato, quizá horas hasta que escuchó el reloj sonar, indicando que habían dado las 5 pm. Guardó sus cosas y se puso nuevamente su gabardina, no quería morir congelado ahí afuera. Llevó el libro hasta su lugar y tomando de vuelta su credencial, salió del lugar, no sin antes darle una corta despedida a Mónica.
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Lo que restó de la semana hizo lo mismo, iba, escribía uno que otro poema, o a veces observaba al joven de cabellos castaños. Reía en voz baja de él cuando tropezaba con sus propios pies. Otras simplemente lo miraba fijamente mientras que él -Louis- se paseaba por los pasillos de la biblioteca, leyendo entre susurros los títulos de las obras.
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most beautiful angel ❀ ls
FanfictionLouis y Harry se conocen en una biblioteca. 23/03/2017