Calma,
ambiente cálido y corazones helados.
Manos frías y alma ardiente.
Voces rotas y cumbres demasiado peligrosas.
Paracaídas que no se abrieron a tiempo.
Flores mustias en un jarrón roto.
Todos cagando mientras revisan el Facebook.
Situación ansiada e inesperada.
Como tú,
mi más preciada casualidad inesperada.
Jadeos y mareos.
Algo de tequila para justificar el desenfreno.
Para justificar la necesidad humana de huir,
de perdernos de vez en cuando.
Creemos que hemos avanzado y seguimos como en el inicio de los tiempos.
Orgasmos y llantos en cada esquina de la habitación.
Sin tí,
yo no soy yo.
Sin mí,
tú estás incompleto.
¡Y con dos cojones o dos ovarios, cómo se ha hecho siempre!
¿Si no es para adelante, hacia dónde?
El descaro y el atrevimiento cogidos de la mano.
Haciendo de su amor algo que a los demás les resultaba jodidamente extraño.
Algo que se les escapaba de las manos,
y de su comprensión.
Títeres sin escrúpulos,
siervos de la hipocresía.
Me niego a unirme al rebaño.
Es una decepción,
resultó que la mentira se estaba tirando a la verdad en la casa de al lado.
Tú y yo,
éramos,
cómo esos puzles con piezas falladas que no encajan.
Cómo una llave sin su candado,
y viceversa.
Sapos y princesas,
cigarrillos y un par de copas más de la cuenta.
Cuentos de hadas
y mamadas en el baño de la discoteca.
¿Quién quiere más?
Aquí apuestas rápido o han cerrado el casino y tú ni te has enterado.
Ludópatas de corazones.
Juegan con ellos,
ya por necesidad,
o por vicio,
como quieras llamarlo.
Yo no veo,
yo estoy siempre atenta observando.
Y me percato
de que hay mucho hijo de puta suelto,
mucho cuerdo encerrado
y demasiados locos libres governando y cómo siempre haciendo daño.
Todos los puños los recibe el más débil.
Aquél con el que saben que pueden.
No van a entrar en guerra si saben que van a perder.
Es obvio.
¿Sabes?
