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ella la miraba desde el otro lado,
inconciente del daño de su silencio.
escuchando el latido de su corazón,
ella buscaba en otra silueta afinidad.
por el temor al apego,
al deseo de antaño,
ella solo la seguía en la oscuridad
de sus pasos.
impaciente de que llegara el instante,
la oportunidad solo para ellas.
pero no la encontraba,
ya que se escondía tras su cobardía.

la otra lloraba constante,
intentando comprender
sus partidas violentas.
culpándose por la
distancia que la deprimía,
buscando en el ayer
la causa de su lejanía.
escribiéndole crónicas,
solo vistas por su mente
cansada de engendrarla.
de a poco se había olvidado
del sabor de sus labios,
(dulce, frutal, amargo, distante)
o de su ante último abrazo
(cálido, eterno, frío, finito.)
proyectaba y planeaba
(en su cabeza)
un encuentro
espontáneo
en el cual podría hacerla suya.
le daría lo que callaría su lamento
y reviviría la chispa pretérita.

pero ella se rehusaba
a creer o soñar.
en el teléfono
se amaban una noche a la vez
y lloraban lo que no fue.
ella pensaba sola y se convencía
de no surcar
de la mano inquietante
de su amante noctámbula.

"¿cuántos versos necesitará,"
cavilaba su amante,
"para brindarme la curva de su cintura y descubrir su atardecer?"
mientras anotaba esta víspera en su cuaderno,
la ve llegar a ella:
cansada, melancólica, marchita.
"te extraño"
y se dieron el infinito
necesario.

versos que gritan tu nombre;Where stories live. Discover now